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Ucrania utilizada de palanca contra los ciudadanos de la UE

La población de la Unión Europea: ¿cañones o mantequilla?

Fuentes: Rebelión

Fraguó la dicotomía como imagen de la elección de los gobernantes entre producir aquello que en tiempos de paz va envejeciendo y quedando obsoleto sin uso productivo alguno, representado por los cañones, y, en sus antípodas, la producción de bienes aprovechables por los habitantes, cuya imagen se resume en la mantequilla. Una sociedad amenazada puede inclinarse a aumentar la producción de los primeros a costa de desatender los segundos. El busilis estriba en que haya amenaza real y no un cuento inventado para amedrentar a la población y engañarla.

Sentemos las premisas objetivas, al margen de toda interpretación: 1) Ucrania no pertenece a la UE ni a la OTAN. 2) La UE no ha recibido ninguna amenaza manifiesta de Rusia ni de otro Estado, ninguno de los Estados de la UE, ni siquiera los fronterizos con Rusia, han sido amenazados por esta. 3) Salvo que se desvele lo contrario, la UE fue arrastrada por la administración Biden de los Estados Unidos a tomar partido contra Rusia; si bien, a la vista de los acontecimientos que se han ido conociendo, especialmente por la participación activa del Reino Unido en operaciones terroristas en territorio ruso, diseñadas y dirigidas por su personal militar y de los servicios de inteligencia, podemos pensar que ha habido connivencia desde el inicio.

Se puede opinar sobre si fue la población la que pidió a Rusia que interviniera en el Donbass para proteger a los ciudadanos rusoparlantes, y prorrusos mayoritariamente, o si fue una estructura de milicias autóctonas del Donbass quien lo solicitó para salvar a los ciudadanos bombardeados por el ejército de Ucrania, que se suponía creado para defender a sus ciudadanos de ataques externos y no para atacar a sus propios ciudadanos. La cuestión es que los famosos acuerdos de Minsk, que Rusia aceptó resultaron ser una estratagema para armar a Ucrania incumpliendo dichos acuerdos, como reconoció públicamente Ángela Merkel.

En ningún momento Rusia ha proferido amenazas a ningún país de la UE, y, a mayor abundamiento, tanto ésta como los EE. UU. Han considerado que el ejército de Rusia no tenía capacidad para vencer a Ucrania (con el apoyo de trastienda de países de la OTAN), ¿cómo, pues, considerar ahora que pudiera ser una amenaza contra la UE que obligue a ésta a armarse hasta los dientes? Y no habiendo amenaza objetiva ni subjetiva, ¿a qué gastar dinero en favor de un país, Ucrania, reputado por otras cosas que no por sus virtudes democráticas ni por una limpia ejecutoria anticorrupción, por decirlo suavemente.

En realidad, progresivamente hemos podido ir viendo desmoronarse la creencia en nuestras propias instituciones, pues se ha admitido que surjan decisiones en órganos no representativos de la voluntad popular, cual es la Comisión europea; y ahora nos vienen con la milonga del gasto en armamento y estructura militar imprescindible para enfrentarnos a amenaza (inexistente) de Rusia. El asunto se ha ido abriendo paso en la medida en que la población ha ido encajando los discursos orquestados desde los diversos poderes, silenciando las voces críticas en los medios de opinión, que parecen todos lo mismo y sólo uno (¿este es el cuarto poder? Sí, el poder de los gobernantes, no el de los ciudadanos). Mientras se han utilizado artimañas como recurrir a los beneficios de los activos rusos secuestrados para financiar una parte y se han arañado de otras partidas de los presupuestos públicos, la población se ha resignado. Veremos si reacciona o no a los planes que ya se están diseñando para el largo plazo, válganos de ejemplo el francés, que se ha mostrado a través de una Nota flash (N.º 2, mayo 2025) intitulada Comment financer le réarmement et nos autres priorités d’ici à 2030?, cuyo editorial firma Clément Beaune, Haut-commissaire au Plan-Commissaire général de France Stratégie. Él subraya que el esfuerzo a realizar se aproximaría al 3,5 % del PIB de ahora hasta 2030, lo que supondría doblar el presupuesto de defensa francés, crecimiento inédito desde la postguerra.

¿Cómo financiarlo? Y aquí la Nota flash revela las fuentes posibles, que, a buen entendedor, bastarán pocas palabras: 1.º) Reducción de otras partidas, particularmente en prestaciones sociales y en función pública; 2.º) Aumento de impuestos, de los que se reconoce consecuencias negativas para la actividad económica; 3.º) Crecimiento de la tasa de empleo, de la que se adelanta su dificultad a corto plazo y 4.º) Recurrir a financiación europea por la vía del endeudamiento común, con dificultades jurídicas y políticas pero que mutualizaría el esfuerzo con los miembros de la UE. El que bien entienda verá lo poco atractiva de la segunda, la dificultad de la tercera, quedando dos: o el mayor endeudamiento (esta vez compartido con otros miembros de la UE, a sabiendas de que hay países poco o nada dispuestos) o la reducción de ayudas sociales y de la función pública. Hemos de reconocer que el contexto es favorable a esta última, pues ya las clases medias están cansadas de pagar ayudas sociales no exentas de corrupción y que consideran a la función pública como un asidero que no se padece equitativamente el sufrimiento colectivo.

Lo que decimos de Francia, vale para el resto de países de la UE en buena medida. De la opción cañones o mantequilla, es fácil la decisión: mantequilla, y apartar a los actuales dirigentes políticos que defienden los cañones, que están entregados a los intereses de la industria armamentística. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.