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Contra la Europa del capital, la globalización y la guerra. Materiales para el debate: entrega I

Lo que más les duele: No vayas a votar

Fuentes: Rebelión

Desde la unidad de todas las formas de rechazo, defendemos la ABSTENCIÓN porque, aquí y ahora, es lo que más les duele a ellos y lo que, al tiempo, más favorece la reconstrucción de un movimiento antiglobalización independiente de la socialdemocracia y directamente conectado con las dinámicas de lucha, desde abajo de la sociedad. Las […]

Desde la unidad de todas las formas de rechazo, defendemos la ABSTENCIÓN porque, aquí y ahora, es lo que más les duele a ellos y lo que, al tiempo, más favorece la reconstrucción de un movimiento antiglobalización independiente de la socialdemocracia y directamente conectado con las dinámicas de lucha, desde abajo de la sociedad.
Las posiciones respecto al referéndum sobre el Tratado Constitucional de la Unión Europea del 20-F-05 se pueden clasificar en dos bloques: el apoyo y el rechazo.

EL APOYO está representado por el voto afirmativo. VOTAR SÍ significa apoyar: 1) a la «Constitución Europea», que legaliza el tránsito del capitalismo regulado al capitalismo regulador en Europa y en España; 2) al propio referéndum, cuya finalidad es legitimar como democrático el proceso de autodeterminación del capital europeo; y 3) al gobierno del PSOE que, en una ambiciosa operación, va a realizar el primer referéndum en Europa para consolidar su liderazgo en este proceso globalizador, tanto en la política interior de España como a escala europea, intentando situarse como principal impulsor del proyecto, junto a Francia y Alemania. Además de CIU y PNV, la izquierda socialdemócrata (PSOE, CCOO, UGT) defiende el VOTO SÍ. Algunas encuestas afirman que un tercio de los votantes de IU, también piensan VOTAR SÍ. Es de destacar el apoyo a la «Europa Política» por parte de uno de los iconos de la izquierda postmoderna, Toni Negri.

El SÍ, PERO NO: Los contradictorios significados del VOTO SÍ, colocan al Partido Popular en una disyuntiva, pues si la Europa que consagra el Tratado es lo que más desea, el éxito político del PSOE es lo que más detesta. Por eso, pide el SÍ de manera oficial, pero ciertos sectores del PP impulsan el VOTO NO y la abstención, como voto contra el PSOE. Los partidos nacionalistas burgueses (CIU y PNV) comparten la Constitución del Capital Europeo, pero han tenido que tragarse el cierre de cualquier posibilidad soberanista. El artículo 5.1 de la parte I de la «Constitución Europea» considera intocables las actuales fronteras de los estados miembros.

EL RECHAZO. Al igual que el apoyo, el rechazo presenta perfiles complejos. Pero además, se expresa en dos posiciones que son complementarias: el VOTO NO y la ABSTENCIÓN.

El VOTO NO. La componente mayoritaria del VOTO NO es una campaña de un gran número de organizaciones políticas y sociales a la izquierda del PSOE. El significado de este voto negativo es un rechazo al texto constitucional y en diversas medidas, al proceso económico, político y social que dicho texto refleja.

El NO, PERO SI: El VOTO NO también se impulsa desde posiciones políticas diferentes. Además del NO nacionalista y xenófobo de la extrema derecha, la más significativa es el VOTO NO desde dentro de la socialdemocracia. En un referéndum interno en noviembre de 2004, en el que votaron casi el 80% de los militantes del Partido Socialista Francés (95.000 de un total de 120.000), a la pregunta ¿aprueba usted la «Constitución Europea», sí o no?, el 55% de los votantes respondieron SÍ. Dicho de otra manera, el 57% de los militantes del PSF no votó o votó NO a la «Constitución Europea». Esta experiencia muestra una oposición al Tratado desde dentro de la izquierda capitalista. Aunque la socialdemocracia española funciona con un centralismo democrático a la búlgara, no podemos olvidar sus «marcas» y «franquicias» de autooposición que están dentro de los movimientos sociales impulsando el VOTO NO. La identidad política principal de esta autooposición es «la unidad de la izquierda». Debemos tenerla muy en cuenta, tanto para hacer unidad de acción con ella, como para no acabar, en esta campaña del Referéndum, disolviéndonos en ella como nos ha pasado en el movimiento contra la guerra de Iraq.

La ABSTENCIÓN. Es otra forma de rechazo, un NO ampliado. Un Tratado que constitucionaliza el mayor libertinaje del capital y que, cínicamente, dice proteger unos derechos y libertades que a a pesar de estar en las Constituciones de los Estados, se incumplen a diario para la mayoría, exige el más contundente de los rechazos. Pero esta «Constitución Europea» sería imposible sin la colaboración de la izquierda mayoritaria. La invisibilidad de una izquierda anticapitalista capaz de expresar los daños de la Europa del Capital a través de una oposición masiva a las formas de producir, cuidar, consumir y participar políticamente que impone la globalización, constituye, junto con la indagación sobre las causas de la «muerte súbita» del Movimiento Antiglobalización en abril de 2003, un elemento central para orientarse ante este Referéndum.

