Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti
Quién lo hubiera dicho. Todas las empresas del grupo B[erlusconi] van viento en popa. Escribe Repubblica: «2009 ha sido un año de oro para el grupo de empresas de la familia Berlusconi».
Liquidez en la caja fuerte: 1.100 millones de euros. El Cavaliere se quedó con un cheque de 162 millones. Repartió 10 a cada hijo. Otros los dejó ahorrados para las futuras villas, los caprichos y los abogados. ¿Quién dijo crisis?
El estado del patrimonio de nuestro presidente del Consejo nos llena de gozo. Hace dieciséis años, en vísperas de su salida al terreno de juego político, el futuro estadista estaba ahogado en un mar de deudas: 4.000 millones, según su brazo derecho Fedele Confalonieri; 5.000 millones , según Marcello Dell’Utri, su brazo izquierdo; 7.000 millones, según otros analistas. Fuera como fuera, eran tantas las deudas que los bancos acreedores se vieron inducidos a solicitar y obtener el nombramiento de Franco Tatò, un directivo externo, para tratar de sanear las cuentas del grupo. ¿Lo habrían conseguido? Tal vez sí, recortando puestos de trabajo, inversiones, participaciones. O tal vez no, aun devolviendo la Mondadori.
Sin embargo, de ese pozo apareció un conejo mágico: el partido [Forza Italia, N.d.T]. Con el partido, llegó el poder. Con el poder, la cotización en Bolsa, el gobierno del país, la inmunidad, las leyes ad personam, el control de la información, etcétera. Confalonieri lo admitió una vez: «Sin Forza Italia hoy estaríamos debajo de un puente o entre rejas». Como apenas hay oposición, las cosas le han ido mejor que mejor. Han acabado en la cárcel algunos «utilizadores no finales», y por tanto, prescindibles. Y la que ha acabado debajo del puente ha sido la pequeña Italia, postrada bajo su dominio.
Para su familia es una auténtica fiesta. Alegrémonos con ellos, antes que llegue la tormenta.
Fuente: http://voglioscendere.ilcannocchiale.it/2010/02/25/i_dividendi_di_silvio.html