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El conflicto en Sri Lanka

La resaca del «tsunami»

Fuentes: Gara

En febrero del 2002, el Gobierno cingalés de Sri Lanka y los Tigres de Liberación de Tamil Eelam (LTTE) acordaron un alto el fuego al largo conflicto que les enfrentaba desde hacía décadas. Este importante paso auspiciado por la mediación de una delegación noruega sufrió un serio revés en abril del 2003, cuando los representantes […]

En febrero del 2002, el Gobierno cingalés de Sri Lanka y los Tigres de Liberación de Tamil Eelam (LTTE) acordaron un alto el fuego al largo conflicto que les enfrentaba desde hacía décadas. Este importante paso auspiciado por la mediación de una delegación noruega sufrió un serio revés en abril del 2003, cuando los representantes del LTTE anunciaron una ruptura de las negociaciones. No obstante, este movimiento no supuso la ruptura oficial de la tregua, a pesar de que ambas partes han violado el alto el fuego en ocasiones puntuales, al mismo tiempo que otros obstáculos se interponen en el camino emprendido hace tres años.

La actual situación de este conflicto es bastante difícil, como han señalado algunos miembros de la comunidad tamil, «ni paz, ni guerra». Pese a todo no parece que se vaya a producir un colapso definitivo del proceso de paz, a pesar de la escalada de la tensión. En estos momentos, todas las partes coinciden en señalar como prioridad absoluta la recuperación de los efectos del tsunami, a pesar de que en este punto, las divergencias entre los diferentes actores son evidentes.

Para solventar esos encontronazos, desde el LTTE se propone la puesta en marcha de un Mecanismo Conjunto que permita la distribución equitativa y justa de las ayudas internacionales que se están recibiendo para combatir los destrozos del tsunami. De esta forma sería esta autoridad político-administrativa la que encauzaría los esfuerzos para la reconstrucción de las zonas afectadas. Y aquí está uno de los problemas, fundamentalmente para el gobierno cingalés. Gran parte de la costa afectada está bajo control del LTTE, y su presencia se hace más que necesaria para poder llegar a la población de esas regiones, y esto es algo que la mayoría de ONGs y gobiernos extranjeros han aceptado como obvio.

Recelos

En esos meses se han sucedido una serie de movimientos gubernamentales que han encendido aún más las protestas de los representantes tamiles. En primer lugar, la negativa del gobierno de Colombo para que Kofi Annan visite las zonas tamiles devastadas (argumentando motivos de seguridad, que contrasta con los permisos concedidos al enviado europeo o japonés). La excesiva centralización de las ayudas por parte del gobierno central también es rechazado por el LTTE, al tiempo que se denuncia la declaración del estado de emergencia en las regiones tamiles como un intento de controlar la población y permitir el despliegue del ejército de Sri Lanka.

A ello cabría añadir el gasto multimillonario que ha realizado el gobierno de Sri Lanka para comprar armamento a Irán y Pakistán, lo que es interpretado por los dirigentes del LTTE como un serio movimiento contra el proceso de paz. Y finalmente no hay que olvidar la presencia militar de EEUU en la isla (más de mil marines) que bajo la bandera de la «lucha contra el terror» genera importantes recelos en la comunidad tamil.

También la propia situación política de Sri Lanka está condicionando todo movimiento, tanto en el proceso de paz como en la reconstrucción del país. La coalición gubernamental no atraviesa sus mejores momentos. Uno de los socios de gobierno, el Janatha Vimukthi Peramuna (Frente de Liberación del Pueblo, JVP), que en otros tiempos defendía una política comunista, pero que en la actualidad representa una de las imágenes más reaccionarias del chovinismo cingalés, se opone a cualquier «concesión» al pueblo tamil, y amenaza con la ruptura de la coalición.

Pero tanto el partido de la presidenta Kumaratunga, el Sri Lanka Freedom Party (SLFP), como el principal partido de la oposición, United National Party (UNP), apuestan por seguir avanzando en el camino iniciado hace unos años. No obstante, también hay quien apunta al posible intento de manipular los efectos de la reconstrucción con fines políticos y electorales, pues ambas formaciones tienes sus ojos puestos en las próximas elecciones presidenciales. Esto ha llevado a algunos analistas locales ha señalara que «las elites locales estarían dispuestas ha aprovecharse del sufrimiento y la miseria de los cientos de miles de afectados por el tsunami para conseguir sus objetivos políticos. Estarían jugando a política sobre los cuerpos muertos de su pueblo».

OBSTACULOS

Como todo proceso de paz, éste también está sujeto a la existencia de obstáculos que van sucediéndose desde su puesta en marcha. Recientemente, desde el gobierno de Colombo se ha querido devolver las acusaciones de rearme, al señalar que el LTTE contaría en estos momentos con capacidad aérea (al menos dos aviones), lo que quieren presentar como una prueba del «rearme» tamil.

Pero tal vez la situación militar más delicada se ha producido a partir de marzo del año pasado, cuando un importante cuadro del LTTE abandona éste y comienza una lucha contra sus ex compañeros. El coronel «Karuna» se ha responsabilizado de la muerte de varias decenas de miembros del LTTE, y éste a su vez a llevado a cabo operaciones de respuesta contra los seguidores de Karuna. De momento, el LTTE ha sabido controlar la situación, pese a que todavía se producen ataques mortales contra sus militantes o simpatizantes.

En este capítulo, el LTTE ha acusado a las fuerzas gubernamentales de estar detrás de Karuna. Algo que desde algunas fuentes del propio gobierno han matizado al señalar que «algunos militares pueden estar envueltos, pero sin la autorización del ejecutivo».

En la línea de provocar daños cualitativos a sus rivales políticos se pueden interpretar también las recientes acciones mortales que se han producido en Colombo. Así, si hace unas semanas un importante periodista, señalado como «cercano a los tamiles», Dharnaretnam Sivaram, era secuestrado y muerto a tiros posteriormente, esta misma semana, un importante miembro de los servicios de inteligencia de Sri Lanka caía abatido en al capital.

la comunidad musulmana

Otros ejes susceptibles de convertirse en obstáculos se encuentran en la comunidad musulmana y en el papel de India. Los musulmanes de Sri Lanka han sido objeto de ataques y utilización por parte de cingaleses, y en ocasiones por los tamiles. Las comunidades musulmanes que se encuentran en territorio tamil han sufrido la presión gubernamental para desempeñar un papel contra el LTTE, lo que ha motivado la reacción violenta de éste. Hasta la fecha los miembros de la comunidad se organizaban para defenderse de ataques, pero últimamente se han venido observando la presencia de grupos de orientación jihadista o de un islamismo más militante. De confirmarse esta tendencia, el conflicto y el proceso podría tener ante sí un obstáculo no previsto por ninguna de las partes.

Por su parte, India no renuncia a desempeñar su papel de potencia regional, al tiempo que intentará frenar cualquier movimiento independentista tamil, temerosa de que éste pueda afectar a la región tamil que hoy en día se encuentra bajo sus fronteras.

Tras las olas del tsunami, un proceso de paz está buscando las vías para su asentamiento, y sobre todo luchando para que la resaca no acabe tragándoselo. La delegación noruega, y su papel mediador, tienen todavía cartas que jugar. –

(*) Txente Rekondo: Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN).