Desgraciadamente, las consecuencias de las elecciones del 17 de junio encuentran a la izquierda griega tan desamparada ante la amenaza neonazi como lo estaba antes del 6 de mayo. ¿La prueba? El éxito de Amanecer Dorado es presentado como una excepción, como un simple «punto negro» de una situación general por otra parte muy brillante. […]
Desgraciadamente, las consecuencias de las elecciones del 17 de junio encuentran a la izquierda griega tan desamparada ante la amenaza neonazi como lo estaba antes del 6 de mayo. ¿La prueba? El éxito de Amanecer Dorado es presentado como una excepción, como un simple «punto negro» de una situación general por otra parte muy brillante. Es así como prácticamente todas las componentes de la izquierda griega (incluyendo Syriza) describen la situación como un simple ensamblaje de buenos y malos resultados, pretendiendo ignorar que tanto los «buenos» como los «malos» puntos (es decir la aparición y el desarrollo espectacular de los neonazis) forman parte de la misma situación global, que son interdependientes y que tienen un mismo denominador común, la crisis histórica de la sociedad griega, ¡que les condiciona a todos!
La consecuencia de este planteamiento superficial de la realidad social y política griega por la izquierda es que el fenómeno neonazi es asimilado a un … accidente histórico, a algo pasajero y finalmente a un hecho político de importancia secundaria si se le compara con dos grandes acontecimientos del presente: el enorme ascenso de Syriza y el hundimiento del bipartidismo tradicional griego. Sin embargo, los hechos son testarudos y se resisten a tales «análisis». En primer lugar, está la actividad cotidiana de los neonazis, que se hace cada vez más temible, cada vez más agresiva, no limitándose ya a apuntar únicamente a los inmigrantes sino que se extiende ya a los militantes de izquierda e incluso a simples curiosos que se atreven a protestar. En lugar de sosegarse dado que tienen ya una fuerte representación parlamentaria (como lo preveían, más allá de alguna equivocación, varios dirigentes de izquierda), Amanecer Dorado pasa ahora al ataque, desaforado, multiplicando las provocaciones y los ataques en todo el país, y reivindicando públicamente su «derecho» a ¡golpear a quien quiera y cuando quiera!
Luego, están sobre todo las estadísticas, que son aún más terroríficas que los actos de los neonazis. Según estudios serios de los resultados de las últimas elecciones griegas, Amanecer Dorado es todo salvo un «fenómeno pasajero» y «va a constituir un polo poderoso así como un adversario bastante temible para la izquierda, en los próximos años» /1. Sin ninguna duda, afirmamos categórica e inmediatamente: los neonazis griegos no solo se establecen para mucho tiempo en el corazón del paisaje político griego, sino que constituyen ya, con Syriza, la segunda fuerza organizada y en plena expansión allí donde se va a jugar la suerte del país: en los grandes centros urbanos y entre la población más activa y dinámica…
Como subraya el autor del estudio, Christoforos Vernardakis, gran especialista de los partidos políticos y de los comportamientos de la opinión pública griega, «Amanecer Dorado constituye una formación coherente, cuyos resultados electorales presentan una estructura de clase pronunciada teniendo evidentemente una gran homogeneidad ideológica«. La consecuencia de ello es que Amanecer Dorado sea completamente diferente de su precursor, es decir del partido de extrema derecha LAOS, que era no solo «sistémico» en cuanto a sus decisiones políticas sino sobre todo interclasista en la composición de su clientela electoral, con una fuerte influencia en la alta y media burguesía. Según Vernardakis, «Amanecer Dorado presenta una influencia popular más ‘pura’, que se ha expresado incluso en las elecciones de junio con una agenda ideológica más franca que en mayo. La geografía de Amanecer Dorado muestra que se trata de una formación que no será coyuntural en el sistema partidario«.
