Jean-Luc Mélenchon, candidato del Frente de Izquierda, es la gran sorpresa de esta primera vuelta, en la que podría arrebatar a la extrema derecha del Frente Nacional el tercer puesto. En estos tiempos de zozobra, el «Tribuno» ha logrado catalizar el malestar de abstencionistas y descontentos y rescatar de entre los escombros una vieja herencia histórica francesa, la del PCF y, en general, de la izquierda jacobina.
Muchos de los partidarios de Jean-Luc Mélenchon, el candidato a las presidenciales francesas de la izquierda y protagonista de un ascenso en las encuestas inesperado, aspiran a una ruptura con el neoliberalismo, lo que ha insuflado aire a una corriente política que había perdido enteros tras decenios de debacle del Partido Comunista.
Mélenchon, quien insiste en que su objetivo a medio plazo es crear las condiciones para una insurrección civil, insiste en que, ante el mundo de las finanzas, «es necesario golpear antes de ser golpeados». En esta línea, augura que su movimiento, el Frente de Izquierda, «llegará al poder antes de diez años» porque los acontecimientos que vienen exigirán «estar a la altura de las circunstancias».
«Sí, la ruptura es posible. Es una cuestión de voluntad política», asegura Elisabeth Weissman, una periodista de 63 años. «El problema de la deuda es una impostura. Es una simple excusa para ir hacia el desmantelamiento del Estado social», denuncia tajante.
Weissman escribió un ensayo sobre la emergencia de movimientos de desobediencia entre los funcionarios franceses contra la privatización de los servicios públicos («La Desobediencia ética»). E insiste en que la presidencia de Nicolas Sarkozy ha debilitado «la identidad republicana de Francia». Por contra, Jean-Luc Mélenchon «nos ha ayudado a recuperar la fibra revolucionaria del país», estima la periodista, que invoca la Resistencia (durante la II Guerra Mundial), en la que participó su padre, judío de origen rumano «que amaba a Francia por encima de todo».
La Resistencia es también una referencia para Nicolas Pkieffer, estudiante de 24 años. «Hemos recuperado la idea de que nada es imposible, de que un puñado de personas pueden convertirse en una piedra en el zapato» del sistema. El mensaje de Resistencia es central en la campaña electoral del candidato del Frente de Izquierda. En sus discursos, repletos de referencias históricas a la lucha de los partisanos, Mélenchon invoca frecuentemente la Revolución Francesa y la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1789.
Entre las iniciativas de apoyo a su candidatura figura un «llamamiento de filósofos» para resituar «lo humano en el centro de los procesos políticos tras años de propaganda liberal».
Francia como modelo
«Francia tiene un papel de modelo en materia de derechos humanos», destaca Sarah Kaminski, «No tenemos derecho a no estar a la altura. Sarkozy nos ha desacreditado ante el mundo», sentencia esta joven actriz de 33 años cuyo padre se pasó la vida fabricando falsos papeles para todos los combatientes de causas justas.
Mélenchon propone una amplia regularización de los inmigrantes, una idea que seduce a Laetitia Marchand, funcionaria de 27 años, atraida también por su programa de mejoras sociales, incluido el aumento del salario mínimo.
El politólogo Pascual Perrineau destaca el mantenimiento en el Estado francés de un «viejo temperamento revolucionario. Se creía casi desaparecido con la virtual desaparición del PCF», que pasó del 20% de votos en los setenta a menos del 2% en 2007. «Pero la cultura neocomunista sigue presente», recuerda.
El historiador Marc Lazar, autor de «El conunismo, una pasión francesa», habla de un «magma cultural e ideológico» . Y añade que la herencia revolucionaria que reclama la izquierda ha desmbocado, el menos en parte, en «una mezcla de chauvinismo patriotero y de mesianismo humanitario».
Fuente: http://www.gara.net/paperezkoa/20120419/335586/es/Melenchon-toca-fibra-jacobinismo-revolucionario