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Grecia

Los ministros de Tsipras no nos dejan ver el desierto

Fuentes: Diagonal

La ausencia de mujeres ministras en el primer Gobierno de Syriza ha sido utilizado en el Estado español para criticar a los partidos que dieron su apoyo a la coalición de Izquierda Radical. Pero las mujeres griegas han protagonizado la campaña electoral tras años de machismo institucional y cesiones a la extrema derecha. Llama poderosamente […]

La ausencia de mujeres ministras en el primer Gobierno de Syriza ha sido utilizado en el Estado español para criticar a los partidos que dieron su apoyo a la coalición de Izquierda Radical. Pero las mujeres griegas han protagonizado la campaña electoral tras años de machismo institucional y cesiones a la extrema derecha.

Llama poderosamente la atención la diferencia con la que la población griega y la ciudadanía del Estado español reciben la noticia de la ausencia de mujeres en posiciones ministeriales en las carteras más importantes. Mientras que el hashtag #SinMujeresNoHayDemocracia consigue ser trending topic, en Grecia, en cambio, todo el mundo se fija en que, por primera vez, la mayoría de los miembros de su gobierno han jurado la constitución prescindiendo de la cruz y de la presencia de autoridad eclesiástica.

Existen dos tipos de reacciones en torno a #SinMujeresNoHayDemocracia. Por un lado, desde el entorno del PSOE e incluso del PP se utiliza este hecho contra las fuerzas que, como podemos, EH Bildu e IU, habían mostrado un apoyo a Syriza. Por otro lado y, desde posturas mas honestas, hay quienes ven en este gesto (o falta de él) una traición y una decepción que expulsa a esta formación de poder encauzar las expectativas cargadas a sus espaldas. Entre los defensores de la decisión (o ausencia de ella) de Tsipras de poner en sus ministerios clave a hombres se hace referencia a los falsamente citados «criterios» de eficiencia los cuales en sí ya son machistas e insultantes.

Sorprende que el gobierno de Tsipras no haya configurado su gobierno teniendo esto en cuenta, ya que en sus discursos utiliza el lenguaje no sexista y no ha dudado en poner en la vicepresidencia a un homosexual declarado. Ha quedado relegada de la lista de ministros la mitad de la población Griega a la cual por muchos motivos les debe su victoria. Les debe su victoria a muchos miles de mujeres que han salido a la calle y que han pegado pósteres, han repartido panfletos, han organizado reuniones públicas, se han implicado en luchas vecinales, se han levantado a las seis de la mañana para repartir café caliente y galletas al número creciente de ciudadanos arrojados a las calles por la crisis tanto griegos como inmigrantes sin papeles, han estado en piquetes sindicales, en huelgas, han realizado turnos en dispensarios médicos de distintas ONG, y han almacenado durante largas horas medicinas que recibían en donativo para que se repartan entre enfermos que lo necesitaban y no podían pagar sus recetas, se han manchado de pintura preparando carteles de las manifestaciones, han recogido ropa y recorrido barrios en busca de gente que vive en la calle para que tenga mantas y sacos de dormir. Han sido un batallón que desde que estalló la crisis no ha parado un solo día de trabajar. No se puede sentir sino extrañeza, máxime cuando el único mensaje feminista que tuvo la campaña electoral (en forma de spot electoral) fue el de un anuncio de Syriza llamado «Las mujeres votamos Syriza» protagonizado por mujeres en exclusiva y hablando de igualdad. Sin embargo, la victoria de la coalición de la izquierda radical es la vez la de la clarividencia de un pueblo que ha resistido con pocos medios a los recortes cada vez mas humillantes y que ha resistido heroicamente ante las soluciones autoritarias del centro derecha y de la socialdemocracia y las totalitarias del neonazismo, optando por la solidaridad, la unión popular y la disidencia política.

