Recomiendo:
0

La OTAN sueña con balcanizar a Ucrania y a toda la región de Eurasia

Fuentes: Rebelión

Las continuas provocaciones de los EE.UU. y sus lacayos europeos contra Rusia podrían devenir en consecuencias insospechadas por Occidente. Una guerra civil provocada en Ucrania incumbiría a toda la región en una escalada bélica que traspasaría las fronteras de Ucrania, y tendría lugar en las propias narices de Europa. Muy cerca del fuego para ser […]

Las continuas provocaciones de los EE.UU. y sus lacayos europeos contra Rusia podrían devenir en consecuencias insospechadas por Occidente. Una guerra civil provocada en Ucrania incumbiría a toda la región en una escalada bélica que traspasaría las fronteras de Ucrania, y tendría lugar en las propias narices de Europa. Muy cerca del fuego para ser soportado.

La crisis provocada en Ucrania se ha convertido en la jugada perfecta que mezcla muchos intereses. El lobby gasífero estadounidense, el Complejo Militar Industrial (CMI), necesita del resurgimiento de la Guerra Fría para justificar y asegurar su continua reproducción de sus capitales e inversiones para el desarrollo de nuevos armamentos. También la OTAN, que se complementa con el CMI, necesita expenderse para contener a lo que llaman «la amenaza Rusa» para así asegurar el control de las transnacionales US-europeas sobre la región de Eurasia muy rica en petróleo, gas y minerales raros.

Pero la independencia de Crimea, con su posterior integración a la Federación Rusa sin mayores conflictos, desconcertó a Occidente. Aunque varios políticos europeos y estadounidenses han terminado por reconocer los lazos históricos y éticos que unen al pueblo de Crimea y su territorio con Rusia (luego de 60 años de aquel error cometido por el líder soviético Nikita Kruschev los crimeos hicieron justicia), el juego se ha trabado para los responsables del desastre que vive el país eslavo, donde el futuro de su pueblo promete ser sombrío y doloroso.

Las consecuencias económicas, políticas y sociales que traerán al pueblo ucraniano la receta neoliberal del FMI, ya comienzan a mostrar sus primeros efectos. El 27 marzo la Rada Suprema (Parlamento) de Ucrania aprobó un paquete de leyes llamadas «anticrisis» exigido por el Fondo Monetario Internacional (FMI), y presentado por el primer ministro de Ucrania, Arseni Yatseniuk, para poder obtener el rescate financiero prometido por el mismo organismo valorado en 27.000 millones de dólares. El paquete de medidas incluye drásticos recortes del «gasto» social, desemplear al 10% de los empleados públicos, congelación salarial y subida de impuestos y del precio del gas, etc. [1].

La ilegitimidad del régimen instaurado en Kiev (capital de Ucrania), las medidas aprobadas por la Rada Suprema y la persecución iniciada contra las minorías étnicas de origen ruso (ruso-parlantes ucranianos) por los nazis, terminó por desatar la rebeldía popular en el interior de aquel país.

Las regiones de Járkov, Donetsk, Odesa y Lugansk y otras localidades se levantaron en protestas contra el gobierno de Kiev dirigido por Arseni Yatseniuk, a quien tachan de arribista, ilegítimo, criminal y entreguista. Las comunidades concentradas en el sureste de Ucrania de mayoría étnica rusa, se oponen a la guerra civil, al fascismo y reclaman por un referéndum similar al llevado a cabo en Crimea, pero con base a la propuesta del Federalismo. Ante la negativa de Kiev, los rebeldes proclamaron las Repúblicas Populares, organizaron grupos de defensa, levantaron barricadas y solicitaron públicamente a Rusia apoyo en caso de un posible ataque por parte de los nazis de Kiev.

Las reacciones de EE.UU. y sus aliados europeos en apoyo al gobierno de Yatseniuk no se hicieron esperar. La Alta Representante de la UE para su política exterior, Catherine Ashton, se adelantó a la jugada y responsabilizó a Rusia de los hechos que se desarrollan en el interior de Ucrania [2]. Siguiendo el mismo pulso, EE.UU. acusó a Rusia de promover el separatismo en el país eslavo.

