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Francia

¿La paz? No está en el programa de las grandes potencias…

Fuentes: Mondialisation.ca

Traducido del francés para Rebelión por Carlos Riba García.

 * Hace algunas semanas, Oxfam informó de que unas pocas personas poseían tanta riqueza como la mitad más pobre del mundo…

Así pues, en estos tiempos, 3.650.000.000 personas se debaten e intentan vivir; digamos, sobrevivir, para la mayor parte de nosotros…

* Hace algunas semanas en París, en una concentración de los peores responsables de «crímenes contra la humanidad» desfilaron del brazo como grandes amigos después de una conminación del Estado francés y los medios que ese Estado controla para que bajaran a la calle y gritaran «Je suis Charlie» con el pretexto de la «libertad de expresión»…

En ese momento, quienes creyeron que no estaba bien unirse a esa convocatoria del poder han sido considerados sospechosos y, por muchos, llamados a explicarse, siempre en nombre de la «libertad de expresión», por supuesto… Uno de ellos, con solo ocho años de edad y perteneciente al «personal pedagógico» -sí, parece que sí…- ha sido llevado a una comisaría de policía por haber expresado su desacuerdo…

* Hace algunas semanas, la agencia de Naciones Unidas encargada de la ayuda a los palestinos declaró que se había acabado el dinero para la reconstrucción de las 100.000 viviendas de Gaza destruidas el verano pasado en el curso del tercer crimen contra la humanidad cometido en siete años por el ejército del estado colonial de Israel…

En este momento, esta población asediada, encarcelada en su propio territorio hace todo lo posible por sobrevivir a las duras condiciones invernales, andando como alma en pena en medio de los escombros mientras sus hijos se mueren de frío (!);de los 5.000 millones de dólares prometidos durante la conferencia de donantes no ha llegado prácticamente nada, y el Estado colonial israelí anuncia una vez más un enésimo programa de construcción de 450 nuevas viviendas para colonos en medio de un silencio mediático que muy bien podría calificarse de «cómplice»…

* Hace algunas semanas, el ministro de economía [francés] Emmanuel Macron animaba a los jóvenes para que se convirtieran en millonarios para unirse así a los pudientes beneficiarios de CAC 40 cuyos salarios han crecido vergonzosamente en los últimos años… El MEDEF (organización empresarial de Francia), durante unos segundos un poco molesto por esta deriva, prometió que las cosas se iban a normalizar por sí mismas… como se ha podido ver últimamente con una bonificación de cuatro millones de euros propuesta a la llegada del nuevo presidente ejecutivo a [el grupo farmacéutico] Sanofi… sin duda, los paracaídas dorados pactados al principio ya no son suficientes…

En ese tiempo, el gobierno ha concedido un aumento del SMIC (salario mínimo interprofesional de crecimiento) del 0,8 por ciento a partir del 1 de enero, es decir, ocho céntimos de euro por hora para cerca del 10 por ciento de los asalariados…

* Hace algunas semanas, el mundillo político-mediático anunció su sobresalto cuando constató el aumento de los actos antisemitas; la atención general se centró expresa y casi exclusivamente es esta cuestión…

Mientras tanto, los actos contra los árabes musulmanes han aumentado explosivamente (en un 100 por ciento), duplicando los ocurridos en los meses precedentes, en medio de un silencio casi unánime, aparte de las noticias habituales…

* Hace algunas semanas moría, después de 90 años, el rey de Arabia Saudí, un país en el que la palabra «libertad» no tiene sitio en el vocabulario del conjunto de la población femenina y que unos días antes de la muerte del rey Abdallah procedió a la decapitación con sable de una mujer, en plena calle…

Durante el tiempo que siguió al anuncio del fallecimiento del monarca saudí, la señora Christine Lagarde, la funcionaria mejor pagada del mundo en su puesto al frente del Fondo Monetario Internacional, declaró impasible que ese rey «… había hecho mucho por la mujeres de su país, de las que era un gran defensor, y que las cosas avanzaban paulatinamente…»

* Hace algunas semanas, después de la victoria de Syriza en Grecia, los peces gordos de la Troika (UE, BCE, FMI) advirtieron unánimemente de la obligación de devolver lo adeudado por ese país…

Mientras tanto, un estudio greco-estadounidense señalaba la correlación entre las medidas de austeridad y el aumento de los suicidios (de un 36 por ciento) en Grecia desde la aplicación de esas medidas… y a Alemania no le agrada que se le recuerde su deuda de guerra…

