Matteo Renzi y sus compadres del gobierno, incansables fabuladores, cantan las alabanzas de ellos mismos y de sus actuaciones, presentándonos un país en plena recuperación económica, social y política que se acerca cada vez más a la perfección gracias a las «reformas» (del decreto Poletti a la Jobs Act, de la buena escuela a la […]
Matteo Renzi y sus compadres del gobierno, incansables fabuladores, cantan las alabanzas de ellos mismos y de sus actuaciones, presentándonos un país en plena recuperación económica, social y política que se acerca cada vez más a la perfección gracias a las «reformas» (del decreto Poletti a la Jobs Act, de la buena escuela a la reforma de la ley electoral) que han transformado la sociedad italiana. El presidente del gobierno se jacta, asimismo, de un presunto desencuentro con Angela Merkel a cuenta de las políticas de austeridad en Europa: para Renzi, bastaría con que la canciller fuera un poco menos dogmática y rígida y todo mejoraría. Difícil no ver en estas «maniobras europeas» la preocupación de Renzi ante la posibilidad de que dentro de algunos meses las instituciones europeas tumben su ley de estabilidad basada en un aumento del déficit presupuestario, que pasaría del 1,6 al 2,6 %. (¿No decían que la causa de todos los males era precisamente ese déficit?)
En lo que respecta a la alabanza de la nueva ley electoral (el Italicum), visto el problema que suponen los recientes resultados electorales españoles, Renzi no hace otra cosa que confirmar lo que ya se sabía, es decir, el carácter antidemocrático y anticonstitucional de su criatura (como por otra parte el de los cambios institucionales), destinada a garantizar en cualquier caso a un modesto partido de mayoría relativa, y minoritario en la sociedad, una enorme mayoría parlamentaria y el consiguiente poder político.
Relato o ideología
Se suele utilizar el término «relato» para indicar las modalidades con que un determinado sujeto o grupo social describe e interpreta la realidad; es un vocablo palaciego que tiene la finalidad de valorar y hacer creíble lo que nos cuentan los poderosos. Los marxistas emplean en su lugar otro término: hablan de «ideología», de falsa conciencia, es decir, de una lectura de la realidad tergiversada, adaptada a los intereses de una clase, en este caso la burguesía, para que los trabajadores y trabajadoras acepten sus políticas económicas y sociales. Por tanto, los relatos de Renzi y sus socios son auténticas construcciones ideológicas o, para utilizar el lenguaje popular, cuentos chinos.
De todas maneras, Renzi tiene razón cuando canta victoria, desde su punto de vista y del de la clase burguesa a la que representa: el gobierno ha conseguido infligir una serie de graves derrotas al movimiento de los trabajadores y a sus derechos, hasta llegar a la anulación definitiva del estatuto de los trabajadores, para mayor garantía de los intereses de las fuerzas patronales. Examinemos ahora algunos hechos concretos.
La economía
La supuesta recuperación significativa de la economía capitalista, y de la italiana en particular, está fuera de la realidad: los enclenques índices positivos del crecimiento del PIB son casi un dato obligado tras la fuerte caída que ha experimentado desde el 2007; más una reacción mecánica de rebote que sigue a la dramática y duradera recesión económica y productiva (caída del 25 % de la producción industrial) que una señal real de cambio de tendencia. Además de esta debilísima recuperación, la economía italiana, según revela el editorialista del Sole 24 ore del 23 de diciembre, ha podido aprovechar en 2015 «por lo menos tres factores internacionales que nos han ayudado a salir de los números rojos: bajo coste del petróleo, expansión cuantitativa, euro débil«, mientras que el nuevo año presenta un panorama mucho más difícil, marcado por la desaceleración de las tasas de crecimiento de las economías emergentes, como China o India, que habían «tirado» de la economía mundial, y por los negros nubarrones que siguen oscureciendo el cielo del sistema capitalista.
