Béziers, su cielo azul que parece reflejar el cercano Mediterráneo, su catedral de Saint-Nazaire, sus ruinas griegas que llevan a algunos historiadores a considerarla la ciudad más antigua de Francia, su Puente Canal sobre el río Orb. Béziers y sus ciudadanos que en las elecciones municipales de marzo de 2014 votaron por la lista apoyada […]
Béziers, su cielo azul que parece reflejar el cercano Mediterráneo, su catedral de Saint-Nazaire, sus ruinas griegas que llevan a algunos historiadores a considerarla la ciudad más antigua de Francia, su Puente Canal sobre el río Orb. Béziers y sus ciudadanos que en las elecciones municipales de marzo de 2014 votaron por la lista apoyada por el Frente Nacional y eligieron al más polémico y visible de los veinticinco alcaldes que consiguió la formación de los Le Pen: Robert Ménard.
«No me lo nombre», dice una practicante de Reporteros Sin Fronteras. «No sé cuántos apoyos y donaciones hemos perdido porque la gente cree que sigue haciendo parte de nuestra organización». Esto es porque en otra vida, antes de ser el alcalde consentido de Marine Le Pen, Ménard fue un militante izquierdista y un arriesgado defensor de la libertad de prensa.
La Metamorfosis
Nacido en Orán en una familia de colonos franceses con nexos con los paramilitares antiindedependistas de la OAS (Organisation de l’Armée Secrète) ¬en español, Organización el Ejército Secreto¬ Ménard se vio obligado a abandonar Argelia a los nueve años de edad. Durante la adolescencia pensó en ser sacerdote antes de convertirse en un estudioso de Marx y vincularse a la Liga Comunista Revolucionaria. Fue la época en la que desde las «radios libres», emisoras comunitarias sin autorización, combatió contra proyectos industriales en la región de Provenza.
La elección de su amigo François Miterrand como presidente le permitió fundar Reporteros Sin Fronteras (RSF), una ONG que en sus inicios se dedicó a facilitar el cubrimiento de las «pequeñas guerras», poco presentes en los medios tradicionales antes de que RSF se convirtiera en una de las más importantes organizaciones europeas, y luego mundial, por la defensa de la libertad de prensa. Aunque RSF suele recibir críticas por su falta de reacción frente a los países desarrollados, en particular de Estados Unidos, los periodistas disidentes de la antigua Yugoslavia, del Magreb y del África Subsahariana no dejan de agradecer el apoyo de la institución que Ménard presidió hasta 2008, cuando dirigió una enérgica campaña para que los Olímpicos de China sirvieran para dar visibilidad a la situación de la libertad de prensa en el país asiático.
Después de esa campaña Ménard renunció a RSF y se instaló como director del Centro de la Libertad de Información de Qatar. Un año después regresó a Francia y se dedicó a animar programas de radio en los que criticaba todas las causas que hasta entonces había defendido. En el 2012 lanzó Boulevard Voltaire, un portal de internet que el diario Le Monde llamó «el sitio de la intolerancia». El siguiente paso sería la política. A las elecciones municipales de Béziers, Ménard se presentó al frente de una lista «transpartidista»; en realidad siete de sus miembros pertenecían al Frente Nacional.
La ropa sucia…
Uno de los primeros anuncios del alcalde Ménard fue un toque de queda para los menores de edad. La unanimidad de los padres de familia a la hora de apoyar la medida se rompió al conocerse que la ordenanza sólo se aplicaba al centro histórico y al sector de La Deveze, un barrio popular con una fuerte concentración de inmigrantes.
La guerra de la administración municipal contra un sector, en la que las votaciones por el Frente Nacional son minoritarias, conocería nuevos episodios : varias de las asociaciones del barrio verían sus subvenciones anuladas y, por medio de una circular oficial enviada a los habitantes, la alcaldía amenazó con retirar todos los juegos infantiles de los parques del sector.