Invisibilización

Los ministros de Tsipras, todos hombres forman parte de un gabinete formado mayoritariamente de hombres (los viceministerios también forman parte del gabinete y por ende del gobierno), en un parlamento mayoritario de hombres formado por partidos políticos que aportaban listas donde los varones eran mayoría. Una ley de igualdad y de igual derecho a los puestos de representación mejoraría la situación presente ya que las mujeres griegas en el parlamento apenas exceden el 20%. No obstante y aunque hay gente que considera que no es excusa es también de recibo recordar que Syriza tiene como europarlamentaria a Konstantina Kouneva una migrante de origen búlgaro que intentó organizar a mujeres migrantes que trabajaban en la limpieza en un sindicato, a las que las mafias les rociaron la cara de ácido sulfúrico. Recordemos que en Syriza hay mujeres como Rena Dourou, dirigiendo la región de Attiki, y que Nantia Valavani está en un puesto viceministerial (un viceministerio en Grecia es un ministerio con una sola cartera, no un espacio de coordinación de ministerios) nada anecdótico, el de Economía. Sorprende que en las airadas reacciones estas mujeres hayan sido invisibilizadas hasta el punto de ver una recogida de firmas para pedir a Tsipras que cambie de composición de gobierno sin contar con las seis mujeres que lo componen.

La realidad es que tras dos días de airados debates en el Estado español, los griegos y las griegas apenas se han fijado en este asunto y si lo han hecho pocos o muy pocos lo han señalado. Esto se debe a dos motivos muy poderosos. En primer lugar, existe una sensación de alegría colectiva al ver que el gobierno entrante está cumpliendo con sus promesas a un ritmo acelerado, se dejan atrás las humillaciones colectivas a las que han sido sometidos por la casta política anterior. Por otro lado, la ausencia de debate sobre temas como feminismo, sexismo y género es una realidad cotidiana en los movimientos sociales en Grecia. Esto lleva a una fuerte soledad a las mujeres que intentan crear una movilización feminista.

Desiertos y oasis

Separemos un poco las «ramas» de esos ministros que todo lo tapan y asomémonos a una serie de hechos recientes que pueden servir para enriquecer el debate y acercar a feministas de aquí y de allí. El 17 abril del 2012, con el gobierno interino que había sido impuesto por la troika y compuesto por los ultra derechistas de LAOS, Nueva Democracia y el PASOK, se produjo uno de los mayores atropellos que se han cometido a las mujeres en la Unión Europea. Decenas de mujeres fueron detenidas bajo sospecha y acusación de contagiar el SIDA a supuestos clientes con los que supuestamente mantenían una relación de prostitución. La mayoría que vivían en las calles en torno a la plaza Omonia, en situación de marginalidad y drogodependencia.

Tras sus arrestos la policía griega publicó sus datos en la página web, con sus caras, direcciones, nombres de sus padres y con la información de ser portadoras del VIH. El objetivo del ministro de salud «socialista» Loverdos era el de demostrar que las mujeres de origen africano estaban trayendo el SIDA a Europa y a su vez amenazaban a la «familia griega». Durante aquel periodo se ponía en marcha las operaciones «escoba», y se alertaba a la población del peligro que componían los inmigrantes que eran presentados como una bomba «bacteriológica» a punto de estallar que harían que enfermedades como la malaria se extendieran por Europa. Esas mujeres detenidas en plena calle fueron llevadas a un centro de salud, donde se les hacía un test de SIDA y a continuación fueron fotografiadas, fichadas y quedaron detenidas con acusación de delito grave premeditado. Varios días después el fiscal decidió dar la orden de publicar sus datos personales y sus fotos para que de ese modo los hombres que se habían relacionado con ellas pudieran hacerse un test y proteger al «padre de familia griego». La reacción en contra de este atropello y violación de los derechos humanos fue muy tímido, ya que al estar en periodo electoral todo el mundo «político» estaba centrado en la campaña electoral, y los pocos grupos de activistas feministas, grupos de prevención contra el SIDA y ONG apenas encontraron eco a sus denuncias dentro de Grecia y mucho menos el exterior.

Es en ese contexto que se puede entender cómo dos semanas después en los comicios griegos medio millón de griegos daba su voto a Amanecer Dorado. Como en esas elecciones no se llegó a ningún acuerdo se tuvieron que repetir las elecciones. Durante la segunda campaña electoral, en un debate televisado, el responsable de prensa del partido neonazi arrojó el contenido de su vaso a Rena Dourou (parlamentaria de Syriza) y golpeó en la cara a Lianna Kanelli (parlamentaria del KKE) que se había levantado para defenderla, y todo eso en directo y por la TV. Un hecho así habría sacado a miles a las calles en todas las ciudades, pero en Grecia esta discusión se vio envenenada por el enfrentamiento interpartidista, y en muchos cafés donde se juntan hombres de unos 50 años o más a jugar al tabli o a ver el tiempo pasar se repetía la frase «Kala ths ekane» (que sería traducido como «le está bien empleado»). Aquella agresión pasó a simbolizar un rechazo a la clase política en su conjunto. También era la respuesta cobarde a una mujer como Lianna Kanelli, que ha defendido sin pelos en la lengua a la clase trabajadora en el congreso. Pero una vez más ni fue posible articular una respuesta feminista ni hubo una respuesta social a la altura de las circunstancias. Y poco a poco los neonazis iban ganando fama. Las segundas elecciones apenas les pasaron factura y perdieron muy pocos votos.

