Además del Mediterráneo y su larga historia, es mucho lo que compartimos con nuestros primos griegos. Por todos es sabido que la crisis económica y social que ha generado el capitalismo se ha cebado especialmente con el país heleno. Grecia sufre las consecuencias del juego del capital que arruina al país y luego le hace […]
Además del Mediterráneo y su larga historia, es mucho lo que compartimos con nuestros primos griegos. Por todos es sabido que la crisis económica y social que ha generado el capitalismo se ha cebado especialmente con el país heleno. Grecia sufre las consecuencias del juego del capital que arruina al país y luego le hace pagar la deuda que le ha provocado. Las similitudes de su contexto recuerdan vivamente al que respiramos en este otro lado del Mediterráneo.
Para examinar toda esta situación contactamos con el compañero Pandelis, militante libertario griego, que habla en su propio nombre con un acertado y personal criterio para el análisis.
Empezamos en 2010. «La opinión general es la de que la crisis comenzó en esa fecha pero la realidad es que Grecia venía padeciéndola desde mucho antes.» En 2009 el gobierno de derechas de Nueva Democracia dimite y deja paso al PASOK, socialista, que gana las elecciones. La idea era evitar el rescate económico pero en Mayo de 2010, éste se produce y comienzan el discurso y la retórica del sacrificio. Es el plan de la Troika (Comisión Europea, BCE y FMI), «sacrificios de los de abajo para rescatar a los de arriba.»
A partir del rescate todas las medidas se dirigen a recuperar la banca, el sistema financiero, salvar el sistema a costa de imponer una serie de medidas que afectan de forma directa la vida diaria de la población. Reducción del gasto social (sanidad, pensiones, educación), pérdida de derechos laborales y disminución de salarios. La familia media queda situada entre la precariedad y el abandono.
Para entender un poco mejor cuál es la realidad que vive la gente de a pie, nos detenemos a examinar con más detalle las medidas impuestas por la Troika y su impacto social. «Lo vemos en cosas básicas como en los supermercados donde estos han dejado de vender productos de marca, ya que nadie compra y la gente consume las marcas más baratas. Respecto a la alimentación también se ha visto como han surgido tiendas sociales en barrios de clase media de Atenas como Nea Filadelfia, donde hay unas 360 familias que no pueden comprar.»
La vivienda es otro de los aspectos que se han visto afectados. Los precios del alquiler varían según la zona pero muchos han bajado. «La mentalidad tradicional es la de tener una casa en propiedad. Ahora se intenta vender las casas para sacar dinero pero no hay quien compre. Los bancos no conceden préstamos entre otras cosas porque uno de cada cuatro no se paga.»
También comienza a darse mucho el hecho de compartir piso, algo que antes sonaba raro y que ahora se da cada vez más. Mientras, las inmobiliarias aglutinan gran cantidad de pisos vacíos. El desempleo también ha llegado a cotas muy altas. En un país de alrededor de 10 millones de habitantes hay 1,5 millones de parados. El tiempo máximo que se puede estar cobrando el paro es de 18 meses. «Se cobra un subsidio de 360 euros habiendo trabajado un mínimo de 4 meses, una cantidad escasa para el nivel de vida. A pesar de la cantidad de parados, apenas ha habido una respuesta social contundente a las medidas de la Troika, no ha habido una reacción verdaderamente organizada por parte de los más afectados.»
Lo que sucede en Grecia es el ejemplo del modelo que la Troika quiere imponer según sus intereses. Con respecto a la sanidad, las medidas se han encaminado a reducir el número de personal sanitario y a aglutinar varios hospitales en una única dirección central. Esto provoca una mala gestión y se acaba por cerrar hospitales alegando insostenibilidad. Esta estrategia basa también su discurso en las acusaciones de corrupción. «Se señala que la dirección de los centros es elegida a dedo y puesto que el funcionamiento es malo, se cierra. La corrupción del país, que se deriva del sistema capitalista, termina por beneficiar el discurso del desmantelamiento y la privatización de la sanidad.»
Las consecuencias para la población es que el cierre de centros de emergencia obliga a desplazarse lejos a los enfermos. Sobre todo fuera de Atenas, esto supone un grave problema ya que hay muchos menos hospitales, por ejemplo en la región del Peloponeso, desde donde hay que desplazarse varios kilómetros para poder ser atendido de emergencia. Según relata Pandelis basándose en el testimonio de unos enfermeros de ambulancia, en la propia Atenas sólo hay dos médicos que atienden emergencias durante la noche.
