Cientos de alemanes bloquearon ayer las vías férreas en la ciudad de Berg, el punto por el que se esperaba el paso del convoy procedente del Estado francés con 123 toneladas de residuos muy radioactivos antes de que decidiera variar su ruta para evitar a los antinucleares. Miles de activistas más se manifestaron cerca del depósito de Gorbelen, a donde el tren llegará mañana y donde se espera se congreguen unas 40.000 personas para participar en las protestas.
El polémico convoy con residuos radiactivos topó ayer con bloqueos al entrar en Alemania desde Francia en su camino hacia el depósito nuclear de Gorleben (norte del país), a pesar de las fuertes medidas de seguridad y el gran secretismo.
Los activistas, que protagonizan una de las mayores protestas antinucleares de los últimos años, se distribuyeron por las distintas rutas alternativas del tren y lograron desviarlo una vez de su ruta original y detenerlo al menos en otra ocasión desde que abandonó territorio del Estado francés.
El convoy, con 123 toneladas de residuos altamente radiactivos vitrificados en once contenedores especiales «Castor», cruzó la frontera francoalemana poco antes de las dos de la tarde, con dos horas de retraso y por una ruta alternativa para evitar las protestas. En lugar de adentrarse en territorio germano por Berg (suroeste), donde cerca de mil activistas habían tomado las vías, el tren se dirigió a la localidad de Kehl, unos 60 kilómetros más al sur, donde dos manifestantes colgados de un puente lograron detenerlo momentáneamente.
El tren debe recorrer unos mil kilómetros por territorio alemán hasta Dannenberg, la localidad más próxima al cementerio provisional de residuos radiactivos de Gorleben, trayecto durante el que se prevén nuevas acciones de los activistas.
Desde ahí los contenedores serán trasladados hasta el depósito en camiones por una de las dos carreteras disponibles, ambas de unos veinte kilómetros, donde la Policía espera sentadas masivas de manifestantes antinucleares e incluso bloqueos con tractores, como otras veces.
Para escoltar el transporte y asegurar su avance a lo largo de este recorrido, las fuerzas de seguridad alemanas han movilizado a unos 16.500 efectivos, lo que supone el mayor despliegue policial para asegurar los contenedores «Castor» desde 2001.
En paralelo a estas acciones, decenas de miles de manifestantes, hasta 50.000 personas según los organizadores y más de 25.000 según la Policía, se congregaron en Dannenberg para protestar contra el tren de basura radiactiva y contra el uso de energía nuclear en Alemania.
«Paren esta locura»
La primera gran concentración tuvo lugar al mediodía y contó con la participación de músicos, actores y líderes políticos de la oposición y se celebró bajo el lema «Paren esta locura».
En el marco de esta protesta pacífica unas 150 personas intentaron hacer un agujero en el tramo de carretera por el que deben atravesar en camiones los contenedores «Castor», pero fueron dispersados por la Policía, que empleó porras y gases lacrimógenos.
El controvertido convoy abandonó ayer la planta de reprocesamiento de La Hague (norte del Estado francés) y se estima que alcanzará el depósito atómico de Gorleben mañana, dependiendo de la intensidad de las acciones antinucleares.
Según Greenpeace, la radioactividad acumulada en los contenedores de este transporte equivale a dos veces la que se liberó en el accidente de la central nuclear de Chernobil, en 1986.
Las protestas contra el empleo de la energía nuclear se han recrudecido tras la reciente decisión del Ejecutivo federal de prolongar entre ocho y catorce años más la vida de las 17 centrales nucleares del país, que debían cerrarse en 2021, según un acuerdo de 2000.
Además, aún sigue latente la polémica sobre la legalidad del depósito Gorleben, que es tan sólo temporal, a pesar de los 86 contenedores altamente radioactivos que ha acumulado en las dos últimas décadas. Los sucesivos gobiernos alemanes no han regulado el emplazamiento de unas instalaciones definitivas para el almacenamiento permanente de residuos.
más motivo
Las protestas contra la energía nuclear en Alemania se han acentuado después de que el Gobierno federal decidiera prolongar la vida de las diecisiete centrales atómicas en el país, que debían cerrarse para 2021, entre ocho y catorce años más.