Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
¿Ves al sujeto de la foto que lleva un hacha en la mano izquierda? Es el nuevo «ministro de Infraestructura, Transporte y Redes» de Grecia, Makis Voridis, sorprendido en los años ochenta cuando dirigía un grupo estudiantil fascista llamado «Alternativa Estudiantil» en la escuela de derecho de la Universidad de Atenas. Era 1985 y el ministro Voridis, vestido como algún nazi de Kajagoogoo, pillado por el fotógrafo mientras patrulla el campus con otros fascistas, a la caza de presuntos estudiantes izquierdistas para golpearlos. Voridis fue expulsado de la escuela de Derecho ese año y demandado por la Asociación Nacional de Estudiantes de Grecia por participar en ataques violentos a otros estudiantes de Derecho.
Con toda la propaganda que nos han suministrado sobre el nuevo gobierno de «austeridad» de Grecia dotado de «tecnócratas» no ideológicos, podrá ser una sorpresa que ahora los fascistas sean considerados «tecnócratas» por los medios dominantes y los intereses bancarios occidentales. Pero después de todo la historia muestra que los del 1 por ciento siempre han preferido que los fascistas impongan la medicina de la austeridad.
Esta definición algo inquietante de lo que cuenta como «no ideológico» o «tecnocrático» en 2011 es algo que la mayoría de la gente trata de ignorar, lo que puede explicar por qué no se ha publicado casi nada sobre que el nuevo gobierno de austeridad de Grecia impuesto por la UE incluye a neonazis del partido LAOS (LAOS es el acrónimo del partido político fascista de Grecia, no el paraíso del sudeste asiático).
Así vuelvo al nuevo ministro de Infraestructura, Makis Voridis. Antes de que fuera un estudiante de derecho provisto de un hacha, Voridis dirigió otro grupo juvenil fascista que apoyó al encarcelado líder del grupo militar de 1967 en Grecia. Grecia ha pasado antes por la ruta del fascismo, bajo el disfraz de salvar a la nación y de quejas sobre supuesta debilidad parlamentaria. En 1967, los militares derrocaron la democracia, impusieron una junta fascista, encarcelaron y torturaron a presuntos disidentes izquierdistas y arruinaron el país hasta que la junta fue derribada por la protesta popular en 1974.
Esa junta militar -y el apoyo de EE.UU. (por lo que Clinton pidió disculpas en 1999)- es un brutal y doloroso recuerdo para los griegos. Para la mayoría de los griegos, en todo caso. En lo que respecta al actual ministro de Infraestructura, Makis Voridis, lo único malo respecto a la junta fue su derrocamiento por manifestantes por la democracia. A principios de los años ochenta se fundó un partido fascista en apoyo al líder encarcelado del golpe, y Voridis dirigió el área juvenil de ese partido. Entonces obtuvo el apodo de «Martillo». Probablemente podréis imaginar por qué el ministro de Infraestructura de Grecia consiguió ese apodo: El deporte favorito de Voridis era dar caza a jóvenes izquierdistas y golpearlos, claro está, con un martillo.
Después del martillo -y del hacha- se graduó en la escuela de Derecho y ascendió poco a poco en el mundo adulto de la política fascista griega, con el hacha oculta bajo la cama. En 1994, Voridis ayudó a fundar un nuevo partido de extrema derecha, el Frente Helénico. En las elecciones de 1994, el «Partido del Frente Helénico» de Voridis formó un bloque con el neonazi «Partido del Frente», encabezado por el más notorio negador del Holocausto, Konstantinos Plevis, ex terrorista fascista cuyo libro: «Judíos, toda la verdad» elogiaba a Adolf Hitler y llamaba a exterminar a los judíos. Plevis fue acusado y hallado culpable de «incitar al odio racial» en 2007, pero su sentencia fue revocada en apelación en 2009.
Para entonces, Makis «Martillo» Voridis había hecho su camino en el mundo del fascismo griego, fusionando su Partido del Frente Helénico con el partido LAOS de extrema derecha, un partido representante de todo tipo de organizaciones políticas neonazis y de extrema derecha. El LAOS fue fundado por otro rabioso antisemita, Giorgos Karatzeferis -apodado «KaratzaFührer»- en Grecia por afirmar que el Holocausto y Auschwitz eran «mitos» judíos y por decir que los judíos no tienen «legitimidad para hablar en Grecia». La Liga contra la Difamación se enfurece al respecto; por algún motivo, los medios no se han dado cuenta, con la excepción de Israel.