«Decían que no los cuidábamos lo suficiente y que invertían mucha plata para repararlos, pero eso pasa en todos los parques de la ciudad y no sólo en nuestro barrio», afirma una madre de familia que conserva la circular.
«Desde el principio, la posición de Ménard frente a La Deveze ha sido muy representativa de una línea que más que defender los intereses de toda la ciudadanía de Béziers busca atacar a algunos de sus miembros. Esas ideas hay que denunciarlas, si no las personas se las creen y empiezan a repetirlas», afirma el concejal de oposición Aimé Couquet. En respuesta a sus repetidas denuncias contra la administración de Ménard, el portal Riposte Laique no ha dudado en calificarlo como «crápula estalinista».
Otras dos medidas tomadas durante los primeros meses de la administración de Ménard parecían confirmar que su objetivo era atacar a una cierta franja de la población : mediante decretos municipales, la administración prohibió la instalación de antenas satelitales y el tendido de ropa para secar en los balcones. Si a priori las dos ideas fueron presentadas como en favor de la imagen de una ciudad, no es un secreto que son los inmigrantes quienes usan las antenas para captar canales del otro lado del Mediterráneo. Ménard anunció también que «prohibiría de inmediato la distribución de almuerzos halal en los restaurantes escolares. No se hará ninguna excepción». El decreto se cayó por la simple razón de que en los colegios públicos de Béziers jamás se habían propuesto almuerzos «especiales» para los niños de minorías religiosas.
El nuevo mejor amigo
Si las medidas indirectas contra los inmigrantes caracterizaron los primeros meses del mandato de Ménard, el mandatario también ha trabajado su comunicación alrededor del tema de la seguridad y en febrero pasado despertó la polémica con una nueva campaña de afiches pegados por toda la ciudad en los que se veía una pistola Beretta F92 junto al lema: «La policía municipal tiene un mejor amigo».
El mensaje tal vez habría pasado inadvertido en Estados Unidos, pero en Francia no sólo está prohibido mostrar armas de fuego en la publicidad, sino que existe un fuerte debate respecto a la necesidad de armar las policías municipales (en principio sólo la Policía Nacional puede portar armas). En el caso de Béziers, los agentes municipales no estaban previamente autorizados a utilizar armas de fuego.
«Ménard quiere hacernos pensar que la seguridad es una cosa de buenos contra malos que se resuelve a balazos como si estuviéramos en un mal western«, opina Karine Chevalier, diputada del departamento donde está ubicada Béziers. Como Couquet, ella utiliza el término «laboratorio de la extrema derecha» para referirse a una ciudad en la que en tiempo de crisis Ménard ha prometido duplicar el número de agentes de policía y donde las patrullas impiden a las personas sin hogar sentarse a descansar en las calles del centro y donde el boletín de informaciones de la alcaldía contiene artículos como el recientemente publicado en el que se exalta a la actriz Louane Emera como «un ejemplo de esa Francia de antes, donde nadie tenía que repetir todo el tiempo que hay que aprender a vivir juntos».
«Desde el diario de la alcaldía se ataca constantemente a los periodistas locales y nacionales, en particular al diario regional Midi Libre. Una belleza viniendo de un exdefensor de la libertad de prensa», ironiza Libie Cousteau, quien ha escrito varios artículos sobre Béziers para el semanario L’Express.
Dios y los toros
Para dar inicio a las festividades municipales el pasado agosto, Ménard convocó a una eucaristía a la que asistieron cinco mil fieles. En un país donde los funcionarios son obligados a una estricta neutralidad religiosa, el gesto despertó las críticas no sólo de varios políticos de izquierda, sino de la Iglesia católica, que se quejó de un alcalde que aprovechó la ocasión para afirmar que estaba «volviendo a democratizar la misa».