El empleo
En lo que respecta al empleo, las cifras siguen siendo de pena: tres millones de parados (poco menos del 12 %), a los que hay que añadir otros tres millones de personas que ya no buscan trabajo; el modesto aumento del número de personas empleadas en el último año se debe a las contrataciones temporales, que suman más que nunca antes en este país (2 560 000 trabajadoras/es con contrato temporal, el 14,6 %, como certifica el Istat). ¿Ha fracasado por tanto la Jobs Act? Desde el punto de vista de las y los trabajadores, sin duda; pero no desde la perspectiva de Renzi y de Giuliano Poletti, cuyo objetivo era precisamente crear algunos puestos de trabajo más, pero sin derechos, regalando 20 000 euros por cada trabajador contratado a la patronal, con el creciente contrato de indemnización.
En una entrevista publicada en La Stampa del 29 de diciembre, Poletti vuelve a confirmar lo que siempre ha sido su credo: que la empresa (y por tanto el beneficio) debe ocupar el centro del mundo: «El empleo no puede ser una variable independiente. Hemos de conseguir que nuestras empresas crezcan… Los italianos deben enamorarse más de sus empresas, porque el futuro de este país está atado al futuro de sus empresas… La Jobs Act es una de las condiciones fundamentales para que esto suceda.» Como diría el Fantozzi de Paolo Villaggio, «qué bueno es usted, patrón«.
La enseñanza
Las trabajadoras y trabajadores de la enseñanza son quienes en el último año más quebraderos de cabeza han dado al gobierno con su larga lucha de primavera, aunque hayan encajado una derrota. La contrarreforma de Renzi supone un gran paso adelante en la privatización y mercantilización de la enseñanza, confiere enormes poderes a los directores de escuela, divide de todas las maneras posibles a los enseñantes para someterlos al poder y no resuelve el problema de la gente con contratos precarios. En diciembre, mientras en muchas escuelas todavía reina el caos de puestos y de programas, el gobierno ha facilitado una y otra vez datos bastante diferentes sobre el número de gente precario empleada con contrato fijo y regular: en cualquier caso, la nueva gente contratada, después de haber adquirido el derecho durante años de precariado, han obtenido unas condiciones peores que sus colegas en el pasado, viéndose obligada a emigrar o a asumir puestos que no se ajustan a su propia materia de enseñanza. Además, no hay que olvidar que los 100 000 de los contratos constituyen una pequeña parte del enorme número de enseñantes precarios que todos estos años han asegurado que la enseñanza pudiera seguir adelante.
La ley de estabilidad
Después está la ley de estabilidad, de la que se ha hablado poco y que se ha tramitado casi en secreto, cuando habría sido necesario movilizarse para hacerle frente: una ley de estabilidad que regala de diversas formas algunos miles de millones a la patronal (y todavía más en 2017, cuando entrará en vigor la reducción del impuesto de sociedades al 24 %); que recorta el gasto público a razón de muchos miles de millones; que menoscaba profundamente el servicio sanitario nacional con efectos devastadores y que mortifica a millones de trabajadores públicos, cuyos contratos están bloqueados desde 2010. Una ley que, sin embargo, encuentra la manera de financiar las medidas de seguridad y mantener el papel militar de Italia de gira por el mundo; que otorga algunas modestísimas propinas en vista de las próximas elecciones de primavera; una ley que encuentra dinero para alguna limosna de más para los desheredados, penalizando las pensiones y los salarios y no tocando las rentas de los ricos.
Finalmente, una ley que se cuida muy mucho de meter mano a la vergonzosa contrarreforma Fornero sobre las pensiones. A partir de 2016, las mujeres tendrán que trabajar 22 meses más para poder acogerse a las disposiciones de dicha ley; los hombres y las mujeres tendrán que añadir cuatro meses más en concepto de adecuación a la esperanza de vida y además se procederá a la revisión de los coeficientes a fin de determinar (a la baja) la cuota contributiva al seguro de pensiones: una vergüenza que Renzi se ha abstenido de modificar.