En información divulgada por el gobierno estadounidense, señala que el actual inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, tras sostener una conversación telefónica con su homólogo ruso, Vladímir Putin, le solicitó que «use su influencia» para contener a los grupos prorrusos del sureste de Ucrania, a quienes responsabilizó de «las violentas tomas de edificios gubernamentales en el este de Ucrania». En la misma amenazó a Rusia con nuevas sanciones [3]. En la misma conversación el mandatario ruso también instó a su homólogo estadounidense «a utilizar sus capacidades existentes para evitar el uso de la fuerza y el derramamiento de sangre en Ucrania» [4].

Pero Catherine Ashton, quien conoció de los francotiradores contratados por los golpistas contra el gobierno de Victor Yanukovich, y el gobierno de Barack Obama, que financió a esos grupos, hace alarde del cinismo sin igual. Occidente ha pretendido lavar sus manos del desastre ucraniano para responsabilizar, ahora, a Rusia por lo ocurrido en ese país. La jugada adelantada de Ashton y Obama apoyada por los grandes medios occidentales pretendió ocultar las implicaciones de EE.UU. y la UE en el golpe de Estado contra Yanukovich, y el apoyo que prestan al ilegal régimen instaurado en Kiev controlado por los grupos neonazis (Sector Derecho y Svoboda).

Los hipócritas de EE.UU. y la Unión Europea que ayer apoyaron las revueltas y el golpe de Estado contra Victor Yanukovich, hoy condenan las protestas que hoy tienen lugar en el sureste de Ucrania.

Las declaraciones de la Alta Representante Europea y las del presidente estadounidense se relacionan con las últimas movilizaciones militares de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) con el envío de buques de guerra al Báltico para amenazar a Rusia [5]. Estas acciones, unidas a la reciente visita del director de la Agencia Central de Inteligencia Estadounidense (CIA), John Brennan, a Kiev representan un espaldarazo a las acciones militares iniciadas por el régimen de Arseni Yatseniuk contra esas localidades separatistas del sureste de Ucrania. La OTAN y la CIA han ordenado a sus lacayos que controlan Kiev iniciar la guerra contra los pueblos del sureste.

Occidente podría estar planeando balcanizar a Ucrania y extender el conflicto a toda la región de Eurasia para contener a Rusia. Pero el cálculo podría resultar equivocado y el tiro salir por la culata. Sería un juego peligroso, cuyas consecuencias serían impredecibles incluso para toda Europa.

¿Continuará pensando EE.UU. y Europa que Rusia sigue siendo hoy la misma de cuando Yeltsin y la guerra contra Yugoslavia en 1990? ¿Creerá occidente que Rusia y sus aliados se quedarán nuevamente de brazos de cruzados ante un nuevo conflicto bélico en sus propias narices?

El presidente ruso Vladimir Putin, que se ha mostrado como el más paciente, calculador e inteligente de todos los líderes de la región, entiende la maquiavélica jugada de occidente.

Rusia resurgió nuevamente como potencia y ha debutado campante en el escenario político mundial. Aunque el gobierno ruso ha demostrado ser el mayor interesado en la paz de la región, en la resolución negociada del conflicto Ucraniano -incluso, proponiendo ayudas financiera a Ucrania- y apuesta al entendimiento con los países de la UE, tampoco dudará en utilizar su poder militar para la defensa de sus propios intereses y de su pueblo.

 Notas 

[1] Ucrania aprueba paquete anticrisis

http://www.lavanguardia.com/economia/20140327/54404490731/ucrania-aprueba-el-paquete-anticrisis-exigido-por-el-fmi-para-recibir-rescate.html

[2] La UE responsabiliza a Rusia

http://www.elperiodico.com/es/noticias/internacional/union-europea-responsabiliza-rusia-tension-ciudades-ucrania-3249445

[3] Obama urge a Putin

http://www.efe.com/efe/noticias/usa/portada/obama-urge-putin-contener-los-grupos-prorrusos-este-ucrania/5/50064/2294113

[4] Putin insta a Obama a utilizar sus capacidades

http://actualidad.rt.com/actualidad/view/125221-putin-obama-rusia-derramamiento-sangre-ucrania

[5] OTAN envía buques al báltico

http://actualidad.rt.com/actualidad/view/125459-otan-buques-baltico-patrullas-ucrania

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.