El pasado 20 de noviembre, en Medellín, Colombia, la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) anunció los ganadores del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, elegidos entre casi 1.400 candidatos. En la categoría Imagen Periodística fue premiado el fotógrafo peruano de Associated Press radicado en Nicaragua Esteban Félix, con el trabajo «Azúcar amargo: la […]
El pasado 20 de noviembre, en Medellín, Colombia, la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) anunció los ganadores del Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, elegidos entre casi 1.400 candidatos. En la categoría Imagen Periodística fue premiado el fotógrafo peruano de Associated Press radicado en Nicaragua Esteban Félix, con el trabajo «Azúcar amargo: la epidemia misteriosa», que recoge la tragedia de los ex trabajadores del Ingenio San Antonio (Nicaragua Sugar Estates Ltd – Grupo Pellas) afectados por IRC y de sus familias.
El valioso documento introduce al espectador en el drama y el dolor que, a diario, viven miles de familias en el occidente de Nicaragua, cuyo futuro sigue siendo altamente incierto y estrechamente ligado a la expansión de los monocultivos, en este caso de caña de azúcar, y a una epidemia incontrolable de insuficiencia renal crónica (IRC).
De acuerdo con diferentes investigaciones, serían no menos de 24 mil las personas que han fallecido por esta enfermedad en Nicaragua y El Salvador, los dos países más afectados de la región centroamericana, y que en su mayoría trabajaban o estaban directamente vinculadas al cultivo de caña de azúcar.
Pese a estos datos, el punto común de la mayoría de notas y reportajes periodísticos que se han realizado en los últimos años es que nadie parece conocer o tener pruebas científicas del origen de esta masacre. Para todos se trata de una «enfermedad misteriosa».
Una solución super partes que oculta y siembra más dudas sobre las responsabilidades reales de este goteo inaceptable de vidas humanas, y el posible involucramiento de empresas nacionales y transnacionales, que son propietarias de los principales ingenios.
Si bien el título del trabajo de Félix expresa ese mismo concepto, «Azúcar amargo: la epidemia misteriosa» representa uno de los pocos documentos que desafía esta lógica perversa. En conversación con La Rel, el reconocido fotógrafo explicó cómo y por qué decidió realizar este trabajo.
-¿Cuáles fueron los elementos que te hicieron acercar a esta situación tan dramática de los trabajadores afectados de IRC?
-Durante varios años había escuchado hablar y había recibido informaciones, a veces confusas y contradictorias, acerca del drama que miles de personas estaban viviendo en el occidente del país.
El silencio de parte de los medios de comunicación nacionales hacía aún más difícil entender la realidad de las cosas. Al final decidí que valía la pena ir a ver con mis propios ojos lo que estaba pasando con los trabajadores de la caña de azúcar.
-¿Por qué este silencio de los medios?
-No es que no hay información, sino que, simplemente, los medios no la publican. Es como una autocensura, quizás para no perder la pauta publicitaria de una compañía enorme (Grupo Pellas) que tiene una gran oferta de productos y que tal vez no reaccionaría positivamente ante la publicación de algo que no le agrade.
-¿Qué es lo que más te impactó de toda esta experiencia que has vivido en la zona de Chichigalpa?
-Durante cuatro meses he estado viajando constantemente a la zona y estuve en contacto permanente con las familias y los ex trabajadores afectados de insuficiencia renal crónica. Una de las cosas que más me ha impactado ha sido la necesidad de las personas de contar lo que les está pasando.
El nivel de desesperación y frustración es tan alto que hasta me pidieron tomarles fotos después de que hubieran fallecido. Su esperanza es que pueda servir para seguir informando y denunciando, logrando un cambio profundo que, en realidad, es muy difícil que se dé.
-¿Qué dificultades has encontrado en el desarrollo de tu trabajo?
-El principal problema ha sido el acceso a las plantaciones de caña de azúcar. La zona está prácticamente militarizada.
Es como un cuartel, con una gran cantidad de guardias armados que resguardan los terrenos del ingenio de San Antonio. Muchas de las fotografías las tuve que hacer desde un auto, sin bajarme, y algunas veces hasta nos detuvieron por estar en la zona. Afortunadamente la situación no pasó a más.
-A nivel periodístico, el tema de la IRC se ha presentado como una «enfermedad misteriosa». ¿Cuál es tu opinión?
-Desde mi punto de vista, la enfermedad no es ningún misterio. Las personas se están muriendo envenenadas (por agrotóxicos), por el tipo y el exceso de horas de trabajo y por las altas temperaturas a la cuales están expuestas, sin importar la cantidad de agua que ingieren. Además, hacen falta estudios mucho más independientes de los que actualmente existen para realmente ahondar en las pruebas de lo que está pasando.
-¿Cómo has vivido profesionalmente esta experiencia?
-Lo más importante en ese tipo de trabajo es tratar de mantener siempre el respeto hacia las personas, en medio de tanto dolor y sufrimiento.
-¿Qué tan importante puede ser, para esta gente, el hecho de que «Azúcar amargo» haya ganado un premio internacional?
-Creo que puede contribuir a una mayor sensibilización de la población y a estimular a otros medios para que comiencen a hablar del tema.
-¿Vas a seguir dándole seguimiento y cobertura a esta situación?
-Independientemente de la agencia para la cual trabajo y del premio que he ganado, tengo un compromiso personal con esas personas y la realidad que conocí. La verdad es que quiero seguir trabajando en esto, más allá de dónde me toque vivir.
Fuente: http://www.rel-uita.org/index.