Los bancos
Después están los bancos, esas simpáticas entidades que en los últimos años se han salvado en muchos países gracias al dinero público, que han recibido del Banco Central Europeo cuantiosos préstamos con tipo de interés nulo, sin que esos recursos se hayan transferido a la actividad real productiva y artesanal del país; que se lucran de las necesidades de financiación de los pequeños empresarios, comerciantes, artesanos, de las hipotecas solicitadas por las familias para la compra de su vivienda; que obligan a sus empleados a vender a los ciudadanos el peligroso milagro de los productos derivados, esa auténtica magia del capitalismo moderno, una riqueza ficticia, un derecho de disposición sobre una presunta riqueza futura, olvidando que la riqueza solo se produce realmente mediante la actividad del trabajo humano. Sin embargo, la patronal y los bancos han sabido crear estos últimos años la riqueza ficticia mediante el recorte de los salarios, de las pensiones, del gasto social, es decir, robando recursos a las clases trabajadoras.
Los fallecidos
Después, inesperada e inexplicablemente, se ha producido otro fenómeno grave y doloroso; el año pasado ha habido un aumento sin precedentes de la mortandad (+11 %), un dato que solo tiene parangón en los años oscuros de la última guerra. Pero no estamos en guerra, así que ¿por qué? En realidad, en estos años se ha declarado una guerra particular. El chantaje de la deuda se ha empleado para destruir el Estado social, para hacer crecer el desempleo, la precariedad, los bajos salarios, para recortar las pensiones, para cercenar la sanidad y las prestaciones sociales públicas, para crear marginación y pobreza; cuando en un país como el nuestro hay diez millones de pobres, cuando en estos momentos hay varios millones de personas que ya no pueden acceder a la atención sanitaria, cuando se degrada el servicio sanitario, cuando se reduce la prevención, no es extraño que las muertes aumenten tanto. Este hecho de por sí lleva al banquillo de los acusados a toda la clase dirigente, a sus políticos y a sus medios de comunicación, a todos aquellos que han deseado y gestionado la masacre social.
No llueve, ¡gobierno ladrón!
Por último, está la catástrofe natural. Apenas se habían apagado los reflectores del espectáculo de la COP21 de París, saludado por los medios como un gran éxito, cuando los periódicos han tenido que dar cuenta de una realidad medioambiental bien visible desde hacía semanas para quien quisiera verlas, para quien conoce siquiera un poco la naturaleza, las estaciones y los fenómenos atmosféricos: no llueve desde hace meses, las montañas no se visten de blanco, sino de marrón gris (ni rastro de esa nieve que debería convertirse en agua beneficiosa en primavera), los campos padecen la sequía y las temperaturas son anormalmente altas. Todo el ciclo natural está perturbado, con consecuencias imprevisibles. Pero nadie ha hecho sonar las campanas al vuelo; los alcaldes han esperado a que las ciudades se ahogaran para tratar de adoptar alguna medida modesta; el gobierno de Renzi no ha previsto, ni ha actuado; no ha planeado ni ejecutado ninguna acción radical de conjunto y en profundidad. Se limita a bailar la danza de la lluvia.
El peligro más grave proviene del desbarajuste de la propia naturaleza bajo los golpes de un desarrollo irracional y destructivo de la producción y de las formas de acumulación del sistema capitalista, incapaz de garantizar a la larga unas condiciones de vida decentes, ni siquiera las que las luchas de los trabajadores habían conquistado durante un breve periodo en un número reducido de países, limitando un poco la arbitrariedad de los capitalistas. El relato de Renzi es por tanto un engaño.
Construir la alternativa a Renzi y a la Confindustria, al capitalismo
Sigue siendo dramático para el movimiento de las trabajadoras y trabajadores el problema de construir una respuesta de lucha a este mar de mierda, a estas toneladas de mentiras, a este durísimo ataque al conjunto de derechos y condiciones de vida. ¿Cómo construir una respuesta social y política a las políticas destructivas de las clases dominantes y de sus gobiernos? ¿Cómo recuperar la confianza en la posibilidad de construir una resistencia efectiva al curso de los acontecimientos y una perspectiva real democrática y ecosocialista?
