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Los consejos obreros en la revolución de 1918

Fuentes: Socialist Worker

Traducido para Rebelión por Àngel Ferrero

En la tercera parte de nuestra serie, Volkhard Mosler analiza el papel de los consejos de obreros y soldados (C.O.S.) en la revolución alemana de 1918.

Cerca de un millón de trabajadores alemanes se unió a las huelgas de masas contra la Primera Guerra Mundial en enero de 1918, después de casi cuatro años de carnicería. Solamente en la industria armamentística alemana de Berlín, 500.000 obreros dejaron a un lado sus herramientas.

Un grupo llamado Obleute organizó la huelga. «Obleute» es la palabra alemana para los enlaces sindicales, cuyos miembros eran elegidos democráticamente de entre los más radicales. En su primera reunión, el 28 de enero de 1918, los 60 delegados de Obleute eligieron a un órgano central. Delegados de los dos principales partidos obreros, el Partido Socialdemócrata (SPD) y el Partido Socialdemócrata Independiente (USPD), fueron cooptados. Este órgano recibió el nombre de Arbeiterrat o consejo obrero. Una nueva forma de organización había nacido en Alemania. En ella resonaba el eco de los soviets, que jugaron un papel central en la revolución rusa de 1917. Su tarea era organizar el movimiento huelguista ilegal. Reclamó una paz sin anexiones, el fin del control militar de las fábricas, una mejor distribución de los alimentos, la libertad para los prisioneros políticos y el sufragio universal.

Antes de la huelga Obleute pidió a la dirección del USPD, que tenía un enorme apoyo entre la clase obrera de Berlín y otras grandes ciudades alemanas, que llamara a la huelga general. Pero el USPD dijo no tener la suficiente fuerza como para tomar el control del ejército.

Karl Retzaw, un trabajador de 22 años, encabezó la huelga en una de las fábricas. De pie sobre una de las mesas de trabajo gritó: «Estamos en huelga para poner fin a la guerra. Queremos la paz. No queremos producir más armas para el Kaiser y sus generales. Seguiremos en huelga hasta que se termine la guerra. ¡Viva la revolución rusa! ¡Viva Lenin y Trotsky!»

El estado aplastó el movimiento y muchos de los dirigentes de la huelga fueron enviados al frente. Pero entonces estalló la revolución en alemania el mes de noviembre de 1918. En esta ocasión los marinos y los soldados se pusieron al frente. Consejos de obreros y soldados aparecieron por doquiera. Estos consejos tuvieron la habilidad de lanzar un desafío revolucionario al viejo orden, como la tuvieron los consejos obreros en Rusia que, coordinados por el partido bolchevique, derrocaron al viejo régimen e intentaron crear una sociedad socialista.

La primera -y única- sesión del Congreso de los Consejos de Obreros y Soldados de toda Alemania empezó en Berlín el 16 de diciembre de 1918. Asistieron 490 delegados: 406 obreros y 84 soldados. Casi 300 de ellos eran miembros del SPD, y sólo 100 del USPD. Una pequeña minoría eran miembros de la Liga Espartaco, un pequeño grupo revolucionario dentro del USPD.

El congreso votó dos veces una moción para permitir hablar a los líderes espartaquistas Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg. A su término, el Congreso llamó a la convocatoria de unas elecciones generales para formar una asamblea constituyente y se autodisolvió. Con esta decisión el consejo proporcionó a los generales, y a los capitalistas que los respaldaban, un balón de oxígeno que aprovecharon para aplastar la revolución.

Esta derrota, empero, no era inevitable. Durante el segundo día del congreso, decenas de miles de obreros, encabezados por Liebknecht y la Liga Espartaco, reclamaron que los consejos ampliasen sus poderes. Una delegación pidió una república alemana socialista y unida, y que se entregara «todo el poder a los consejos de obreros y soldados.»

La composición política del congreso reflejaba dos cosas. Primero, que el desarrollo político de la revolución era irregular. El sentimiento revolucionario de los obreros berlineses contrastaba con el sentimiento no-revolucionario de la mayor parte del resto del país. Segundo, que los socialistas revolucionarios del consejo estaban aún ligados políticamente al USPD, que no apoyó la consigna de «todo el poder a los consejos».

La Liga Espartaco podía dirigir a decenas de miles de obreros, pero no contaba con una red organizada de miembros disciplinados y entregados cuando la gran primera oleada de revolucionarios se lanzó al ataque. No estaba organizada de manera que sus argumentos pudiesen influir en todos los consejos de obreros y soldados.

Todo lo anterior hizo que la revolución fuese lo suficientemente fuerte como para poner fin a la guerra, pero dejó intactos a los poderes que fueron responsables de la misma.

Volkhard Mosler es colaborador de Marx21 (www.marx21.de)

Fuente: http://www.socialistworker.org.uk/art.php?id=16597