Lo hizo mediante una carta en la que ampara el refugio de Cesare Battisti, un ex militante de la extrema izquierda italiana. Giorgio Napolitano le había advertido que retiraría a su embajador en Brasilia.
El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, volvió a defender el asilo concedido por la Justicia de su país al ex militante de ultraizquierda italiano Césare Battisti, en una carta en la que responde a su par italiano, Giorgio Napolitano, quien solicitó la revisión del fallo.
En la misma, Lula le «aclara» a Napolitano que la concesión de la condición de refugiado a Battisti representa «un acto de soberanía del Estado brasileño» y que la decisión «está amparada en la Constitución brasileña, en la Convención de 1951 de las Naciones Unidas relativa al Estatuto de los Refugiados, y en la legislación infraconstitucional».
«La concesión de refugio y las consideraciones que la acompañaron se restringen a un proceso concreto, habiendo sido proferida con fundamento en los elementos y documentos que constan en un procedimiento específico», enfatiza la nota, que descarta la revisión del fallo.
Lula manifiesta además su «confianza» en que las relaciones entre ambos países no se verán afectadas por la controversia. «Quiero manifestar mi confianza en que los «lazos históricos y culturales que unen a Brasil e Italia continuarán inspirando nuestros esfuerzos destinados a profundizar todavía más nuestras fuertes y sólidas relaciones bilaterales en los más diversos sectores», señala.
Battisti fue condenado por la justicia italiana a prisión perpetua por los asesinatos de cuatro personas, entre ellas un carabinero y un carnicero, cometidos entre 1978 y 1979 cuando era dirigente del grupo clandestino Proletarios Armados para el Comunismo. Battisti se fugó de una cárcel italiana en 1981 y se refugió en Francia. Por temor a ser extraditado por el gobierno francés, huyó entonces a Río de Janeiro y fue detenido finalmente en marzo de 2007.