Estas afirmaciones son corroboradas por el hecho de que el partido neonazi, cuyo resultado electoral nacional de casi el 7% de los votos, no ha variado sensiblemente entre las dos elecciones de mayo y junio, consigue resultados definitivamente elocuentes sobre todo en los barrios populares, las franjas de edad de 25-44 años, y entre los obreros no especializados y los trabajadores precarios (24,5%) así como entre los parados (12,2%). Pero esto no es todo. El análisis de los resultados electorales de Amanecer Dorado hace aparecer una realidad muy reveladora de las intenciones de la burguesía griega cuando atribuye al partido neonazi el 20,3% de los votos de los «patronos y empresarios»! ¡Más de 1 de cada 5 patronos y empresarios griegos vota ya (!) por los émulos de Hitler, por los que hacen públicamente apología de Auschwitz y degüellan en el metro de Atenas a inmigrantes sin defensa!
Estamos aquí ante una realidad espantosa y… muy prometedora para la continuación del drama griego. En efecto, un apoyo así patronal a los neonazis significa: a) que el dinero va ya a raudales a sus cajas, y b) que una parte apreciable de la burguesía griega (+20%) juega ya la carta del fascismo y de sus bandas armadas para contrarrestar el movimiento popular y su fuerza en ascenso que es Syriza. En suma, todo esto significa que se está ya muy lejos de las certezas ingenuas de las que da pruebas la izquierda griega, que persiste en subvalorar el peligro fascista cuando se limita a exorcizarlo con afirmaciones del tipo «el fascismo es algo totalmente extraño a los griegos» o «ahora que (los neonazis) están en el parlamento y los medios hablan de ellos, revelan su verdadera naturaleza y la gente va a comprender y darles la espalda…»
Desgraciadamente, no ocurre así en absoluto. En efecto, todo indica que Amanecer Dorado está muy enraizado en la sociedad griega y sobre todo que la adhesión a sus prácticas y sus objetivos no es en absoluto accidental, epidérmica o pasajera. Por ejemplo, la recuperación de Amanecer Dorado tras un mal momento inmediatamente después de la selecciones del 6 de mayo, es debida no a un pretendido «sosegamiento» de sus prácticas, sino más bien a su decisión muy consciente de hacer pasar sus acciones a un nivel cualitativamente superior de violencia (degüellos cotidianos de los inmigrantes en público, provocación y hechos violentos del nº 2 de los neonazis contra dos diputadas de izquierda «en directo» en un programa de TV, agresiones contra militantes de izquierda y ataques contra locales de los partidos de izquierda, etc.). En suma, lo que ocurre cada día ante nuestros ojos, es exactamente lo contrario de lo que predican los votos piadosos de la izquierda griega: la violencia de Amanecer Dorado contra los inmigrantes y los militantes de izquierda, no solo no hace disminuir sino que… aumenta su influencia y su capacidad de atracción de un lado entre ciertas capas sociales de desheredados y del otro en la burguesía y patronal griegas.
Aún provisional, la conclusión no es pues tan difícil: las dos fuerzas en ascenso del tablero político griego son las que se encuentran en sus dos extremos, en la extrema izquierda y la extrema derecha, Syriza y Amanecer Dorado. Es así como los resultados de las dos elecciones sucesivas griegas vienen a confirmar de forma estridente la tesis y la hipótesis de trabajo presentadas antes de las elecciones del 6 de mayo en nuestro texto «sesenta y siete años después del fin de la Segunda Guerra Mundial y el proceso de Nuremberg, nos encontramos en plena República de Weimar a la griega…» /2: una gran parte de esta sociedad griega arruinada tras dos años de políticas de austeridad bárbara, busca desesperadamente las soluciones radicales a sus problemas de supervivencia en los dos extremos del paisaje político griego.
Dicho esto, es completamente explicable que la razón profunda de la incapacidad de la izquierda griega para comprender el fenómeno Amanecer Dorado y de actuar contra él, resida en su incapacidad para comprender lo que está ocurriendo en lo más profundo de la propia sociedad griega. Es la razón de que el éxito electoral de los neonazis sea descrito únicamente como un simple «punto negro» en un cuadro generalmente positivo, sin que se comprenda que ese «punto negro» es un poco la otra cara de la medalla del éxito fulgurante de Syriza, y sobre todo sin que se comprenda que esos movimientos de péndulo de las masas desheredadas que van de un extremo al otro del tablero político van a continuar mientras la izquierda radical no transforme el actual período prerrevolucionario en período revolucionario…
Pero, hay que confesar que hay ya un obstáculo enorme en el camino que lleva a este transcrecimento del período prerrevolucionario al revolucionario. Ese obstáculo se llama Amanecer Dorado y no es por casualidad que haya sido creado por entero (por los grandes medios, una fracción de la burguesía griega, personalidades de la derecha tradicional griega que califican a Amanecer Dorado como «organización hermana de Nueva Democracia», etc) exactamente para … ¡constituirse en obstáculo al desarrollo del movimiento popular y para el ascenso de la izquierda radical griega! En palabras más sencillas, la izquierda griega debe dejar de exorcizar el mal neonazi con frases vacías del tipo «hay que aislar a los fascistas» y reemplazarlas lo más rápidamente posible por la problemática de la defensa de los inmigrantes y de su propia autodefensa frente a las bandas de criminales desencadenados de Amanecer Dorado.
