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Inglaterra

La privatización de la mente, la pobreza de la imaginación y los disturbios

Fuentes: The Dream of Safety

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

[Winston Silcott en su introducción, señaló que si Londres tuviera un Estado de bienestar como Suecia, tal vez los disturbios no habrían tenido lugar]

Gilroy: No quiero que nos pongamos demasiado románticos sobre Escandinavia… [Aplausos]. La última vez que estuve en Malmö había un francotirador con laser que disparaba a gente de color en las calles.

Quiero decir algunas cosas en solidaridad con la gente que ha sufrido, las familias, incluida la familia de Mark Duggan, que han perdido tanto. Esta mañana estaba sentado en el tribunal del magistrado en Highbury, viendo como el magistrado condenaba a meses y meses a personas que no tenían antecedentes criminales incluso antes de escucharlas. Y esos jóvenes, algunos no estaban con sus familias sino solos, no podrían haber sido defendidos con éxito ni siquiera por alguien como Michael Mansfield. Es una vergüenza lo que está pasando allí. Para gente que ha sido acusada de desorden violento, 2 de cada 3 han sido condenados a prisión preventiva, y eso es un escándalo, no justicia.

Hemos oído con mucha sorpresa a nuestros dirigentes políticos que dicen que no sabían que eso ocurriría. Utilizo Twitter, y espero que vosotros también, porque es una forma útil de obtener noticias ahora, cuando no miramos tanta televisión. Una persona que sigo en Twitter es al dirigente de la federación de la policía. El dirigente de la federación de la policía ha estado diciendo consistentemente que fue a ver a Theresa May [Secretaria del Interior] en la primavera de este año, antes de que comenzaran las protestas estudiantiles. Fue a verla después de la elección y le dijo que habría problemas, y ella lo desestimó y dijo que era alarmista. Por lo tanto pienso que deberíamos explorar este problema de lo que significa pretender que no se sabía que algo iba a suceder, cuando en realidad se sabía.

La pregunta es supuestamente si hubo política en estos disturbios, o si solo fue un grito pidiendo ayuda o un grito por cosas. Y pienso que la pregunta no debiera ser si hubo política en estos disturbios y saqueos, sino que ¿hay política en este país? Porque cuando se tiene a tres partidos que dicen lo mismo… [Aplausos]… no hay política en Gran Bretaña. Hay una especie de entretención, un poco de teatro, que es presentado a la gente, ante lo cual existe una situación desesperada, que solo puede empeorar y no puede ser simplemente entendida desde una perspectiva local. No puede ser entendida simplemente por lo que sucede aquí – tenemos que pensar en lo que sucede en otras partes del mundo afectadas por la crisis.

Stafford Scott escribió un análisis muy lúcido y muy brillante en el periódico sobre lo que pasa, y consideró una serie de indicadores para tratar de comprender lo que ocurre alrededor de nosotros: cifras de desempleo, cifras de exclusión de las escuelas, cifras de detención y cacheo… En términos de estas cosas, las cifras son tan malas o peores de lo que eran hace treinta años.

Por lo tanto la tentación es decir que es el mismo juego que hace treinta años, o veinticinco años, y no es el mismo juego. Por ejemplo, la policía admitió que había realizado cien mil allanamientos según la nueva legislación por terrorismo, ¡y que de esos cien mil allanamientos no uno, ni uno solo, produjo un arresto según la legislación antiterrorista! Por lo tanto pienso que hay que recordar que el juego ha cambiado.

Y en 1981 había un sentido de que sabían que había áreas particulares de Londres que eran sitios que podrían estallar en todo momento, y que la solución era algo muy complejo, que involucraba vigilancia suave, y escuelas, etc. Y lo que hemos visto desde 1981 es la militarización de esa estructura. El sistema de justicia criminal y los sitios de encarcelamiento se han convertido en lugares más negros y morenos – los grupos de personas encarcelados en este país representan un fenómeno desproporcionado.

A mí esos datos no me muestran, no me sugieren, que la gente, nuestra gente, sea más criminal que cualquier otra. Lo que me sugiere es que ha sido sometida a procesos de criminalización.

Ahora bien, en 1981, se podía hablar de racismo. Un juez recibió la tarea de ver cómo se desarrollaron los eventos de 1981 [disturbios en Brixton, Handsworth, Leeds y Liverpool]. Dijo que tuvo que discutir el tema del racismo en su informe. Como era de esperar dijo: «¿qué racismo institucional?» – no soy uno de sus amigos; solo digo que, tuvo que encarar ese tema. Y ahora estamos en una situación en la que todos dicen: «¿oh, racismo? Eso se acabó. Eso era antes.» Y no creo que sea así.

