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Los irlandeses deciden en referendum sobre el derecho al aborto

Fuentes: Rebelión

Este viernes, 25 de Mayo, Irlanda celebra un referendum histórico relativo al derecho al aborto. Las leyes de la Republica al respecto se encuentran entre las más restrictivas en vigor a nivel internacional, negando a las mujeres su derecho a interrumpir el embarazo aunque este sea consecuencia de una violación o de incesto. A pesar […]

Este viernes, 25 de Mayo, Irlanda celebra un referendum histórico relativo al derecho al aborto. Las leyes de la Republica al respecto se encuentran entre las más restrictivas en vigor a nivel internacional, negando a las mujeres su derecho a interrumpir el embarazo aunque este sea consecuencia de una violación o de incesto.

A pesar del duro tono de la campaña de los contrarios a que las irlandesas tengan la capacidad de decisión sobre su cuerpo y sexualidad, todo indica que la sociedad irlandesa ha dado muestras de haber cambiado bastante en lo que se refiere a una moral católica, unida por muchas décadas al nacionalismo patriótico.

En el 2015, y en contra de todos pronósticos, la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo fue apoyada por una holgada mayoría, en referendum, evitando así la posibilidad de revertir ese derecho por medios legislativos.

En esta ocasión se utiliza el mismo mecanismo de refrendo popular, y la decisión final estará en buena medida en manos de los jóvenes, para que la población certifique si están de acuerdo o no en derogar la Octava Enmienda de la Constitución. Hasta ahora se sabe que varios miles de irlandeses, residentes en el exterior, han viajado a su país para poder votar este viernes.

En campañas anteriores, como la del año 2012 por toda la Isla se podian ver inquietantes carteles, reproduciendo imágenes de mujeres destrozadas o de fetos, con el slogan «El aborto destroza la vida».

Ya en ese año el entonces Presidente de la asociación Pro-Life Action League, una organización con sede en Chicago, reconocía que muchos donantes norteamericanos habían aportado cuantiosos fondos a los grupos anti-aborto irlandeses. Al día de hoy, y en plena campaña, las cosas no han cambiado mucho, y son asociacianes norteamericanas las que siguen inyectando ayuda financiera a los grupos anti-abortistas mediante controvertidas empresas ‘data-mining’ (manipuladoras de datos), que tanto han contribuido al Brexit y a la victoria electoral de Donald Trump.

El debate ha sido muy caliente en las redes sociales, pero la gente, mujeres sobre todo, han organizado manifestaciones coloradas en todas las ciudades para pedir a la gente de votar a favor de la abolición de la Octava Enmienda de la Constitución, que prohibe cualquier tipo de interrupción del embarazo en Irlanda.

Los casos de las jóvenes, y menos jóvenes, que se han visto forzadas a viajar a Inglaterra para poder interrumpir un embarazo no deseado se pueden contar por miles, una migración abortista que funciona en silencio y sin ninguna atención mediática.

Pero hay casos en que no ha sido así. Un triste ejemplo fue el de la adolescente, conocido como el «caso x» que con apenas 14 años y con tendencias suicidas, embarazada como consecuencia de una violación, tuvo que obtener permiso de un tribunal para poder viajar al exterior para interrumpir su embarazo. Igual se puede decir del caso de la joven Savia Halappanavar que con una amenaza de aborto natural con riesgo para su vida, no pudo interrumpir su embarazo y finalmente murió como consecuencia de la prohibición constitucional.

La escritora Lisa McInerney, reconocida voz de la literatura contemporánea de la Isla comenta: «He estado muy comprometida en la campaña y para ser honesta no tengo una buena sensación. Creo que en Irlanda tenemos todavía mucho recorrido que hacer, en lo que se refiere a los derechos de las mujeres».

Y continúa, «el hecho que las mujeres fuésemos ‘libres’ de viajar al Reino Unido para abortar, ha significado que mucha gente pretendiera que en Irlanda no había abortos… Hay todavía mucha vergüenza cuando se trata del embarazo – dice Lisa – violación, problemas con el feto e incluso sobre el cuerpo de las mujeres. Por eso es tan difícil para las mujeres compartir sus historias».

Para Lisa resulta, «embarazoso e inaceptable que un país, los conservadores de un país, estén satisfechos exportando sus problemas al Reino Unido. Quiero decir que los embarazos irlandeses están regulados por la legislación inglesa. Me parece hasta antipatriótico».

En el campo político casi todos los partidos se han mostrado favorables a la derogación de la Octava Enmienda.

El Gobierno del conservador Fine Gael, ha manifestado una posición clara afirmando que la Octava Enmienda «no es ya adecuada», y de hecho el Primer Ministro, Leo Varadkar, un médico de 39 años que ha declarado abiertamente su homosexualidad, ha sido el impulsor de este referendum. Por su parte el Sinn Fein, el Partido Laborista Irlandés, los social demócratas y los diversos partidos socialistas, así como los diputados independientes, se han pronunciado a favor de abolir la enmienda.

El único partido a favor de mantener la prohibición del derecho de las mujeres al aborto ha sido el Fianna Fail, pero incluso en este caso su líder, Micheal Martin, se ha permitido hacer campaña a favor de ese derecho.

«Digamos que hay un apoyo pragmático al rechazo del ‘8’ por parte del Estado» -dice la escritora Lisa, y añade- «El problema es la violenta campaña a favor del No, encabezada por los fundamentalistas católicos. De hecho, merece la pena decir que la legislación propuesta todavía es mas restrictiva de la inglesa».

Lisa McInerney afirma: «por supuesto votarè si. Y lo harè por dos razones: primero porque creo que nadie tiene el derecho de forzar a una mujer o a una chica a un embarazo que no quiere, y segundo porque, como patriota irlandesa, me parece injusto dejar que sea un país extranjero el que legisle sobre las mujeres irlandesas».

Por su parte la presidenta del Sinn Fein, Mary Lou McDonald, que ha participado en la campaña por el Si declaraba que, «Como madre de dos hijos, uno de ellos una joven adolescente, quiero que crezcan en una Irlanda que los cuide. Una Irlanda que no castigue la tragedia, que no le de la espalda a las mujeres y a las chicas. Quiero que mi hija y sus amigas puedan vivir en una Irlanda donde puedan tomar decisiones sobre su salud, con el apoyo de doctores, y que estos puedan actuar de acuerdo a lo que sea mejor para sus pacientes, sin miedo a acciones judiciales».

Finalmente será la población irlandesa quién decidirá, este viernes, mediante su palabra soberana en referendum, sobre si las mujeres de su país tienen o no derecho al aborto.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.