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Perú

La solidaridad: Respuesta ciudadana al miedo

Fuentes: Rebelión

La derecha siempre ha buscado la manera de frenar la participación política de las grandes mayorías, tiene el control de los grandes medios de comunicación, hegemoniza las instituciones como el Parlamento, FFAA, Administración de justicia, crean grupos de activistas, etc., le facilita en utilizar diversos métodos, desde desprestigiar a la política hasta llegar a niveles de represión que no alcanza la razón humana, con la finalidad de mantener el statu quo e impedir la unidad de las grandes mayorías ante cualquier reclamo, e incluso paraliza su avance político. La unidad de las grandes mayorías con un programa político de cambio fue el fantasma que aterroriza a la derecha. En fecha 22 de septiembre de 2023 la OCDE(Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), organización internacional que la derecha aspira ingresar, ‘tiro de las orejas’ al gobierno de Boluarte estableció que, “advierte complicaciones en el Perú por la corrupción y la debilidad del Estado de derecho”.

En los años noventa se propagandiza ideas de satanización a la participación en la política, “la política es para vagos”, la izquierda se iguala a terrorismo; la población atemorizada no participaba en política, si alguien alzaba su voz de protesta por cualquier reclamo era estigmatizado de terrorista, se creaba un ambiente de apoliticismo, e ingresa la moda de los partidos independientes, donde los oportunistas hacen su agosto, ni izquierda ni derecha, se atribuye a la pobreza, falta de trabajo, mejor acceso a la salud, etc., un asunto personal, muy propicio a las ambiciones de la derecha, que hacían y deshacían con el patrimonio de la nación; las grandes mayorías sin partido, organizaciones sindicales, ni gremiales, tan solo se dedican a la mera contemplación de la política, a escuchar a “los sabios granujas” de la derecha y a asistir a las mesas de votación.     

La derecha siempre mantuvo una política de doble discurso. Un método de engaño muy eficaz con la única intención de mantenerse en el poder. La derecha inventa discursos, recrea personajes como la del dictador Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Ollanta Humala, etc., su objetivo es  corroer o neutralizar el proceso de organización de las grandes mayorías, dispuestos a cumplir con los intereses de la derecha en el gobierno a cualquier precio sin importarles las consecuencias, siempre con el visto bueno de EE.UU, es así como surge Dina Boluarte, fruto de las alianzas de la derecha en general dirigidas por la facción fujimorista, es decir, en el Congreso empezaron a gestarse coaliciones entre el fujimorismo, AP, APP, Avanza País, militantes de Rafael López Aliaga, Morado, Somos Perú, Podemos, con sectores que se hacen llamar de izquierda Perú Libre, Agrupación Magisterial, caviares, han pergeñado la mejor forma de mantenerse en el gobierno, optaron por nombrar presidente a Dina Boluarte inmediatamente después de un proceso de vacancia exprés al expresidente Pedro Castillo.

El gobierno de Dina Boluarte no tuvo, ni tiene un programa de izquierda, su gobierno está diseñado y dirigido por los sectores de derecha, programado en piloto automático. Inicialmente ingresó al gobierno como vicepresidente con el programa “Ideario de Perú Libre”, en plena campaña de elecciones fue cambiado por el programa “Plan de Gobierno. Perú al bicentenario sin corrupción” trazado para los cien primeros días del gobierno de Pedro Castillo, programa que no se cumplió, y no supieron cómo encaminar las reformas profundas que exigía el pueblo.     

Dina Boluarte tuvo un pasado político zigzagueante, un personaje pintoresco, con gran ambición, asumió el gobierno con un traje color amarillo como si se tratase de un carnaval de mambo, sólo le faltó las maracas; posteriormente se fue de viaje al Brasil para la Cuarta Reunión de los Estados partes en el Tratado de Cooperación Amazónica y se puso un traje color verde estilo hippy, como si se tratase de una fiesta hippy, mendigaba saludos y nadie le correspondió; seguidamente se fue de viaje a EE.UU para asistir a la Asamblea General de la ONU se puso un traje color rojo cuando el Perú se halla de luto, en su discurso se jactó de sí misma, al finalizar se despidió en Ingles y se tomó una foto con Joe Biden. 

El despertar de los ciudadanos fue paulatino y su aprendizaje muy doloroso. Comprendieron que, a la derecha no le interesa la vida de la persona humana, ni el progreso de la sociedad. Los ciudadanos en Perú se conmovieron ante la masacre, más de 70 muertos, y reaccionan en distintas formas, movilizaciones, paros, en cada Región del Perú la presencia de Dina Boluarte es rechazada: “renuncia Dina asesina”. En su visita al Brasil, la ciudadana y diputada Vivì Reis la llamó “golpista y sanguinaria”. En su viaje a los EE.UU, ciudadanos en Nueva York protestaron contra Dina Boluarte: “renuncia Dina asesina”, “están matando niños”, etc.