Lo extraordinario es que, en lo que respecta al líder del LAOS, «KaratzaFührer», aunque le gustaba Makis «Martillo» Voridis como cualquier otro neonazi, estaba preocupado por lo que el público podría pensar si presentaba a «Martillo» en las elecciones en la lista del partido LAOS. Y así explicó el motivo el líder del partido LAOS, Karatzeferis, a un periódico el año pasado:
Giorogos Karatzaferis: Simplemente temía la historia de Voridis que he logrado encubrir con considerable esfuerzo…
Christos Machairas (periodista): ¿Qué quiere decir exactamente con «historia»?
Giorgos Karatzaferis: Por su relación con Jean Marie Le Pen, las hachas y todo lo demás. Solo pienso que repentinamente, el 30 de octubre (es decir un poco antes de las elecciones locales) algún sujeto de Nueva Democracia o del equipo de Tsipras (es decir el partido izquierdista SYRIZA) pueda hacer circular un vídeo y me arrastre a explicar todas esas cosas.
Ves, ese es el problema con las elecciones, los referendos, la democracia y todo lo demás: No sabes realmente hasta qué punto es cualificado y tecnocrático un sujeto como Makis «Martillo» Voridis, lo que justifica que los bancos instruyeron a la UE para que impongan a «Martillo» a Grecia. Para que duela. Es por su propio bien.
Y así sucede que hoy, gracias a la UE y a los intereses bancarios que la controlan, Makis «Martillo» Voridis es el nuevo ministro de Infraestructura.
Y esto me hace volver a la historia de los golpes de Grecia y los que se habla sobre golpes en la actualidad. Algunos lectores habrán leído durante meses toda clase de cosas extrañas que ocurren entre los militares de Grecia, que culminaron con la decisión del (ahora ex) primer ministro Papandreu de despedir a toda su dirigencia militar. Los despidió el 1 de noviembre, el mismo día en el que anunció que presentaría el programa de austeridad de la UE a un referendo democrático.
Mientras tanto, en eventos que avivaron los temores de un potencial golpe militar en el país, Papandreu también despidió el martes a todo el alto comando de las fuerzas armadas junto con algunas docenas de altos oficiales y los reemplazó por personalidades que supuestamente apoyan mejor a la actual dirigencia política.
El ministerio sostiene que el cambio en el alto comando militar estaba programado desde mucho antes. Pero semejantes reestructuraciones, que tienen lugar entre cada dos y tres años, no llevan normalmente al despido de toda la dirigencia.
Tuvo lugar durante un mes de extrañas compras masivas de armas por parte de los militares griegos a las naciones acreedoras, Francia y EE.UU.: A principios de octubre nos informaron de que EE.UU. tomaba un descanso en su presión por la austeridad y su vilipendio a los perezosos empleados públicos griegos para extender una nueva línea de crédito a los militares griegos:
Según información de la revista Hellenic Defence & Technology, las autoridades de EE.UU. aprobaron la entrega de 400 tanques M1A1 al ejército de Grecia, lo que incluiría opciones desde el simple reacondicionamiento -por un valor de decenas de millones de dólares para todos los tanques- a la actualización a un nivel superior de capacidad operacional, con un coste correspondiente más elevado. Se espera para dentro de poco la Carta de Oferta y Aceptación (LOA) relevante.
También según información exclusiva de Hellenic Defence & Technology se envió una carta de Precio y Disponibilidad a las autoridades estadounidenses por 20 AAV7A1 y un programa de actualización a bajo coste para ellos. Es el primer paso para cubrir un requerimiento operativo de 75-100 vehículos.
Un par de semanas después, Francia extendió nuevas líneas de crédito a los mismos militares para barcos de guerra ‘ocultos’ desesperadamente necesitados, dejando a Alemania resentida y excluida, según Der Spiegel:
Un inmenso negocio de armas amenaza con tensar las relaciones franco-alemanas. Según información obtenida por Spiegel, Francia quiere entregar entre dos y cuatro nuevas fragatas a la armada griega y permitir que la nación altamente endeudada postergue el pago del precio de compra de 300 millones de euros durante los próximos cinco años.
