La agencia Moody’s advierte que mantiene la perspectiva negativa para el sector ante los problemas de rentabilidad y el probable aumento de los créditos problemáticos, especialmente los ligados a pymes y al consumo.
La banca europea deja desde el comienzo de la pandemia del coronavirus un goteo incesante de procedimientos para recortar miles de puestos de trabajo. La baja rentabilidad del negocio y las previsiones sobre el empeoramiento de los balances o que los tipos de interés se mantengan negativos durante mucho más tiempo están llevando a los grandes bancos del continente a anunciar recortes masivos de plantilla. Las estimaciones apuntan a que estos procesos sumarán más de 80.000 salidas en los próximos meses y años.
En concreto, la agencia estadounidense Bloomberg aseguraba hace unas semanas que estaban contabilizadas 75.000 salidas, pero desde entonces se han producido nuevos anuncios como en ING o, el más reciente, ABN Amro. Este grupo, controlado por el Estado holandés desde su rescate en 2008, anunció esta semana que prevé recortar un 15% de su plantilla, lo que supone casi 3.000 empleados. Su rival en el país, que opera también en España, había informado previamente de un programa de cierre de oficinas y despido de un millar de empleados.
La lista de grandes nombres de la banca europea que han anunciado planes de despidos, muchos de ellos en periodos de varios años, contiene algunas de las entidades más conocidas. El francés Société Générale anunció un proceso de salida para 650 empleados hace un mes; Deutsche Bank informó en julio que preveía la salida de 18.000 trabajadores; el italiano Unicredit tiene trazado otro plan para el recorte de más de 5.000 puestos de trabajo y el británico Lloyd’s lo cifra en más de un millar. El principal procedimiento de despidos abierto es el del gigante británico HSBC, que anunció en verano que iba a acelerar la salida de 35.000 de sus 235.000 empleados en todo el mundo.
La banca española no es ajena a este proceso y acapara una parte importante parte de los despidos. Por ahora se han anunciado tres grandes procesos. Santander prevé un recorte de plantilla que ronda las 4.000 personas, aunque en la última reunión con los sindicatos se ha rebajado ligeramente la cifra. A ello se sumarán los ajustes que realizará en sus otros mercados europeos como Polonia, Portugal o Reino Unido, dentro del plan de recortes anunciado hace un mes por la compañía. Bloomberg, por ejemplo, proyecta 2.000 salidas en su filial polaca. Sabadell, que acaba de fracasar en la negociación para la fusión con BBVA, tiene un plan para 1.800 salidas en España y otras 900 en TSB, su filial británica que ahora estudia vender. Ibercaja negocia un ERE para 790 trabajadores.
Así, por el momento, los bancos han confirmado en España procedimientos para la salida de casi 7.000 personas en 2021. Sin embargo, esta cifra aumentará considerablemente en los próximos meses cuando CaixaBank y Bankia se integren en una única entidad financiera, lo que provocará miles de salidas. También habrá un ajuste si Unicaja y Liberbank logran cerrar la negociación para crear el quinto banco del país. Ambos procedimientos todavía no tienen cifras concretas. Se sumarán también las salidas que se produzcan en BBVA. El banco no realiza ERE pero sí que cada año recorta su plantilla en España y avanzó que para 2021 prevé un ritmo similar al de 2020, cuando entre enero y septiembre habían salido más de 800 empleados.
Con estos anuncios, y teniendo en cuenta que muchos de ellos son planes a varios años vista, la banca europea podría acercarse en 2021 a los registros más altos de despidos desde la llegada de la anterior crisis. Desde 2008 a 2019 han salido del sector bancario europeo 629.000 empleados —uno de cada seis en España— siendo 2009 el peor año con más de 97.000 despidos. En 2017, el segundo peor año, desaparecieron 77.000 puestos de trabajo, una cifra similar a la suma de los anuncios que han realizado en los últimos meses los grandes bancos europeos. En lo que se refiere a España, no es descartable que la cifra se acerque a los de 2014, cuando desaparecieron más de 14.000 puestos de trabajo.
Desde 2008 a 2019 han salido del sector bancario europeo 629.000 empleados —uno de cada seis en España— siendo 2009 el peor año con más de 97.000 despidos
La ola de despidos ha llegado también a EEUU donde algunos de los principales bancos han anunciado en los últimos meses que reactivan sus planes para despedir a miles de trabajadores, después de que en un primer momento tras el estallido de la crisis del coronavirus suspendieran planes previos de ajustes de plantilla. Entidades como Goldman Sachs, Wells Fargo o JP Morgan figuran en la lista. Si bien, medios internacionales como el citado Bloomberg apuntan que es fundamentalmente en Europa donde se van a producir los mayores ajustes de plantilla.
El panorama para el sector bancario europeo no es nada halagüeño. Este miércoles la agencia crediticia Moody’s publicaba un informe sobre el futuro de la banca en Europa en la que remarcaba su perspectiva negativa para el sector. «Nuestra decisión de mantener la perspectiva negativa para los bancos europeos refleja nuestras expectativas de que los fundamentales de crédito bancario van a debilitarse debido a la pandemia de coronavirus», asegura Carola Schuler, directora de banca de Moody’s. En concreto, el informe concluye que el crecimiento del crédito visto en 2020 por las medidas de estímulo se debilitará y advierte de que puede haber problemas para la rentabilidad de los bancos en la medida en que crezcan los impagos y los márgenes se mantengan bajos por los tipos de interés negativos.
Crecimiento de activos problemáticos
En concreto, la agencia considera que la actividad económica no se recuperará hasta 2022 a niveles previos a la crisis. A ello se suma que tras años de mejora continuada de los balances de los bancos de la zona euro, ahora se espera que vuelvan a crecer los activos problemáticos para las entidades financieras. El levantamiento de las medidas de estímulo provocará un aumento de los impagos, según la agencia, especialmente en los créditos al consumo y en aquellos concedidos a las pequeñas y medianas empresas.
El informe pone de relieve que medidas como la recomendación de no dar dividendos durante la crisis del coronavirus, que está por ver si se levanta para el próximo año, han ayudado a que los bancos refuercen su capital y sean capaces de soportar la situación que ha abierto la pandemia. Sin embargo, Moody’s advierte que «la capacidad de los bancos para respaldar la recuperación puede verse obstaculizada por su escasa rentabilidad». Por eso, ante las previsiones de que la demanda de crédito se contraiga y sigan sin subir los tipos de interés, Moody’s, al igual que los supervisores, urge a las entidades a reducir sus costes, marco en el que se encuadran los citados procesos de despidos de los grandes bancos del continente.
Es en este punto donde señala que se producirán fusiones nacionales para buscar sinergias y reducir costes, pero descarta que haya operaciones entre grandes entidades de distintos países. Este es un mensaje repetido por el Banco Central Europeo en los últimos meses, que incentiva que se creen bancos más grandes en Europa para reducir costes y mejorar la rentabilidad. Sin embargo, este llamamiento solo ha tenido cierto éxito en España.
Desde el verano a esta parte se ha cerrado un acuerdo para crear la mayor entidad, con CaixaBank y Bankia, y se negocia otra, entre Unicaja y Liberbank. Además, pese al fracaso entre BBVA y Sabadell, ambos bancos reconocen que seguirán mirando oportunidades de integración. Fuera de España, sin embargo, no se han anunciado grandes acuerdos de fusión, ni tan siquiera negociaciones que vayan más allá de ciertas especulaciones de mercado.