En Italia, los conductores han descubierto que los coches diesel de última generación funcionan… con aceite de colza. En principio, el automóvil funciona bien, el motor no sufre daños, contamina mucho menos y sale notablemente más barato. El que no ve con buenos ojos el improvisado combustible es el gobierno italiano, que pierde millones de […]
En Italia, los conductores han descubierto que los coches diesel de última generación funcionan… con aceite de colza. En principio, el automóvil funciona bien, el motor no sufre daños, contamina mucho menos y sale notablemente más barato. El que no ve con buenos ojos el improvisado combustible es el gobierno italiano, que pierde millones de euros en impuestos.
En pocos días se han agotado las existencias de aceite de colza en la provincia de Trento, y se han multiplicado por diez las ventas en las regiones del norte del país.
La asociación vinculada a la patronal de los carburantes asegura que el aceite de colza puro daña los inyectores y la bomba de los motores a largo plazo. Sin embargo, la Confederación Italiana de Talleres de Reparación desmiente ese dato y confirma que el aceite no genera problemas, y reduce la contaminación en casi un 90%.
Incluso la FAO, la Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación, con sede en Roma, cree que el uso del aceite de colza como combustible abre un camino de esperanza en los países más pobres que podrían producir grandes cantidades de colza en sustitución del diesel mineral.
De momento, la Guardia de Finanzas italiana ya ha advertido que el uso del aceite de colza como combustible, en lugar del gasoil, es un delito penal que se persigue, y que conlleva elevadas sanciones y hasta pena de prision por fraude fiscal, porque el Estado deja de ingresar los impuestos previstos por los carburantes minerales.