A la Europa del capital, lo que no la mata, la engorda. No debemos darle nada, salvo aquello que facilite la organización popular para combatirla. Eso supone rechazar la «Constitución Europea» y en el mismo acto, contribuir a la construcción de una izquierda real y no virtual.

La violencia de EEUU, principal agente y beneficiario de la globalización, hace buena la violencia del bloque capitalista europeo representado en el Euro. La combinación de neoliberalismo y fascismo histórico que encarna el PP, crea la ilusión óptica de que cualquiera, incluso el PSOE, hace políticas de izquierda. Dejemos que los políticos hagan política en su más sucia acepción, en la que todos mercadean sus estrechos intereses a costa de la vida de la gente. Una verdadera izquierda no puede apoyar a una banda de mafiosos contra otra. Necesitamos organizar a la gente de abajo contra el capitalismo de «derechas» de EEUU y contra el capitalismo de «izquierdas» de la Unión Europea.

Apoyar la «Europa Política», no solo es intentar, en vano, poner algo por delante del unilateralismo de EEUU. También es apoyar todo lo que nos hacen en nombre de Europa: competitividad, empleabilidad, flexibilidad, militarismo, orden monetario, desorden social y democracia consentida mientras sigamos diciendo «amén».

La configuración actual del movimiento antiglobalización, desactivado como movimiento de masas, cada vez más «globalizado», dividido, burocratizado y muy penetrado por grupos afines a la socialdemocracia, explica que la abstención, como una posición de rechazo de hondas raíces libertarias, tenga una escasa visibilidad política en la actual campaña contra la «Constitución Europea».

Paradójicamente, con su abstención, la población europea ha dado una respuesta espontánea a los abusos y las mentiras del capitalismo europeo y de sus políticos. 55 de cada 100 electores no fueron a votar el 13 de junio de 2004 en las elecciones al Parlamento Europeo. Esta abstención no se puede adjudicar a ninguna organización o movimiento social. Sin embargo, constituye una forma de rechazo necesaria, aunque no suficiente, para impedir la globalización del capitalismo europeo. La ABSTENCIÓN es lo que más les preocupa. No tanto porque sea un obstáculo real -sin organización política y movilización popular, la abstención es impotente-, sino por la pérdida de legitimidad que les acarrea. Debemos apoyar esta forma de rechazo, haciéndola visible, desde dentro del bloque del NO.

La comparación del referéndum de la «Constitución Europea» con el referéndum de la OTAN del 12 de Marzo de 1986, no debe obviar que, el actual, es un referéndum promovido desde el poder para legitimar el protagonismo del capital y la desmovilización popular. Por el contrario, el de hace 19 años, fue arrancado por un movimiento popular que reprochaba al PSOE haber traicionado su propuesta electoral de sacar a España de la OTAN. Desde una mirada anticapitalista, en Marzo de 1986 la ABSTENCIÓN carecía de sentido. Hoy, el 20 de Febrero de 2005, es de sentido común.

El NO y la ABSTENCIÓN son dos formas racionales y legitimas de rechazar la Constitución de la Europa del Capital. Ambas debilitan el VOTO SI. La ABSTENCIÓN tiene el peligro del pasotismo como respuesta y de la apropiación oportunista de un fenómeno social cuyos orígenes e identidades son muy complejos. El VOTO NO tiene diversos peligros. Por un lado, quedar oculto ante la opinión pública por el NO impulsado por la extrema derecha y, oficiosamente, desde el PP. Por otro lado, confundirse con el NO que, desde el PSOE y sus grupos filiales, necesitados de diferenciarse del PP como sea, se oponen al texto de este tratado, pero no al proceso social que dicho texto refleja y que el propio PSOE contribuye a construir. Esta confusión facilita la consolidación de un modelo de movimiento antiglobalización reducido hoy a jornadas y foros desde los que se convocan otras jornadas y otros foros y muy controlado por las burocracias que impidieron su desarrollo, entregándolo al PSOE, entonces en la oposición, en la primavera del 2003.

Desde la unidad de todas las formas de rechazo, defendemos la ABSTENCIÓN porque, aquí y ahora, es lo que más les duele a ellos y lo que, al tiempo, más favorece la reconstrucción de un movimiento antiglobalización independiente de la socialdemocracia y directamente conectado con las dinámicas de lucha, desde abajo de la sociedad.

EN DEFENSA DE LOS DERECHOS SOCIALES, LA DEMOCRACIA Y EL DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN. NO A LA CONSTITUCIÓN EUROPEA. LO QUE MAS LES DUELE: NO VAYAS A VOTAR.

Nota: Este artículo estaba previsto que saliera en el último lugar de la serie (12 entregas) pero ante la polémica sobre la abstención, hemos decidido ponerlo el primero. Forma parte de un libro que saldrá próximamente: «Constitución(es). Autodeterminación(es) y Movimiento Antiglobalización.» Otros materiales: en la web del CAES www.nodo50.org/caes