Según el acuerdo, Grecia tendrá la opción de pagar dentro de cinco años, con un importante descuento de 100 millones de euros, o devolverlos a la armada francesa. Las fragatas «ocultas» están diseñadas para evitar que las detecten los radares enemigos y las construye la compañía de defensa estatal francesa DCNS.
El acuerdo es criticado por sus rivales alemanes que han estado compitiendo por el contrato durante años.
La última parte lo dice todo: Lo que molestó a los alemanes no fue el despilfarro, sino la pérdida en un contrato por el que habían estado compitiendo. Lo que muestra, una vez más, la mentira de la «austeridad». Pretenden que Grecia está demasiado endeudada para pedir prestado otro centavo, sin embargo no les importa prestar unos cientos de millones a los militares.
Volviendo a las maniobras de último minuto, pareció obvio que la decisión de Papandreu de despedir a todos los dirigentes militares el mismo día en el que anunció su referendo sobre la austeridad -su intento de contrarrestar el poder de los banos europeos y del poder militar local con el poder democrático popular- se debió esencialmente a una lucha imperialista por el poder en una colonia engreída, cuyos habitantes son vistos como poco más que fuentes de extracción de beneficios bancarios. Por lo tanto vemos naciones acreedoras que intentan sobornar a los militares a medida que se aproxima el Día D (del default) bancario. Y Papandreu intentó encararlos a ambos adaptándose a su voluntad, y al darse cuenta de que estaba acabado, trató de salvarse empoderando al pueblo. Pero Papandreu era demasiado débil y estaba demasiado comprometido. Finalmente no pudo lograrlo; nunca tuvo la menor probabilidad. Y recurrir a la voluntad popular de los ciudadanos griegos fue apenas una ocurrencia tardía.
Así encaran los banqueros a las repúblicas bananeras; así dirigen sus colonias. Cuidando a los militares, dándoles regalos y metiéndoselos al bolsillo. La gente solo existe para desangrarla. Y cuando reclama, la caracterizan como los británicos caracterizaban a los irlandeses durante la Gran Hambruna: perezosos, despilfarradores, es por su propia culpa, lo que necesitan es más medicina dolorosa y un rápido puntapié en el trasero… por su propio bien, evidentemente.
Y en caso de que alguien no lo hubiera comprendida, la revista Forbes favoreció un golpe. Un periodista griego lo describió como sigue:
«En lugar de tirar euros por la ventana, sería mucho más sabio que Alemania patrocinara un golpe militar y resolviera el problema de esa manera». No, la cita no proviene de un blog fascista. Es de la revista Forbes y es solo uno artículo provocativo más que sigue esa insensata campaña continua contra Grecia en los medios internacionales.
Finalmente, los banqueros y Occidente consiguieron su golpe. Y no necesitaron un desagradable espectáculo militar para que tuviera lugar. Papandreu fue derrocado, el referendo se retiró y se implementó un régimen de austeridad para satisfacer las demandas de los banqueros, sin que la democracia bloqueara el camino. Todo limpio y ordenado.
No solo Occidente consigue su golpe, sino que los fascistas como Makis «Martillo» Voridis obtuvieron lo que habían buscado durante todas sus vidas: el poder y la reivindicación del nacionalismo de extrema derecha por sobre la democracia.
Es nuestra situación actual. Grecia se ahoga en deudas, su democracia está rota, y a pesar de haber combatido a los nazis en la Segunda Guerra Mundial y de haber recuperado la democracia de una junta fascista en 1974,finalmente, fueron la UE y los bancos occidentales los que colocaron a un sujeto como Makis «Martillo» Voridis en el poder para administrar el tratamiento doloroso impuesto por los banqueros.
Las implicaciones de que la UE y los banqueros hayan obligado a Grecia, la cuna de la democracia, a anular un plebiscito popular por «irresponsable», imponiendo en su lugar un régimen de austeridad compuesto en parte de neonazis para administrar más «dolor» es algo que debería enfurecer a cualquiera. Porque nos guste o no, estamos todos en las miras de los mismos intereses bancarios y todos vamos a enfrentarlo una y otra vez. Grecia es solo el comienzo.
Mark Ames es autor de Going Postal: Rage, Murder and Rebellion from Reagan’s Workplaces to Clinton’s Columbine.
Fuente: http://www.zcommunications.org/austerity-and-fascism-in-greece-the-real-1-doctrine-by-mark-ames
rCR