Para el diputado Claude Zemmour «lo que él busca es afianzarse entre el electorado de la burguesía local que se siente muy ligado a la religión y las tradiciones». En ese sentido iría también la prohibición de cualquier manifestación contra las corridas de toros, que a diferencia de la mayoría de ciudades de Francia, aún no han sido prohibidas en Béziers.
De la imaginación a la ilegalidad
Durante el segundo semestre de su mandato, Ménard pareció cambiar de enemigo y dedicarse a atacar a los desempleados con medidas como la suspensión del servicio de guarderías públicas -«Si no están trabajando, que cuiden sus hijos»- y cultivando la amistad con figuras de la extrema derecha al invitar a un ciclo de conferencias al ultraderechista Eric Zemmour y encargar el libro «oficial» de la historia de Béziers al autor de la Teoría del Gran Remplazo, Renaud Camus. A partir del pasado febrero, el alcalde regresó a la carga contra los extranjeros, declarando que era necesario tomar medidas pues «el 64.6% de los alumnos de Béziers son de confesión musulmana».
Al ser interrogado sobre el origen de la cifra, afirmó que había llegado a ella «a partir de los nombres de cada niño». Así no sólo creó un problema jurídico que aún debe resolver (pues como consecuencia de los «censos de judíos» de los años treinta la ley francesa es radical respecto a la prohibición de todo tipo de estadísticas étnicas), sino que puso en duda la seriedad de sus métodos. «Por supuesto que un nombre no define la etnia o confesión de un niño. Mi nombre me lo pusieron por el amor que sienten mis padres por Marruecos», afirmó la señorita Francia 2010, Malika Ménard.
Los escándalos de Ménard
El alcalde de Beziers, Robert Ménard, es reconocido por sus medidas en contra de los inmigrantes y por ser representante de una fuerte derecha que parece tomar las riendas en Francia. Esta semana, poco antes de la inauguración de las fuestas de la ciudad, Ménard descargó un discurso rotundo en contra de los servicios de seguridad nacionales. «Su misión es preservar el orden», dijo. «Sin embargo, muy a menudo, entre ellos y sus acciones se encuentra el Estado, los que nos conducen, con su impotencia, su cobardía y su sumisión». Acusó al Estado de permitir que cierta «delincuencia» se instale en Beziers. Ménard recibió numerosas críticas, según analistas, por intentar dividir a los servicios de seguridad en vez de prestar su gobierno para mejorar las relaciones entre la policía nacional y la prefectura municipal. Ménard promete más polémica: en mayo de este año fue interrogado por un recuento ilegal, que él habría ordenado ejecutas, de los niños musulmanes en la ciudad. Según la ley francesa, este tipo de censos, que discriminan por religión o raza, están prohibidos en el país. En el interrogatorio, Ménard dijo: «Son cifras de mi alcaldía (…). El alcalde tiene, clase por clase, los nombres de los niños. Sé que no tengo derecho a hacerlo. Pero, perdón por decirlo, los nombres indican sus confesiones. Decir lo contrario sería negar la evidencia». Algunos opinadores resaltan que Beziers se está convirtiendo en una suerte de laboratorio de experimentación de la extrema derecha.
¿Qué es el Frente Nacional?
Fue fundado en 1972 como una unidad de partidos de derecha, conservadores y nacionalistas, cuya cabeza hasta 2011 fue Jean Marie Le Pen. En ese momento, el liderazgo fue cedido a su hija, Marine, que fue candidata presidencial en 2012 y representa la carta francesa en contra de las políticas migratorias y a favor de los movimientos provida en temas como el aborto y la eutanasia. En medio de los movimientos de la derecha en Europa, el Frente Nacional se ha convertido en una de las fuerzas políticas más amplias de Francia: en 2014 ganó numerosas cabezas municipales y en las elecciones parlamentarias europeas obtuvo el 25% de los votos. Este año su líder original, Jean Marie Le Pen, fue suspendido por una serie de afirmaciones sobre el Holocausto.