La alternativa que se ofrece es la sanidad privada, a la que sólo puede acceder quien tiene trabajo, mientras que quien no cotiza le toca desplazarse o hacer cola para ser atendido en hospitales públicos.
Para desmontar la educación, el discurso que se utiliza es el de los profesores vagos. «Estos deben cumplir un mínimo de 18 horas semanales pero la realidad es que sólo se dan 1 ó 2 horas a la semana en los institutos. Para completar las horas, los profesores deben dar clases en varias escuelas pero en los pueblos y sobretodo en las islas desplazarse es realmente difícil.»
Los medios de comunicación tampoco se han salvado de la guadaña de la Troika. «Ésta exigió el despido de 2 mil trabadores del ámbito público y se vio en la radio televisión pública griega (la ERT) con 2600 empleados, un buen sitio donde meter mano y complacer a la Troika. Fue un mensaje claro de que no iba a haber supervivencia de lo público a ningún nivel, ni siquiera para la televisión pública, un instrumento de poder fundamental para el gobierno.» Ninguno de los trabajadores se esperaba esta situación y reaccionaron ocupando la sede y emitiendo lo que antes eran impensables por el control político que sufría la cadena. Fueron diez días de resistencia en los que Indymedia Atenas retrasmitió vía streaming la programación e incluso la emisora libre 98FM se sumó a la ocupación para retransmitir desde allí.
El gobierno habló entonces de un momento de transición y prometió la creación de una nueva empresa, dando esperanzas a los trabajadores de volver a ser contratados. «Esto afectó a la resistencia ya que muchos se pensaron el hacer pactos. Por el momento se cerró la empresa y 2600 trabajadores se fueron a la calle.»
Los medios alternativos que siguen funcionando son Indymedia Atenas, que con una media de 300 visitas por minuto, emite en abierto desde la universidad amparándose en el asilo universitario. La ya mencionada 98FM, es una emisora libre y revolucionaria muy ligada a las ocupaciones como a las de Vila Karagianni o Vila Amalías, ocupaciones históricas que funcionaban desde finales de los 80 y que fueron cerradas por la policía recientemente.
Sin duda uno de los fenómenos destacados que ha producido esta situación de crisis económica y social es el auge de la extrema derecha, encabezado por el partido fascista Amanecer Dorado. El compañero Pandelis hace memoria. «Desde 1936 hasta 1974 existió una extrema derecha que formaba parte de Nueva Democracia. Con la caída de la dictadura estuvieron más silenciados, es ahora, cuando el ciudadano medio recibe golpes por todas partes y no sabe qué hacer, cuando se muestra receptivo a discursos fáciles que no exijan un análisis complicado ni participación. Mucha gente les vota sin ser afines a su ideología sino porque piensan que solucionarán sus problemas. Aquí es donde se aprovecha el fascismo.»
Amanecer Dorado participa en las elecciones desde los 90. En las elecciones de 2009 obtienen un 0,2% de votos y en 2012 un 12% lo que supone un aumento considerable. «En la calle no tienen tanta fuerza, ganan mucho cuando aparecen en los medios, incluso cuando se habla mal de ellos. Los grandes medios potencian el mensaje del miedo, de que hay que temerles. El estado también parece interesado en que existan y tienen mucha afinidad entre la policía. De lo que no se habla es de su parte oscura; sus negocios de prostitución y tráfico de armas.»
Más allá de este neofascismo, Pandelis quiere profundizar en el tema del racismo en la sociedad griega. «Siempre han existido el racismo, la xenofobia y el sexismo. El griego medio es muy nacionalista, patriota, incluso la Troika es considerada como enemigo extranjero. Hablamos de un país muy centralista, con el patriotismo muy presente en la cultura, en las escuelas te enseñan poco más que eres nieto de Sócrates.»
«A partir de la caída del comunismo en Albania, el racismo se dio mucho. Grecia es una puerta geográfica a Europa y la inmigración que ha trabajado muchísimo durante todos estos años, ahora no tienen nada. Levantaron los Juegos Olímpicos de 2004 mientras la clase media se construía chalets en la playa con obreros albaneses. Antes mucha gente se aprovechaba de los inmigrantes, estábamos en Europa y formábamos parte de la sociedad del bienestar, no estaba bien visto hablar mal de ellos. Ahora la gente se suelta a ponerlos verdes con discursos estúpidos como que son los migrantes quienes han provocado la crisis. Esta circunstancia se aprovecha para que cale el discurso racista del fascismo, es más una estrategia política que una verdadera ideología.»