… esta lista, que no es exhaustiva, podría seguir hasta el infinito…

Después de los trágicos acontecimientos ocurridos en París a principios del año, algunos participantes, políticos, periodistas, enseñantes y filósofos habituales se plantearon la pregunta: «¿por qué?»… aventurando sobre la marcha una cantidad de respuestas poco convincentes, que hacían juego con deseos, es decir, ciertas promesas de las leyes liberticidas de las que se veía hacia dónde apuntaban… Los gobiernos se aprovechan siempre de este tipo de acontecimientos para tratar los síntomas, jamás las causas; esto les exigiría un cuestionamiento fundamental. Montada sobre esta impostura, a la ministra de educación, la señora N. Vallaud-Belkacem, le pareció normal que un niño de ocho años fuese llevado a comisaría por haber discutido el minuto de silencio impuesto por los representantes del poder. Si una situación parecida se hubiese dado en Cuba, China, Venezuela o Rusia, muchos periodistas habrían condenado a la dictadura que impide «la libertad de expresión»… Si los hechos no fuesen tan trágicos, ¡sería para reírse de ellos!

Como ya se ha dicho en muchas oportunidades, las fabulosas herramientas de información han cambiado la forma en que las personas aprehenden el mundo y lo que en él está en juego. Ocultando oscuramente y adrede aquello que en el mundo siempre es profusamente practicado como una injusticia sin que los ciudadanos sean informados de ello, hoy día se ha convertido en algo casi imposible. ¿Tienen verdaderamente conciencia de esto los responsables políticos, económicos y financieros? A la vista de ciertas reacciones que ha habido, es posible dudar de esto… En un acuerdo casi unánime, la mayoría de los participantes se centraron en la cuestión de la religión: el islam sería la causa de todos los males de nuestras sociedades occidentales, algunos de ellos no paran de machacar que «la integración» es un fracaso; incluso el presidente del CRIF (consejo representativo de entidades judías de Francia), R. Cukierman, llegó a declarar que «… todos los hechos de violencia antisemita son realizados por jóvenes musulmanes». Veamos… Yo conozco un humorista que se ha dejado pillar por menos que eso; ahora todo el mundo comprenderá que, como la Justicia, «la libertad de expresión» también tiene una geometría variable…

Pero entonces… ¿¡dónde estaban el verano pasado esos millones de personas que llenaron las calles el 11 de enero de este año al grito de «contra la barbarie», el eslogan que de ahí en adelante estaría de moda en este tipo de manifestaciones, para denunciar una de las más flagrantes injusticias de estos momentos: ese vínculo privilegiado que mantiene el Estado francés con un país colonial culpable de crímenes de guerra contra una población asediada que no respeta ninguna de las resoluciones de Naciones Unidas y practica el apartheid a la vista de todo el mundo desde hace décadas!? Es inútil buscarlas; solo estuvieron unos pocos centenares, desafiando a ese mismo Estado francés que por boca de su primer ministro prohibía cualquier manifestación de apoyo a los palestinos sitiados, pisoteados por la bota del ocupante sionista… El mismo primer ministro que, en plena deriva autoritaria, soltaba lecciones de «libertad de expresión» a los cuatro vientos, por supuesto en tanto esa «libertad» esté al servicio de la política neoliberal implementada por un gobierno integrado en el eje perfectamente alineado con los intereses estadounidense-sionistas…

En conclusión, no nos dejemos embaucar: ninguna paz, ni social ni internacional, es posible mientras prevalezca la injusticia en este punto. Dicho con otras palabras: en este sistema que, bajo apariencias tramposas, hace todo lo posible para mantener los desequilibrios en los que vivimos e incluso los alimenta para que este estado de cosas perdure en beneficio de unos pocos y a expensas de la enorme mayoría, el camino que todavía hay por delante es largo… La paz será para esos pocos -el mundo al revés- y ciertamente ¡no está presente en su programa».

 

Daniel Vanhove, observador civil, es autor de Si vous détruisez nos maisons, vous ne détruirez pas nos âmes (Ed. M. Pietteur, 2005) y La Démocratie Mensonge (Ed. M. Pietteur, 2008).

Fuente: http://www.mondialisation.ca/la-paix-pas-au-programme-des-puissants/5438402