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Lacalle, el autito chocador de la escudería OEA-Washington

Fuentes: Rebelión / CLAE

En su discurso inaugural durante la VI Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el sábado en México, el derechista presidente uruguayo Luis Lacalle Pou confrontó con los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua al afirmar que en esos países no hay una democracia plena y no se respetan los derechos humanos, entre otras cuestiones.

“Cuquito” Lacalle se convirtió en el auto chocador de la escudería de la OEA-Washington, para intentar descarrilar el proceso de fortalecimiento de unos de los sobrevivientes procesos de integración y cooperación de la región. Apenas 15 días antes había bombardeado el Mercado Común del Sur (Mercosur) al anunciar un Tratado de Libre Comercio de su país (solo Uruguay) con China.

La coalición multicolor derechista de gobierno defendió de forma generalizada al mandatario tras los dichos sobre la falta de democracia y la violación de derechos humanos en Cuba, Nicaragua y Venezuela; para el senador frenteamplista Daniel Caggiani, “confundió sus posicionamientos personales con el interés del país”

 A Lacalle lo usan para la confrontación, y a él eso le gusta, para poder destacarse. Esta vez tuvo el apoyo de su compañero de escudería, el paraguayo Mario Abdo. La servilidad de ambos con Washington, quedó demostrada con la reunión previa que tuvieron con Mauricio Claver Carone, el estadounidense impuesto como titular del Banco Interamericano de Desarrollo, posiblemente para afinar sus discursos.

En abril, Lacalle ya había protagonizado un enfrentamiento en una instancia diplomática con las autoridades venezolanas durante la 27ª. Cumbre Iberoamericana.

A veces los gestos en el terreno de la política internacional no son fáciles de entender, y así ocurre con la intervención del presidente uruguayo. No cabe dudas que Lacalle les tiene muy poca simpatía a los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Sin embargo, no es obvio por qué consideró necesario participar en la reunión y expresar allí sus críticas a la ausencia de democracia y la violación de derechos humanos en esos países, opinó el analista Marcelo Pereira en ladiaria.

Habrá quizá quienes piensen que sintió el imperativo moral de plantarse frente al presidente venezolano Nicolás Maduro y a su par cubano Miguel Díaz Canel (el nicaragüense Daniel Ortega no asistió) para manifestarles su rechazo en un foro cuya creación fue impulsada por Hugo Chávez.

A Lacalle le sale barato hacer el show en la Celac, pero evita cualquier consideración ideológica cuando habla de China, un país comunista, porque en ese momento se olvida de recitar que“nosotros con esta voz, tranquila pero firme, debemos decir con preocupación que vemos gravemente lo que ocurre”.

La Celac es un foro eminentemente latinoamericano-caribeño (en él no participan Estados Unidos ni Canadá, que mandan en la Organización de Estados Americanos) en el que el gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro decidió suspender su participación desde el año pasado, porque “daba protagonismo a regímenes totalitarios”, y donde Colombia –¡oh casualidad!- no apareció pese a haber anunciado su participación.

Unos analistas resaltaron la prepotencia con la que se maneja cual patrón de estancia, muestra que su petulancia trasciende fronteras. Otros interpretaron que Lacalle habló para parte de la tribuna de sus seguidores en su país, pero es más verosímil ubicar el hecho en un contexto que tiene bastante más que ver con tácticas y estrategias diplomáticas, recordando que hace menos de dos semanas anunciara que iba a avanzar hacia un eventual tratado de libre comercio (TLC) con China .

Había quedado claro que, más allá del modo en que presentó la información, que despertó fuertes críticas desde sus socios del Mercosur,  la iniciativa no vino de Pekín, sino de Montevideo, lo que no sólo complicó aún más la situación de Uruguay con el Mercosur, sino que parece problemático para las relaciones con Estados Unidos.

Obviamente, Washington no tiene el menor interés en el crecimiento de la influencia china sobre una región que desde el siglo 19 se ha acostumbrado a considerar su “patio trasero”. Todos saben que llevará bastante tiempo saber si se puede concretar el TLC con China, pero Lacalle, el autito chocador,  provee regularmente de motivos de irritación a sus vecinos y, sobre todo, al gobierno estadounidense.

Lacalle se fue rápido de México (antes que le cobraran una multa por los choques), y viajó a Nueva York, donde también participará en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas. Pero lo más importante para su estrategia es reunirse con dirigentes (o promotores) de 30 fondos de inversión, con lo que  tratará de aplacar a las autoridades de Estados Unidos.

Para Pereira, editor de ladiaria, cabe la posibilidad de que el despliegue de agresividad en la Celac, así como la defensa en ese foro de la Organización de Estados Americanos, hayan sido una forma de alegar que, con independencia del acercamiento a China, Lacalle Pou sigue siendo un socio confiable para Washington.

Luvis Hochimín Pareja. Periodista uruguayo, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)