La primera palabra debería corresponder a las grandes organizaciones sindicales, que todavía gozan de la adhesión de millones de trabajadoras y trabajadores y que, no obstante, se han subido (por las decisiones de sus direcciones) material e ideológicamente al carro de la Confindustria y de la clase patronal. De este modo, han favorecido la desconfianza y la desmoralización de amplios sectores de la población. A pesar de ello, se producen luchas y actos de resistencia y son muchos todavía los que no quieren rendirse, lo que no soportan que otros decidan su destino, su puesto de trabajo, que no están dispuestos a aceptar formas de explotación cada vez más brutales. Por esto hay que apoyar todas las iniciativas sindicales de lucha, todas las actividades de las fuerzas y corrientes sindicales de clase que estimulen las movilizaciones, el protagonismo de los trabajadores y las luchas parciales en curso, tratando de coordinarlas.
Las fuerzas de izquierda (aquellas que se sitúan a la izquierda del PD), deberían tratar de contrarrestar la orientación moderada que las atenaza y su subordinación a las burocracias dirigentes de los sindicatos; debería dejar de ocuparse solamente y sobre todo de cómo adquirir una representación parlamentaria, aunque sea para poder mejorar su correlación de fuerzas con el PD, dedicándose en su lugar a crear un frente real de unidad de acción, material y concreta, de denuncia fuerte y radical de las vilezas del sistema, de desenmascaramiento de todos quienes sostienen y avalan las políticas patronales y gubernamentales, pero sobre todo a ayudar a impulsar movilizaciones y luchas junto con todos aquellos que en los lugares de trabajo, las escuelas, los barrios y los territorios intentan traducir la rabia y la desesperación en acciones colectivas, en marea social y política.
Las razones de Sinistra Anticapitalista
Por todas estas razones, nuestra organización mantendrá una práctica constante de búsqueda de la unidad de acción en torno a los objetivos específicos de lucha y en las movilizaciones con todas las fuerzas sociales y políticas dispuestas a construir la resistencia y la oposición a las políticas del gobierno y de la Confindustria. Estará disponible para estudiar, junto con otras fuerzas políticas que se declaran anticapitalistas, las convergencias programáticas y estratégicas necesarias para construir, cuando sea posible, un partido más fuerte, arraigado y eficaz.
En lo inmediato continuará la actividad de agitación y denuncia del sistema capitalista, defendiendo el proyecto y la posibilidad de construir una alternativa ecosocialista y democrática a la barbarie actual. Hoy nuestros adversarios de clase apuestan por la desmoralización y la renuncia a la lucha; es el regalo que esperan de parte de las clases trabajadoras; el regalo que estas deben hacerse, en vez de ello, es continuar luchando por una sociedad distinta. Frente a un adversario tan fuerte y organizado y que dispone de medios sin precedentes para imponer sus leyes y su visión del mundo, hace falta la iniciativa social y sindical, pero hace falta más que nunca construir la organización política colectiva. Esto no se puede lograr refugiándose tan solo en un movimentismo muchas veces minoritario, y en todo caso parcial, o en la creación de islas «liberadas» del dominio del mercado y del capital, porque sería una vana ilusión.
El regalo que debemos hacer a la clase trabajadora para el próximo año es que pidamos a todos nuestros simpatizantes e interlocutores, a los militantes sociales y sindicales, que actúen contra el espíritu reaccionario de los tiempos, contra las políticas de austeridad, contra el racismo y el fascismo, por la unidad de los explotados y de los oprimidos en nuestro país y por una actividad internacionalista de unidad de las clases trabajadoras. Es un renovado empeño individual y colectivo, para construir juntos una organización revolucionaria y democrática, por una alternativa de sociedad, de justicia social, de solidaridad, por conquistar un futuro libre de violencia, de opresión y de la amenaza cada vez más acuciante de destrucción medioambiental.
Traducción: VIENTO SUR