Un hombre ghanés denunció hoy ante los medios de comunicación italianos haber sido golpeado e insultado por la policía de la norteña ciudad de Parma, que lo detuvo de forma injustificada en un operativo contra la venta de droga al menudeo. Eridiana Bosnu Emmanuel Foster, de 22 años de edad y originario de Ghana, también […]
Un hombre ghanés denunció hoy ante los medios de comunicación italianos haber sido golpeado e insultado por la policía de la norteña ciudad de Parma, que lo detuvo de forma injustificada en un operativo contra la venta de droga al menudeo.
Eridiana Bosnu Emmanuel Foster, de 22 años de edad y originario de Ghana, también presentó una denuncia ante los carabineros locales por los hechos ocurridos el lunes.
El joven compareció ante medios de comunicación con un ojo morado y otras heridas para denunciar la presunta agresión, efectuada por siete agentes de la policía municipal de Parma, que dijo- lo insultaron. ( «Negro de mierda») .
Aseguró que los hechos ocurrieron la tarde del lunes en un parque de Parma, donde improvisamente fue atacado por dos hombres, que resultaron ser policías y lo golpearon cuando intentó escapar.
Llevado a una comisaría, donde fue desnudado y vejado por otros policías, el ghanés dijo haber recibido sus documentos de identidad en un sobre en el que estaba escrito la palabra «negro».
Tras conocerse el caso, el departamento Nacional Antidiscriminación abrió una indagación, los mismo que el Ministerio de Igualdad de Oportunidades y el municipio de Parma.
En otra comisaría de esa ciudad, el mes pasado fue tomada una fotografía que dio la vuelta al mundo en la que aparecía una prostituta africana semidesnuda y tirada en el piso tras ser arrestada por la policía.
Este hecho se suma al ocurrido la semana pasada en la misma ciudad:
¿Adónde va Italia?
La imagen que se vio el pasado mes de setiembre en la prensa de la inmigrante nigeriana semidesnuda y abandonada en su celda de Parma devuelve a la primera página de la actualidad la política de inmigración del Gobierno de Berlusconi.
Estas agresiones ocurren tras la aplicación del decreto ley sobre seguridad aprobado por el gobierno Berlusconi, que preveía un delito de inmigración clandestina y que prevé que la policía municipal desempeñe funciones de policía judicial en situaciones de delitos flagrantes. El decreto ley sobre seguridad concede asimismo poderes especiales a los alcaldes en materia de seguridad. Algunos han publicado ordenanzas de lo más variopinto en estos meses: en Voghera, prohibido sentarse en los bancos de la plaza a partir de las 23 en grupos compuestos por más de tres personas; en Cernobbio, quienes quieran ser residentes, así como todos los recién casados, deberán aceptar una inspección higiénico-sanitaria en casa; en las calles del centro de Génova no se podrá pasear con una botella o una lata, so pena de 25 a 500€; en Verona, sanción de 500€ a quienes ensucien paredes y monumentos y prohibicion del uso de un pabellón industrial como mezquita; en Silvi (Teramo), multa de 500€ tanto a las prostitutas como a sus clientes. La lista es larga.
Parece que la nueva clase dirigente italiana tiene la memoria de los peces; o tal vez la memoria les funcione bien y realmente el objetivo sea devolvernos a todos a los peores años de la historia reciente de Europa y recuperar conceptos como el de la pureza de la raza.
No estaría de más que revisaran su historia más reciente y recuerden que ellos mismos han sido, en otro momento, emigrantes, y que existen, aún hoy, comunidades italianas importantes en muchos países.
Deberían recordar el decisivo papel que ha jugado esta comunidad de emigrantes en el desarrollo económico de su propio país. Si el trato recibido por éstos en sus países de acogida hubiese sido similar al que ellos dan ahora a los inmigrantes, la historia de Italia se hubiese escrito de otra manera y la de Estados Unidos (por ejemplo) también.