Recomiendo:
0

La ultraderecha y la historia

Fuentes: Rebelión

Uno de los elementos fundamentales en la construcción y consolidación de una nación es la historia: otorga identidad (a veces mezquina, céntrica y siempre exclusionista) y el sentido de pertenencia entre distintas personas. Por ello, a pesar de que el pasado domingo 7 de abril Marine Le Pen fue derrotada en las elecciones a la […]

Uno de los elementos fundamentales en la construcción y consolidación de una nación es la historia: otorga identidad (a veces mezquina, céntrica y siempre exclusionista) y el sentido de pertenencia entre distintas personas. Por ello, a pesar de que el pasado domingo 7 de abril Marine Le Pen fue derrotada en las elecciones a la presidencia de la República francesa, no debemos dejar pasar por alto algunos aspectos significativos de su discurso político; en este caso, los referentes a la historia.

Desde el 27 de febrero de 2013 Marine Le Pen se pronunció en contra de la enseñanza de la Segunda Guerra Mundial y de la Colonización por considerarlas como una visión «brutal» de su historia. Estos temas deberían dejarse de enseñar en la primaria y la secundaria para abrir paso a los momentos «más gloriosos de Francia» y resaltar el papel de algunos personajes de su historia como Charles Martel, quien detuvo la invasión árabe a Europa y consolidó al reino franco en el siglo VIII ( leJDD.fr, » Les cours d’histoire de Marine Le Pen», 27 de febrero 2013 ) ¿Acaso se creía princesa medieval en su lucha contra el islam? O, ¿sentía vergüenza por la historia de su país, aquél que tiene en lo más alto de su asta bandera colonizadora el lema «égalité, fraternité, liberté»? 

Pero esa afirmación no quedó volando hace 4 años. El pasado 9 de abril fue invitada al programa televisivo Le Grand Jury, en donde, además de demostrar la firmeza con la que sostiene sus ideas y su inmutabilidad a las preguntas que le hacían, volvió a afirmar, -en el minuto 42- el deslinde de Francia con la Segunda Guerra Mundial («Marine le Pen était l’invitée du Grand Jury», http://www.rtl.fr/actu/politique/marine-le-pen-est-l-invitee-du-grand-jury-dimanche-9-avril-7788033905). Negó la participación de Francia en la famosa redada de detención y deportación de judíos franceses rumbo a su aniquilamiento en los campos de concentración cuyo resultado fue de 13 mil personas deportadas. El argumento: «Pienso que, de manera general… si hay responsables, son aquellos que estaban en el poder en esa época, no Francia». Entonces, ¿Francia dejó de existir durante la ocupación nazi de 1940 a 1944? O, ¿Se debe olvidar ese periodo de la historia como si fuera ajeno a todos los franceses? Borrar de la memoria histórica de una nación tiene objetivos muy específicos. En este caso es latente el intento de mostrar a Francia como una nación sin «errores históricos», sin pasos en falso, y sin responsabilidades sobre aquellos tropiezos que haya tenido.

Esta afirmación va en contradicción directa con el Programa de estudios oficial del Ministerio de Educación de la República. En él, se establece que, en lo que sería el tercer año de año secundaria en México («Troisième» en Francia), los estudiantes deben estudiar la Segunda Guerra Mundial como una «Guerra de aniquilamiento»; y a la participación de Francia como la de una nación derrotada y ocupada, pero que, bajo el régimen de Vichy, se vio entre la colaboración al régimen nazi y la resistencia al mismo. ( http://www.education.gouv.fr/cid81/les-programmes.html ). Entonces, para Le Pen, Francia solo sería responsable de cualquier acto en el que haya sido víctima durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Y qué decir de África? ¿Francia llevó civilización y extendió los principios de Igualdad, Fraternidad y Libertad?

¿Por qué es importante esto una vez que Madame Le Pen ha sido derrotada en las presidenciales? Porque este freno a la ultraderecha francesa no significa el fin de la misma, ¡Ni en Francia ni en el mundo! Andrea Rizzi metaforiza a Le Pen, y en general a la ultraderecha, como la bestia medusa que tentaba a los hombres para convertirlos en piedra («Perseo ganó, pero Medusa no ha muerto», El Pais, 8 de mayo 2017). Así, las ultraderechas atrapan a la sociedad, en especial a las clases trabajadoras afectadas por la crisis. Mientras ésta exista, no morirá Medusa. ¿Y si, en vez de Medusa, es como la Hidra y de cada cabeza que se le corte le aparecerán más? Más que un mito parecería una pesadilla. 

Marine Le Pen se mostró reacia al afirmar una visión de la historia en la cual la niega como un todo integral; niega la responsabilidad que Walter Benjamin adjudicaba al hombre del presente sobre su pasado. Niega la responsabilidad de los franceses, como parte de ese pasado, de no olvidar las tragedias de la guerra ni entender que su presente ha sido posible en gran parte por aquellos costos tan altos de la historia.

No es la única. El pasado 2 de mayo Donal Trump, en plena ignorancia de la historia de su país, comentó anacrónicamente que su ídolo presidencial Andrew Jackson habría evitado la guerra civil de 1861, aun cuando para esa fecha ya había muerto. Este ídolo de Trump, presidente de los E.U de 1829-1937, apoyó en gran medida la extensión del sistema de esclavitud tanto de los estados sureños como en la expansión hacia el oeste; además, propició el genocidio de miles de indígenas. Vaya figura para imitar.

Más allá de haber sido comentarios, producto de la ignorancia del señor Trump, puede servirnos de ejemplo para ilustrar cómo estos dos líderes de la ultraderecha falsean la historia, consciente o inconscientemente. Por un lado, Le Pen niega una parte de la historia por «traumática» y poco «gloriosa»; por otra parte, Trump toma la figura de un presidente bastante «peculiar» como modelo para gobernar. Si Le Pen hubiera sido electa, ¿habría reconocido como algo glorioso la expulsión -y con ello la separación- de cientos de familias a sus países de origen para volver a vivir la crueldad de una guerra que en gran parte ocasionan las potencias europeas? ¿Trump considerará digno de un presidente, de un representante de su nación, la deportación de miles de trabajadores? ¿Qué sigue? Ahora que se vienen las elecciones de Alemania en septiembre de este año, ¿la ultraderecha negará el nazismo, y quizá con ello los neo-nazismos?  

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.