Cuando uno contempla la capa de dirigentes políticos de nuestras comunidades, la generación que creció durante esa época hace treinta años, muchos de ellos han aceptado la lógica de la privatización. Han privatizado ese movimiento, y han vendido sus servicios como consultores y administradores y entrenadores de la diversidad. Han vendido sus servicios a la policía, los han vendido al ejército, los han vendido al mundo corporativo… Ved algunos de sus sitios en la web y veréis cuán orgullosos están de sus clientes. Y eso significa que, en muchas áreas, la pérdida de experiencia, la pérdida de imaginación son un fenómeno masivo. Por lo tanto los jóvenes en los tribunales en la actualidad no tienen una campaña de defensa. Todavía no tienen una, pero espero que se desarrolle.

Por lo tanto, gran parte de ese liderazgo ha sido canalizado al gobierno local, y ha formado una especie de «consultariado». Y si queréis comprender lo que eso significa, tenéis que mirar hacia sitios como Sudáfrica, donde, en el proceso después del apartheid, todo un estrato de militantes, todo un estrato del pueblo fue y obtuvo sus pensiones, y vendieron esto, y vendieron aquello, porque el gobierno, al cambiar esa sociedad, pensó que tener una clase media negra era el camino para hacer las cosas. Bueno, así no va a funcionar aquí. [aplausos]

Esa privatización es también una privatización de la mente. Porque en 1981 no había ordenadores, no había teléfonos móviles, de modo que la gente no tenía toda esa distracción digital. No había pornografía saturando el mundo por el que se mueven los jóvenes, no había un sitio donde colgar tus vídeos. Son grandes cambios. Nos señalan algo que es

importante para comprender la diferencia entre entonces y ahora.

La diferencia entre 1981 y ahora es que la relación entre la información y el poder ha sido cambiada, y nuestras tácticas para comprender nuestra defensa de nuestras comunidades tienen que tomar en cuenta esos cambios. Y eso significa que tenemos que pensar con mucho cuidado en cómo nos involucramos con los medios. Estoy muy contento de que haya personas presentes que son distribuidores independientes de información y noticias, que circulan lo que pasa aquí y circulan interpretaciones de lo que ha pasado en este país. Tenemos que hacerlo llegar a gente afuera de nuestro país – tenemos que internacionalizarlo. Tenemos que pensar en cómo la tecnología puede trabajar para nosotros. Y los medios no son algo transparente.

Porque lo que pasa en la digitalización de los medios y la privatización es la contracción y el empobrecimiento de nuestros medios. La gente habla de «idiotizar» -no tiene que ver solo con idiotizar- es algo diferente. Y eso significa que hay un control mucho más estricto sobre lo que se puede decir.

Y esa tecnología que es tan diferente de la de 1981 también forma parte de lo que quisiera llamar, esta noche, una seguricracia, que nos gobierna a través de la seguridad. Y eso significa que el ADN en vuestros cuerpos, en vuestras bocas, en frotis de ADN, las cámaras de CCTV que nos rodean aquí… Y, y es otra característica interesante de la semana pasada, la forma cómo funciona la operación del sesgo. Los medios, de propiedad de gente como Murdoch, tienen una «hora de oro» después que se conoce la historia, en la que pueden amañarla, y entonces esa historia amañada crece, como una bola de nieve que rueda por la ladera de un cerro.

Lo que tenemos que comprender es que esto no sucede por accidente. Estas cosas son técnicas para que la información tenga sentido, y tenemos que aprender de ellas.

Una de las otras diferencias entre ahora y hace 30 años, ahora y hace 25 años, es que los disturbios ya no son solo un asunto de negros y blancos. Es una historia que es complicada por toda clase de cambios en nuestras ciudades y nuestras comunidades. Es una historia que ha sido complicada por el desarrollo del Islam político en nuestras comunidades – quiero decir, si no hubiera sido Ramadán, quién sabe qué tipo de eventos diferentes se hubieran desencadenado.

Y ya no es una historia que pueda ser explicada solo mediante la referencia a una historia caribeña, porque la mayoría de la población negra actual en nuestro país es gente de origen africano, con una gama de diferentes experiencias, una gama de diferentes historias y motivos para estar aquí. Tenemos una cantidad de dueños de pequeños negocios, comerciantes, muchos de los cuales son inmigrantes que llegaron de otro sitio, y que están adoptando la posición que la gente que posee negocios siempre ha adoptado, y no es sorprendente que ellos llamen al vigintalismo y a otras cosas para proteger su propiedad.

Nuestra situación se hace compleja en un sentido diferente por la presencia de gente de Europa Oriental. Quiero decir, la mujer que saltó por la ventana en Croydon – ella había venido de Polonia a trabajar en Libralandia, porque era una vida mejor. Imaginad lo que eso quiere decir, llegar de Polonia a trabajar en Libralandia, por un salario mínimo, buscando una vida mejor.