Sin embargo, es preciso que esté claro que esta «autodefensa» no se improvisa, tanto más en la medida que la palabra misma de «autodefensa» sigue siendo una palabra tabú para la izquierda griega, una palabra que se obstina en no pronunciar. Objeciones del tipo «no vamos a ponernos a su nivel» o «hay que enfrentarse a los fascistas con armas políticas» no aguantan desde el momento en que la violencia neonazi se extiende cada día a nuevos barrios haciendo cada vez más difícil la vida normal de la gente y amenazando las actividades de los partidos y organizaciones de izquierdas. Aquí, ya no se trata de teorías abstractas sino de problemas muy concretos de la vida cotidiana de la gente que la izquierda griega debe reconocer, enfrentarse a ellos y resolver de forma unitaria lo más rápidamente posible. Si Amanecer Dorado llega a prohibirnos salir de nuestra casa, todo lo demás sera palabrería irresponsable de gente que se niega obstinadamente a mirar la realidad de frente…
Finalmente, lo que falta cruelmente a la izquierda griega para que pueda comprender, enfrentarse y combatir eficazmente la peste parda que está levantando la cabeza, es la memoria y la comprensión de lo que ocurrió en Alemania -pero también en Italia- en los años 20 y 30. Sin la experiencia y las lecciones de esa época, la izquierda griega está condenada a improvisar y a dar vueltas en redondo frente a unos neonazis que dan ya la impresión de avanzar siguiendo escrupulosamente las líneas directrices del manual original del nacionalsocialismo. Pues, hay que admitirlo, la situación actual de Grecia presenta ya similitudes crecientes con la de la Alemania de antes del fin de la República de Weimar y el ascenso de Hitler al poder. Parece increíble, pero, desgraciadamente, ¡es así! Entonces, mientras perdure la incomprensión del fenómeno Amanecer Dorado como producto de su época (de crisis económica, social y política terminal), ese «fenómeno» continuará sin problemas su fulgurante desarrollo. Así pues, atención: no estamos aún mas que en los comienzos de esta historia que promete pesadillas para el futuro si la izquierda griega continúa viendo en Amanecer Dorado un simple «anacronismo» pasajero condenado a desaparecer en cuanto la gente se de cuenta de su naturaleza reaccionaria y malsana. No, los neonazis griegos son mucho más que eso, pues constituyen ya un verdadero movimiento radical popular dotado de sus grupos paramilitares y que además goza del apoyo (político, mediático, financiero…) de una fracción muy importante de la burguesía griega.
La conclusión es voluntariamente alarmista. La izquierda griega debería haber hecho su autocrítica por haber dejado a la serpiente neonazi salir de su huevo. No lo ha hecho, y ahora continúa en la misma tónica suicida pretendiendo enfrentarse al mal exorcizándolo, como si se tratara de un simple… espíritu maligno y no una muy real fuerza material que intenta la destrucción del movimiento obrero por todos los medios. Hace solo 3 meses, decir que Amanecer Dorado podría obtener el 7% de los votos parecía una enormidad digna de un escenario de política ficción. ¿Quién osaría hoy excluir que ese mismo «escenario de política ficción» no nos reserve otras sorpresas, aún mayores y sobre todo más dolorosas?
Notas
1/ Ver artículo y cuadros de Christoforos Vernardakis en el diario Avgi del 24/06/2012
2/ http://www.cadtm.org/Soixante-sept-ans-apres-la-fin-de
Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR