Luismi Uharte es profesor-investigador de la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU) y Doctor en Estudios Latinoamericanos. Está adscrito al Instituto sobre Desarrollo y Cooperación ‘Hegoa’ de la UPV/EHU y es miembro del Grupo de investigación ‘Parte Hartuz’, de esta misma universidad. Acaba de publicar el libro «Las multinacionales en el siglo XXI: impactos […]
Luismi Uharte es profesor-investigador de la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU) y Doctor en Estudios Latinoamericanos. Está adscrito al Instituto sobre Desarrollo y Cooperación ‘Hegoa’ de la UPV/EHU y es miembro del Grupo de investigación ‘Parte Hartuz’, de esta misma universidad. Acaba de publicar el libro «Las multinacionales en el siglo XXI: impactos múltiples. El caso de Iberdrola en México y en Brasil».
P. El libro que acabas de publicar es fruto de una investigación sobre el fenómeno de las multinacionales y más concretamente sobre la transnacional eléctrica Iberdrola. ¿Quién ha impulsado está investigación y cuál ha sido el principal objetivo de esta?
R. Efectivamente el libro es el producto final de un proceso de investigación de más de un año, que ha sido impulsado por la Plataforma 2015 y +, un espacio de encuentro a nivel estatal de diferentes organizaciones sociales, que entre otras investigaciones, decidieron poner en marcha un estudio sobre los impactos de Iberdrola en México y en Brasil. El objetivo fundamental ha sido identificar los principales impactos que esta multinacional está provocando en dos países latinoamericanos (México y Brasil), desde una perspectiva multidimensional, es decir, evaluando impactos ambientales y sociales, pero también de orden económico, político y cultural.
P. ¿Por qué una investigación expresamente sobre Iberdrola?
R. Porque es una de las principales multinacionales del Estado Español, con fuerte presencia en América Latina, al igual que el resto (Telefónica, Repsol, Santander, BBVA…), pero de la que apenas se habían realizado investigaciones críticas. Por tanto, se veía necesario un estudio de impactos sobre una transnacional que en su publicidad insiste en proyectar una imagen idílica en términos ambientales y sociales.
P. Pareciera que Iberdrola pretende presentarse públicamente como si fuera una multinacional «diferente». ¿Es así?
R. Lo primero que te diría es que Iberdrola es otra multinacional más, ni mejor ni peor que el resto, más allá de la publicidad autocomplaciente que realiza. Creo que es importante dejar claro que Iberdrola es una multinacional y por tanto, un agente estratégico del capitalismo, que desempeña una función bien precisa en el contexto histórico y económico actual.
P. ¿A qué te refieres cuando hablas de «agente estratégico del capitalismo»?
R. A que las multinacionales son las instituciones dominantes en el capitalismo actual, con una función bien precisa, que es concentrar propiedad, recursos y riqueza, en detrimento de la mayoría de la población de todos los países del mundo. Iberdrola es otra empresa más, que reproduce esta lógica perversa del capitalismo.
P. Y en este contexto de «crisis» ¿ese papel concentrador sería entonces más evidente?
R. Indudablemente. La actual «crisis», es en realidad un proceso de «saqueo público planificado» por las grandes empresas para aumentar la riqueza de una minoría. El caso de Iberdrola es paradigmático en este sentido, ya que en su «Informe de Resultados del año 2010», se jacta de haber obtenido los mayores beneficios de la historia, mientras paralelamente, en el Estado Español, la pobreza y el desempleo han aumentado, los desahucios son un drama diario, etc.
P. Nos puedes decir algo sobre los impactos ambientales de Iberdrola ¿No es una empresa que promueve el respeto al medio ambiente?
R. En materia ambiental, la publicidad «verde» y favorable a las energías renovables que realiza Iberdrola está muy alejada de sus prácticas diarias. En primer lugar, hay que precisar que más del 50% de la energía que produce es contaminante, es decir, se genera a partir de combustibles fósiles. Si a esto agregamos la producción nuclear, tenemos que más de 2/3 es «sucia» o de alto riesgo. En realidad, solo el 15% es eólica o similar; el otro 14% restante se genera en grandes hidroeléctricas, que también provocan graves impactos ambientales.
P. Uno de los países que has estudiado ha sido México. ¿Cuáles han sido los principales impactos que has detectado?
R. Tanto en México como en Brasil, uno de los principales impactos es la pérdida de soberanía sobre un recurso estratégico como es la electricidad. Esto se combina con la mercantilización de un servicio público básico como es la provisión de luz eléctrica, que ha supuesto el aumento exponencial de las tarifas. A esto hay que agregarle la práctica sistemática del lobby para que las autoridades políticas legislen a favor de las multinacionales.
P. En México realizaste trabajo de campo en el sur del país, en Oaxaca, donde Iberdrola tiene varios proyectos eólicos en marcha. ¿Por qué decidiste ir allá y cuáles están siendo los impactos más importantes?
R. Iberdrola tiene varias plantas térmicas en el norte de México y hasta el momento 3 parques eólicos en el Sur. A priori, parecía que los mayores impactos se darían en sus centrales de gas, que son más contaminantes. Sin embargo, todas las personas que consulté me indicaron que debía ir para Oaxaca, ya que allí se estaba dando un conflicto social muy fuerte contra Iberdrola y otras empresas extranjeras. En realidad, en Oaxaca hay un megaproyecto transnacional para instalar cerca de 30 parques eólicos en el Istmo de Tehuantepec, la mayoría bajo control de multinacionales, que hace una década planificaron repartirse la zona sin tener en cuenta a los habitantes del lugar.
Los impactos son múltiples. Iberdrola y el resto han cooptado a las autoridades locales para que operen en función de sus intereses. De esta manera, han engañado a los campesinos haciéndoles firmar contratos de alquiler de sus tierras muy desventajosos. Esto ha provocado el levantamiento social y de los pueblos indígenas del Istmo de Tehuantepec y la respuesta ha sido la criminalización y la represión. Es muy significativo que varias personas que accedieron a entrevistarse lo hicieron con la condición de que su testimonio fuera anónimo, ya que tenían miedo a las represalias de la empresa. Alguno aseguró que la empresa llegó a amenazarles de muerte si no abandonaban la protesta.
La Asamblea de los Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec ha caracterizado el desembarco de Iberdrola y el resto de multinacionales como una segunda colonización. El choque de imaginarios es muy fuerte, ya que mientras para las empresas el viento es un recurso para hacer negocio, para los pueblos indígenas es un elemento sagrado de su cultura.
P. En cuanto a Brasil. ¿Cuáles han sido los principales impactos que has detectado?
R. En relación a Brasil, además de la pérdida de soberanía y la mercantilización antes citadas, añadiría los altos precios de la luz, que son los quintos más caros del mundo. Esto significa que el alto grado de rentabilidad de la empresa se produce, en parte, debido a las tarifas desproporcionadas que están obligados a pagar millones de brasileños y brasileñas. Por otro lado, en términos ambientales solo el 2% de su producción en el país es eólica, es decir, limpia.
P. En Brasil el trabajo de campo lo llevaste a cabo en el Norte de Brasil, en el Estado de Pará, donde Iberdrola está participando junto a otras empresas en la construcción de la presa de Belo Monte, que será la tercera más grande del mundo. ¿Por qué decidiste ir a Belo Monte y cuáles son los impactos más importantes?
R. El tamaño enorme de la presa y sus impactos brutales asociados, indicaban que ese era el emprendimiento de mayor conflictividad en el que estaba inmersa Iberdrola. Los impactos son numerosos y muy graves. En primera instancia, hay que señalar que Belo Monte es parte de un gran proyecto transnacional para colonizar la Amazonia en función de los intereses del capitalismo internacional. Han planificado la construcción en la selva amazónica (pulmón de la humanidad) de más de una decena de hidroeléctricas que suministrarán energía al complejo minero-metalúrgico transnacional que se está instalando en la región.
En el caso de Belo Monte, Norte Energía, que es el consorcio en el que se integran Iberdrola y otras empresas, se ha convertido en el amo del territorio. No sólo ha cooptado a los políticos sino que incluso la policía directamente trabaja para la empresa. Imagínate que la empresa ha comprado vehículos para la policía y ésta lleva en sus carros propaganda de la empresa. Visualmente es muy agresivo porque de manera descarnada muestra quien manda en Belo Monte.
Por otro lado, las condiciones laborales son espantosas. Operan con sindicatos pro-empresariales, lo que ha llevado al surgimiento de sindicatos espontáneos para poder defender los derechos de los trabajadores. Les han rebajado el salario un 30%, les han reducido las vacaciones y además las condiciones de seguridad e higiene (comida) son deleznables. Esto ha llevado a que se hayan convocado diversas huelgas obreras en el último año. Además, se calcula que 40.000 personas serán desplazadas de sus hogares debido a la inundación que provocará la construcción de la presa.
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