Por lo tanto, también tenemos que reconocer esas diferencias.

El gobierno quiere introducir nuevas leyes para criminalizar el uso de máscaras. La única gente que realmente se puede salir con la suya usando máscaras en nuestra sociedad ahora mismo es el grupo de apoyo territorial [de la policía metropolitana]. [aplausos] No oigo que Jack Straw diga: «No puedo ver sus caras». [risas] Por lo tanto eso me sugiere que existe un doble rasero en esto, y tenemos que insistir en eso.

Y, seguro, hay pandillas en Londres, pero esto no trata de pandillas. Y pienso que Gary ha mencionado un buen punto sobre EE.UU. Hemos estado hablando de pobreza, y una de las peores formas de pobreza que han creado nuestra situación es la pobreza de la imaginación. Y lo que pasa en este país, y es algo que muchos de nosotros en nuestras comunidades compartimos con [el primer ministro conservador] David Cameron, nos guste o no. Cuando sentimos el impacto de nuestra pobreza de imaginación, nos dirigimos hacia lo que pensamos es el futuro, y eso es siempre EE.UU.

Nunca pensé que un foro público estaría de acuerdo con Sir Hugh Orde, el jefe de policía de Irlanda del Norte, pero él diría claramente que no se trata de una situación que vaya a ser eliminada por la infiltración de técnicas estadounidense. Y pienso que tiene razón. Pienso que debemos recordar eso antes de pensar que el escenario de Entrenador Carter forme parte de nuestro futuro y sea la solución de los problemas que enfrenta nuestra juventud. [aplausos]

Si vamos por ese camino, nos orientamos hacia una sociedad que funciona sobre la base del encarcelamiento masivo. Y eso no tiene solo que ver con prisiones más grandes y más abarrotadas, convirtiéndolas en máquinas para ganar dinero de corporaciones privadas, sino también con convertir vuestras escuelas en prisiones, y convertir vuestras calles en prisiones, y convertir vuestra comunidad en algo que se parece mucho más a una prisión. Y no queremos esa sociedad basada en el encarcelamiento masivo. Ese no es nuestro futuro. No somos estadounidenses, no somos estadounidenses.

Por último, sugeriría que pienso que tenemos que poner a David Lammy bajo una cierta presión para que controle nuestra información, y no vaya simplemente corriendo a Sky News y la BBC. Tenemos que poner a nuestros representantes políticos bajo una cierta presión. Yo vivo en Finsbury Park, no tan lejos de Tottenham, de modo que sé dónde vive David Lammy. Es una especie de agitador extraño en vuestra comunidad. [risas]

Lo último que quiero decir es que en 1981 y 1985 sabíamos que enfrentábamos a un sistema. Comprendíamos las partes interconectadas. Cuando hablo de pobreza de la imaginación, quiero decir que estamos pensando como gente que enfoca estas cosas a través del prisma de un mundo privatizado. Solo pensamos en estas cosas como individuos, y no las vemos conectadas. La semana pasada ha sido una clase asombrosa, un texto elemental, para darnos la oportunidad de comprender cómo estas cosas funcionan actualmente. Recordáis esa fiesta que todos tuvimos, en los Cotswolds…y todos estaban ahí, los Milibands estaban ahí, los laboristas estaban ahí, la gente de la televisión estaba ahí (no los de la tierra de David Starkey sino los de Channel Four News), y todos estaban ahí juntos, y nos dicen algo cuando se congregan todos de esa manera.

Nos dicen que son una clase. Y piensan y actúan y se conducen como una clase. Charlan entre ellos, se casan entre ellos, van a los mismos sitios…Y si queremos actuar como un cuerpo, si queremos actuar en armonía, tenemos que aprender algo de la manera como se comportan, incluso si cuestionamos lo que hacen.

Esas son las partes que puedo ver en este sistema, el papel de la información, de la policía, de la privación, de la desigualdad…Y tenemos que aclarar que poseemos los recursos que necesitamos en nuestra comunidad – solo tenemos que utilizarlos de una manera diferente. Gracias.

Fuente: http://dreamofsafety.blogspot.com/2011/08/paul-gilroy-speaks-on-riots-august-2011.html

Paul Gilroy es licenciado en Sociología por la Universidad de Sussex en 1978, se doctoró en Filosofía en 1986 por la Universidad de Birmingham. Ha sido profesor de la Universidad de Essex, del Goldsmiths College y de la Universidad de Yale en estados Unidos. Es profesor de Teoría Social en la Escuela de Economía de Londres.

Sus libros tratan del arte y cultura en general y de la música en especial de la cultura afro-americana. Se extienden al racismo, nacionalismo y origen étnico de la misma, con especial énfasis de los fenómenos postcoloniales. [Lecturalia http://www.lecturalia.com/autor/3267/paul-gilroy]