Veamos el otro lado de la moneda, en fecha 22 septiembre, durante la ceremonia por el Día de las Fuerzas Armadas, un cadete de la Marina de Guerra se desmayó, Dina Boluarte, Alberto Otárola, y el ministro de Defensa, Jorge Chávez Cresta, descendieron del estrado oficial y acudieron a socorrer al cadete. Pero, cuando Dina Boluarte se dirige a la clase trabajadora les señala con frases lacerantes: “¿Cuántos muertos más quieren?”; “Yo les pregunto quiénes han matado a nuestros hermanos en esas violentas protestas, ellos mismos” (Pichanaqui, Junín). A consecuencia de la represión brutal, el número de fallecidos ascendió a más de 70 muertos, Dina Boluarte ante la ONU dijo: “Estamos en proceso de ese trabajo de pacificación del país, bajo el diálogo permanente, bajo ese llamado a la unidad y un llamado a trabajar juntos”, ¿alguna autoridad o alto funcionario del Estado se indignó? No.

Al fallecimiento del congresista Hernando “nano” Guerra García, militante de Fuerza Popular, la derecha tuvo frases muy elogiosas, una despedida fastuosa, acudieron sin demora el sacerdote, FF.AA, la prensa se puso a criticar sobre la real y calamitosa situación del sector salud. Pero, cuando un ciudadano común y corriente muere en las mismas circunstancias que el congresista, lo pasan por agua tibia y la vida continua. En fecha 6 de marzo se supo a través de la titular del Minsa: “Nos encontramos en un 40.9 % el índice de anemia en niños y niñas de 6 a 35 meses de edad a nivel nacional, nuestra meta del 2023 es reducir al 39 %. Además, la desnutrición crónica registra un 11.5 % y pretendemos reducirlo al 11 %”, cifras que se mantienen desde hace cinco años, ¿la derecha se indignó con las cifras de niños con anemia? De acuerdo con UNICEF de 06 de junio de 2023, el dengue sigue latente: “se han registrado más de 37 mil casos de niñas, niños y adolescentes afectados por esta enfermedad (entre más de 120.000 casos en general)” ¿Cuáles son las medidas de control?, ¿la prensa criticó el sistema de salud?

La población debe entender que también la solidaridad tiene sello de clase social. El ciudadano debe tener la plena convicción que, si no se organiza, no reclama en virtud del derecho de participación, nunca lograra conquistas sociales, jamás los derechos serán efectivos. La no participación en política es consecuencia de una población domesticada con políticas de terror, clientelismo, destinada a decir amén, a aceptar en silencio que los corruptos continúen dirigiendo los destinos de nuestra patria hacia las profundidades del subdesarrollo, corrupción, caos, anarquía, 30% en extrema pobreza, 75% de trabajadores son informales. La aceptación de esta realidad sin reclamos es indiferencia ante la injusticia, es revestirse de egoísmo e ignorancia, situarse desde un balcón y cruzarse de manos asumiendo una complicidad con quienes vulneran los derechos de los ciudadanos. Es deber de la clase trabajadora (sector público, privado, independientes, obreros, campesinos, vendedores de mercado, desempleados, etc.) crear “consciencia cívica”, significa organizarse en sindicatos, gremios, con el propósito de “crear, forjar poder popular” y a una sola voz decir: ¡Basta ya de tanta injusticia!, como dice Mario Benedetti en su poema titulado ¿Qué les queda a los jóvenes?:  

“¿qué les queda por probar a los jóvenes

en este mundo de consumo y humo?

¿Vértigo? ¿Asaltos? ¿Discotecas?

 también les queda discutir con dios

tanto si existe como si no existe

tender manos que ayudan / abrir puertas

entre el corazón propio y el ajeno /

sobre todo les queda hacer futuro

a pesar de los ruines de pasado

y los sabios granujas del presente”.

La “consciencia cívica” también significa nutrirse de los conocimientos, cultivar el amor a la ciencia y despertar la pasión por compartir con los demás compatriotas, saber que nuestra historia muestra las luchas de un pueblo indómito, que nunca quiso doblegar las rodillas, quizá hemos sido derrotados en muchas ocasiones, la historia nos enseña que no debemos cometer los errores del pasado, es momento de despertar de las cenizas, volver a analizar, debatir ¿qué es el Perú?, ¿hacia dónde vamos? La participación ciudadana en política puede avanzar mucho más que una organización sindical que tiene un carácter reivindicativo se puede ir a la formación de un verdadero partido de izquierda que encamine un proyecto político de una nueva nación, que mire su propia realidad, en una permanente lucha contra el oportunismo. Solo así, se rompe las barreras del miedo.

La solidaridad ciudadana es la unidad de la clase trabajadora a nivel nacional e internacional: “El pueblo unido jamás será vencido” es la respuesta al miedo. Construir lazos de solidaridad y hermandad es tarea de todos. Crear organización con la participación de todos, con propuestas que nos unen, como: el cambio, nueva Constitución, lucha contra el neocolonialismo de EE.UU y Europa, renuncia Dina Boluarte, alzar nuestra voz contra la corrupción, “porque esta democracia, ya no es democracia”. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.