Otro fenómeno mucho más numeroso y con mucha menos difusión es el de Siryza (siglas de Coalición de la Izquierda Radical). Se trata de un partido político (recién constituido como tal, antes era una coalición de diversas organizaciones y partidos de la izquierda) formada por gente y organizaciones que o bien se había distanciado del partido comunista durante los años 60 o lo hicieron tras la caída de la URSS. Otra parte venía del Eurocomunismo como en la Italia de los 70. El SYN (siglas de Coalición de la izquierda, de los Movimientos y la Ecología), el partido más grande de la coalición, solía entrar apurado en el parlamento porque apenas conseguía al 3% de los votos, el mínimo establecido por ley para poder tener escaños. De ahí ya como SYRIZA pasaron de 8 a más de 70 diputados, con un 27% en junio de 2012, lo que generó una gran esperanza en la sociedad.
En gran medida el aumento de sus votos de debe a los indignados ex-votantes del partido socialdemócrata PASOK (siglas del Movimiento Socialista Panhelénico), que gobernó la Grecia de la transición durante unos 20 años, con amplias mayorías en los 80. Syriza tiene una base electoral muy mixta, puesto que quienes estaban hartos del bipartidismo también les votaron. «Siryza es más un lugar de conversación que de acuerdo. Su capacidad organizativa es muy pequeña y tienen poca incidencia en los barrios y en el día a día de la gente. Era un formación que apenas tenía fuerza en los movimientos sindicales. De pronto, se encontraron en una situación difícil al tener que asumir un poder para el que no estaban preparados ni suficientemente organizados. Su mensaje era «Fuera del euro pero dentro de Europa», ahora se han abierto un poco hacia la derecha para ganar votos, intentando de alguna manera no asustar al votante medio.»
Pandelis piensa que hay una sincera intención por parte de Siryza de cambiar las cosas pero debe asumir la idea de la colectivización y aparcar el individualismo y la representatividad. «Siryza es una mezcla de ideas diversas, abierta a ciertos cambios a pesar de ejercer el camino de la representatividad. Sin embargo su base electoral no corresponde a la de un movimiento social. La mentalidad sigue siendo que alguien pueda solucionar los problemas y cada uno pueda dedicarse a lo suyo.»
Para finalizar este profundo análisis de la realidad griega, Pandelis quiere aportar algunas reflexiones acerca de los movimientos sociales donde participa.
Los divide en dos tipos, los que son temáticos o por causas concretas y los movimientos de solidaridad con las luchas obreras. Para ilustrar los primeros, nos explica el ejemplo de Keratéa cerca de Atenas, donde querían construir un basurero. Resultó que muchos de los ciudadanos que se opusieron y salieron a defender sus casas, eran ex-militares y de las fuerzas especiales. Como se pueden imaginar los choques con la policía fueron muy fuertes, lo que llamó la atención de los movimientos de solidaridad. Pandelis nos dice que sucede en muchas ocasiones que tendemos a idealizar lo que ocurre lejos y nos apuntamos a luchas simplemente porque brindan la ocasión de enfrentarnos directamente con el estado o la policía. «Luego ocurre que reivindicaciones que tenemos más cerca como la de los indignados en la plaza Sintagma son criticadas fácilmente y calificadas como blandas o buenistas. Nos resulta fácil fantasear con lo que ocurre lejos y muy difícil llegar a conclusiones objetivas con lo que sucede a nuestro alrededor.»
Por eso reflexiona en tanto que debemos ser críticos y no proyectar nuestros deseos en la realidad sino trabajar según las necesidades reales y las circunstancias de nuestro entorno. «Una cosa es lo que está pasando y otra lo que nos gustaría que pasara. Queda mucho trabajo por hacer, mucho trabajo de hormigas en los barrios, en las calles…»
Antes de despedirse pide difusión para denunciar la situación de Kostas Sakás, acusado de pertenecer a Núcleos de Fuego, en prisión preventiva desde hace más de 30 meses, víctima de un montaje policial.
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