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Los partidos del sistema por un gobierno de «unidad nacional»

Fuentes: A l'Encontre

La extrema agresividad de los acreedores y los pasos atrás de la dirección de Syriza (el acuerdo-trampa del 20 de febrero y la continua búsqueda de una «solución» a través de las negociaciones) han creado las condiciones políticas para que los políticos derrotados en las elecciones del 25 de enero pasen al contraataque. To Potami […]

La extrema agresividad de los acreedores y los pasos atrás de la dirección de Syriza (el acuerdo-trampa del 20 de febrero y la continua búsqueda de una «solución» a través de las negociaciones) han creado las condiciones políticas para que los políticos derrotados en las elecciones del 25 de enero pasen al contraataque.

To Potami (El Rio) se ha convertido en el adalid de una orientación en pro de un «acuerdo [con los acreedores] a cualquier precio«. Aprovechando la presión que ejercen el resto de fuerzas políticas a nivel nacional y multiplicando actos provocadores para exigir la «liquidación» de las posiciones radicales y a los cuadros de Syriza, To Potami insiste sobre su disponibilidad para que el gobierno se «abra» a su derecha. Ahora bien, está claro que incluso quienes planifican esta salida, son conscientes de que esta solución es provisional: la palabrería de Stavros Theodorakis (periodista situado a la cabeza de To Potami, aupado por los media) solo tienen sentido como muestra anticipada de la vuelta hacia un escenario de unidad nacional más amplio.

Escenario que se vislumbra en los recientes debates parlamentarios, así como en los preparativos de otros actores más serios.

Antonis Samaras (Nueva Democracia) exige la firma inmediata del acuerdo [con el Eurogrupo], y ha realizado una oferta abierta de una «gran coalición». Es evidente que su referente es la «gran coalición de cristiano-demócratas (CDU) y socialdemócratas SPD) en Alemania, que han sentado las bases para imponer el neoliberalismo. Las condiciones que exige Samaras para esa gran coalición son «comedidas», aunque significativas: poner fin a las calumnias contra el personal político que aceptó los memorándum; no reintegrar a los trabajadores y trabajadoras despedidas; no rechazar las privatizaciones. Constituyen la admisión de la derrota política de la izquierda radical. Ante la perspectiva de elecciones, el dirigente de la derecha ha optado cortar el camino a una vía de salida a la situación actual: obstaculizar el contraataque de Syriza. Previene sobre la opción de una «polarización civil». La utilización del término «civil» por la extrema derecha de Nueva Democracia constituye una amenaza. A través de este tipo de amenazas, coordinadas con la presión mediática sobre una «vuelta a la normalidad» en la relación con los acreedores, Samaras trata de empujar a Alexis Tsipras hacia la perspectiva suicida de una coalición basada en un nuevo memorándum.

Es verdad que estos temas de su discurso no son suficientes para camuflar el hecho que, de cara al futuro, Samaras esta «quemado» para el régimen político griego. Pero esta orientación del partido de derechas pueden convertirse en mucho más insistente si quien las realiza es una nueva dirección que sin la responsabilidad del fuerte conflicto con Syriza, y de la derrota, en las elecciones de enero pasado.

Los problemas a los que se enfrenta el Pasok son mayores. Sus responsabilidades en desarrollo de las políticas neoliberales están a la vista. Evangelos Venizelos está obligado a aceptar que es un jefe de fila en vías de dimitir, mientras que Fofi Genimatas y los otros dos candidatos/1 no están a la altura de la situación actual. Sin embargo, la «escuela» del compromiso en el Pasok es muy útil para el régimen; en particular en unos momentos en los que hay que distinguir entre la carne y el pescado. El esfuerzo realizado por Venizelos en el Parlamento para mostrar que las propuestas sobre la «reestructuración» de la deuda -incluso las recogidas en las 47 páginas de la propuesta presentada a los acreedores- son el resultado de un trabajo efectuado en colaboración con la Banca Lazard/2 es más que sintomático.

La línea adoptada por Amanecer Dorado hay que tomarla como una advertencia a la dirección de Syriza. El «Fhürer» de esta organización nazi, Nikolaos Mixaloliakos, ha optado por limitar sus intervenciones parlamentarias a una demagogia «anti-plutocrática», evitando los insultos racistas y nacionalistas habituales. A pesar de las dificultades por las que atraviesa Amanecer Dorado a causa de la actividad del movimiento anti-fascista y anti-racista; a pesar del peso de las revelaciones sobre sus actividades criminales, la dirección de la organización nazi pone todas sus esperanzas en las posibilidades que ofrecería una crisis abierta en Syriza, en caso que retroceda de forma desordenada ante la presión de los acreedores.

El discurdo del KKE (partido comunista), expresado por D. Koutsoumba resulta interesante. El secretario general del KKE ha «abierto» la puerta a una táctica de frente único hacia la base social y electoral de Syriza (trabajar juntos para organizar las luchas contra la austeridad, en los hospitales públicos, etc.). Sin embargo, esta apertura queda coja y sin futuro en la medida que el KKE no se digna en distinguir entre Syriza y los partidos burgueses, ni es capaz de formular una táctica que tenga en cuenta las diferencias profundas entre Syriza y el campo de la Nueva Democracia, Pasok y To Potami.

Es evidente que si la dirección de Syriza retrocede ante los chantajes de los acreedores, los acontecimientos políticos evolucionarán con rapidez, y que estos irán en el sentido de las agujas del reloj (a la derecha) con la perspectiva, antes o después, de un gobierno de unidad nacional.

Para evitar esta catástrofe, es necesario dar una respuesta clara a las presiones «externas» derivadas de las negociaciones. También es necesario y urgente abrir un frente interior: adoptar las medidas que mejoren las condiciones de los trabajadores y trabajadoras y de la gente pobre en detrimento de los bancos, de los industriales y de los armadores, aunque sea al nivel «mínimo» que proponía el programa de Syriza.

El elemento clave para la supervivencia de un gobierno de izquierda frente al bloque de los capitalistas griegos y sus aliados internacionales, es consolidar de una alianza social «por abajo». Lo contrario, el seguir alimentando la ilusión de que se podrá llegar a una solución pacífica que satisfaga a todas las partes conducirá, rápidamente, al fin de las esperanzas que emergieron el 25 de enero, llevándonos, en primer lugar, a un gobierno de unidad nacional para concluir, al final, con el restablecimiento de la «normalidad» burguesa.

Notas:

1/ E. Venizelos presentó su dimisión en el congreso. El Pasok debe, por tanto, elegir un nuevo dirigente. Fofi Genimata, hija de un ministro que hizo su carrera en los años 1980 y en los primeros 1990, ya fue vice-ministra de Salud y Educación entre 2009 y 2010. Es una de los tres candidatos a este puesto (Redacción de A l’encontre)

2/ La Banca Lazar ha sido nominada por el ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, para jugar el papel de consejera en el terreno de la reestructuración de la deuda pública y del presupuesto (Redacción de A l’encontre)

Fuente original: http://alencontre.org/europe/grece-…