La ausencia de concienciación con temas de género deja también a la comunidad LGBT a la intemperie. El movimiento anarquista, el más respetado y al que no son capaz de atacar los neonazis no ha sabido intervenir en situaciones que en las cuales su intervención podría haber sido decisiva. En septiembre del mismo 2012 la obra de teatro Corpus Christi que reinterpretaba los evangelios y la vida de Jesucristo y los apóstoles en el contexto de una comunidad de hombres homosexuales en Texas fue denunciada por grupos ultra ortodoxos cristianos como una blasfemia. En la puerta del teatro al aire libre donde se iba a celebrar se presentaron los neonazis de Amanecer Dorado, con popes ortodoxos por un lado y varios parlamentarios de Dimar, de SYRIZA y del KKE por el otro para defender el derecho a celebrar la obra y mostrar su apoyo al director y actores. Pero, ni el movimiento antifascista, ni el anarquista, ni el sindical ni los comunistas fueron capaces de organizar una movilización masiva, tomar la entrada y proteger a los actores y a su director. La madre del director de la obra recibió una llamada anónima amenazándole que si se celebraba la obra ella recibiría una caja y en su interior la cabeza de su hijo. La obra fue retirada del cartel y no se produjo un solo detenido.

Las consecuencias devastadoras de carecer de una agenda sensible al feminismo y a temas de género involuntariamente crea un vacío en casos de agresiones sexuales y deja vía libre a los neonazis en los casos en que un agresor sexual es extranjero, especialmente si es inmigrante. En verano del 2012 una joven llamada Myrto, fue violada brutalmente en la isla de Paros y su violador, de origen paquistaní, la arrojó a unas rocas con la esperanza de matarla. Hoy en día Myrto sigue en coma luchando por su vida. Pero apenas se produjeron concentraciones, ni denuncias, los movimientos sociales asistían paralizados y anquilosados ante la situación y los nazis se lanzaron sobre la furgoneta que llevaba al violador ya detenido cuando éste llegaba en el barco al puerto de Atenas. El público griego asistía a la escena por sus televisores, los nazis cada vez caían mejor y la izquierda parecía carecer de respuestas adecuadas a estas situaciones. Así de una agresión sexista se creó un debate hacia las políticas migratorias que asocia a inmigrantes con violadores y delincuentes.

Es en ese desierto en el que existen oasis de organizaciones feministas. Las mujeres feministas griegas necesitan ser escuchadas y conocidas para que reciban la ayuda que les permita canalizar el debate sobre la paridad y su propio empoderamiento. Este debate tiene que llegar a los movimientos sociales. Es muy injusto e incluso un poco racista, aludir a un supuesto «retraso» de la sociedad griega. Es necesario mirar con humildad y respeto y saber realizar intercambios que enriquezcan el debate a ambos lados. Syriza sigue siendo percibido como un rayo de esperanza y sus errores pueden servir para canalizar debates. Porque errores e incoherencias llegarán a miles. Como nos decía Glora Cabrejas, vecina de Creta y natural de Asturias. Esta situación me viene como anillo al dedo «por fin podremos organizar un taller sobre sexismo y relaciones de género en el centro social.»

Notas

El caso de la persecución a mujeres seropositivas fue denunciado en el documental «Ruins» dirigido por Zoe Mavroudi.

Vídeo de las agresiones frente al teatro Xythrio de Atenas para evitar la obra de teatro «Corpus Cristi».

Anuncio electoral de Syriza en que las mujeres piden el voto para Syriza.

Juan Etxenike Almeida. Activista social, residió en Creta (Grecia) entre 2009 y 2014.

Fuente: https://www.diagonalperiodico.net/global/25533-ministros-tsipras-no-nos-dejan-ver-desierto.html