El proyecto de ley que prevé realizar tests de ADN a los extranjeros que soliciten el reagrupamiento familiar en el Estado francés está siendo ampliamente contestado. La oposición incluye incluso a dirigentes de la derecha como el ex primer ministro Dominique de Villepin, quien destacó que «este tipo de pruebas no tienen sitio en Francia». […]
El proyecto de ley que prevé realizar tests de ADN a los extranjeros que soliciten el reagrupamiento familiar en el Estado francés está siendo ampliamente contestado. La oposición incluye incluso a dirigentes de la derecha como el ex primer ministro Dominique de Villepin, quien destacó que «este tipo de pruebas no tienen sitio en Francia». Líderes religiosos también se han sumado a este rechazo.
Líderes religiosos, intelectuales y políticos, tanto de derecha como de izquierda, forman parte de la oposición que se está organizando en el Estado francés en contra de la medida de realizar análisis de ADN a los inmigrantes, impulsada por el presidente de la República, Nicolas Sarkozy.
El propio Sarkozy tuvo que reunirse ayer con parlamentarios de la UMP y de Nouveau Centre (NC, los antiguos integrantes de UDF que optaron por Sarkozy frente a François Bayrou), por las críticas que, desde sus propias filas, se han lanzado contra estas medidas.
De hecho, una comisión del Senado rechazó la pasada semana la enmienda que establecía las pruebas de ADN.
Y es que, desde amplios sectores, se considera que esta medida va en contra de las «tradiciones francesas».
El presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), Alpha Oumar Konaré, calificó los tests genéticos de «inaceptables a nivel ético, moral y cultural».
El diario progresista «Libération» titulaba ayer «ADN, el frente del rechazo» en su portada, ilustrándola con las fotos de personajes públicos que se han mostrado en contra de esta práctica.
El ex primer ministro Dominique de Villepin, el dirigente del PS François Hollande, el líder centrista François Bayrou, la actriz Isabelle Adjani, Dominique Sopo, René Frydman, Laurent Fabius, Storry Bugsy, Bernard Thibault y Phillippe Val son algunos de los personajes que han suscrito un manifiesto en contra de los planes de Sarkozy y cuya foto aparecía en la portada de la edición de «Libération» de ayer.
De Villepin, que compitió con Sarkozy para ser nominado candidato de la derecha para optar a la Presidencia de la República, destacó que las pruebas de ADN «no tienen sitio en Francia, un país que ha conocido, desgraciadamente, qué suponen las redadas y el rechazo del otro».
El líder centrista, François Bayrou, por su parte, estimó que el proyecto de ley de Sarkozy «pretende aplicar a los inmigrantes un mecanismo biológico que nadie se atrevería a imponer a los ciudadanos franceses».
Adjani: «Contra la dignidad»
La actriz Isabelle Adjani, nacida en París de madre alemana y padre argelino, explicó que firmó el manifiesto «en nombre de la dignidad humana» y porque «no quiero ni pensar que se pueda poner en marcha esta especie de purificación de la raza».
Los líderes religiosos han criticado, por su parte, el espíritu que subyace en esta ley. La conferencia de obispos católicos descalificó los tests de ADN, tildándolos de «grave deriva de la dignidad humana y de la familia».
«Nuestro profundo humanismo musulmán está contrariado por esta banalización del ADN», escribió la semana pasada el rector de la mezquita de Lyon, Kamel Kabtane.
Pese a rechazar «las críticas que tratan de caricaturizar un texto que el Gobierno quiere que sea, al mismo tiempo, justo y protector», hasta el propio ministro de Inmigración, Brice Hortefeux, mostró síntomas de querer dar marcha atrás.
Así, el martes se mostró favorable a que los tests de ADN se realicen siempre bajo vigilancia judicial y abogó por que los controles de filiación se realicen sólo teniendo en cuenta a la madre y no al padre. Quienes se oponen a este proyecto de ley argumentaron que los tests podrían desvelar que los hijos son fruto de relaciones extramatrimoniales, lo que podría acarrear consecuencias no deseadas.
El Gobierno francés se justifica diciendo que los tests de ADN se emplean desde hace más de diez años en once países.
Los diputados suizos aprobaron ayer que la Policía emplee pistolas Taser, que disparan descargas eléctricas, y perros para conducir a la fuerza a la frontera a los extranjeros para expulsarlos del país, pese a que el Consejo de los Estados (Senado) y el propio Gobierno se manifestaron en contra de esta medida.
Esta propuesta provocó un vivo debate en el seno del Consejo Nacional (cámara baja del Parlamento), que finalmente aprobó la medida por 75 votos frente a 67, según la agencia suiza ATS.
Una mayoría más holgada (82 contra 63) rechazó prohibir la utilización de la fuerza contra menores a la hora de expulsarlos.
Los diputados socialdemócratas y ecologistas presentaron estudios de Amnistía Internacional que aseguran que la utilización de pistolas Taser provocó la muerte de 150 a 200 personas en EEUU y Canadá en el periodo 2002-2006.
El partido derechista Unión Democrática de Centro (UDC) rechazó estas cifras y acusó a la izquierda de «querer aprobar una ley sobre el uso de la fuerza que no permita emplear la fuerza».
La izquierda no pudo siquiera convencer a la mayoría de los parlamentarios de que rechazara el uso de los perros, que fue calificado de «método degradante» por una diputada socialdemócrata.
Asimismo, los parlamentarios suizos aceptaron que los extranjeros puedan ser esposados tanto en las manos como en los tobillos.
El texto aprobado ayer en la cámara baja debe ser ratificado ahora por el Senado.