Cada vez queda más claro en Uruguay que el escándalo de Alejandro Astesiano, el jefe de la custodia y guardaespaldas del presidente Luis Lacalle trasciende del negocio personal a mostrar una alta corrupción, negligencia e impunidad en los altos estamentos del gobierno de la coalición derechista: las nuevas revelaciones ponen a prueba la capacidad de asombro de todos.
Desde que se reveló la vinculación del hombre de extrema confianza del presidente desde hace más de 20 años con la falsificación de documentos para que ciudadanos rusos obtuvieran el pasaporte uruguayo, el escándalo no ha dejado de crecer.
Al ser detenido se le secuestró su teléfono celular, y aunque el ex policía lo había borrado la Policía Científica logró recuperar todo su contenido, que dejó a la intemperie diferentes «gestiones» realizadas por Astesiano para empresarios internacionales, entre ellos varios argentinos con intereses en Uruguay.
Una empresa de “seguridad e investigación” dirigida por exmilitares uruguayos con sede en Miami le encomendó al ex jefe de la custodia del presidente Luis Lacalle, del detenido Alejandro Astesiano, «información personal» sobre dos senadores del Frente Amplio destinada a extorsionarlos»para que retiren la denuncia” sobre la concesión del puerto de Montevideo a la trasnacional belga Katoen Natie.
Cinco meses después, Astesiano recibió una transferencia de dinero de esa compañía, también interesada en la compra de dos patrulleros para la Armada.
“Nos encontramos con la publicación en La Diaria de una serie de chats vinculados ni más ni menos a la construcción decarpetas sobre dos senadores de la República, Mario Bergara y Charles Carrera, con la intención de extorsionarlos. Es decir, generar elementos, herramientas para extorsionarlos y que levantaran la denuncia que el Frente Amplio había hecho sobre lo que consideramos la entrega del puerto”, señaló Fernando Pereira, presidente del centroizquierdista Frente Amplio (FA).
«No tomemos esto como una cuestión normal, común. Hubo espionaje sobre dos senadores de la República. Y no cualquier espionaje. La intención del espionaje estaba vinculada a extorsionarlos”, advirtió, tras señalar que en el FA están «muy preocupados por la institucionalidad» y se espera que el presidente manifieste su «rechazo terminante a este tipo de prácticas».
Astesiano no es apenas un guardaespaldas que dio un mal paso y traicionó la confianza del presidente Luis Lacalle Pou, al involucrarse en un negocio con pasaportes. Cada nuevo dato sobre la vastedad de sus operaciones y el alcance de sus contactos subraya la negligencia de haberlo instalado en el lugar que ocupaba, y debilita la idea de que no había ni un indicio para sospechar de él, señala Ladiaria.
Cuando parecía que el escándalo había mermado, apareció en escena una nueva solicitante de los “servicios” de Astesiano: Vertical Skies, una empresa con sede en Estados Unidos pero cuyo director fundador es un exmilitar uruguayo, que declara operaciones en medio centenar de países y una gama tan amplia como vaga de rubros de actividad, pero el que surge de los chats con el exencargado de la seguridad presidencial es básicamente la obtención ilegal de datos.
El requerimiento de esta empresas era para mejorar su capacidad de lobby en beneficio de clientes empresariales (lo que se llama “espionaje industrial”); pero en otros, con la intención declarada de desactivar la denuncia de los senadores uruguayos Mario Bergara y Charles Carrera sobre el acuerdo del Poder Ejecutivo con la trasnacional belga Katoen Natie, que opera el puerto de Montevideo.
Verical Skies es una empresa de “seguridad e investigaciones” que opera desde Estados Unidos y que le encomendó (¿ordebó?) a Alejandro Astesiano el armado de “fichas” con “información personal” sobre los senadores frenteamplistas Mario Bergara y Charles Carrera, según consta en uno de los chats de Whatsapp (el 798) que la Policía Científica logró recuperar del celular del exjefe de la seguridad presidencial.
Un militar retirado uruguayo, que figura como gerente de la compañía, hizo el pedido dos semanas después de que ambos legisladores ampliaron la demanda penal ante la Fiscalía por la concesión del puerto a la empresa belga Katoen Natie.
“Los quieren atar para que retiren la denuncia”, fundamentó su pedido el exoficial del Ejército, en una comunicación con Astesiano del 18 de marzo. “Necesito todos los datos personales y vinculaciones que me puedas conseguir”, profundizó dos días después. En la primera semana de agosto, según revela otro de los chats, Astesiano recibió una transferencia de dinero por Western Union desde la compañía ubicada en la ciudad de Boca Ratón, unos 70 kilómetros al norte de Miami.
El jueves 3 de marzo, los senadores Bergara y Carrera ratificaron su denuncia penal en Fiscalía por el acuerdo entre el gobierno y la empresa belga Katoen Natie. Quince días después, el gerente de Vertical Skies escribe los nombres de los dos legisladores opositores en una conversación con Astesiano y le envía un mensaje de audio. Segundos después el entonces jefe de la seguridad presidencial le pregunta: “¿Qué denuncia hacen?”. “La del puerto”, responde Andrés. “Bien, lujo”, replica Astesiano.
Entre febrero y setiembre, la empresa de represores uruguayos afincada en EEUU le pidió a Astesiano información sobre varios asuntos vinculados a la Torre Ejecutiva, como la compra de dos patrulleros oceánicos (OPV) para la Armada Nacional -un negocio millonario en el que tenía interés uno de sus clientes, la coreana Hyundai Heavy Industries-, y la adquisición de aviones para la Fuerza Aérea Uruguaya.
Y también detalles de una reunión que mantuvo en marzo el presidente Luis Lacalle con el chino-canadiense Changpenz Zhao, fundador y CEO de Binance, uno de los sitios de compraventa de criptomonedas más importantes a nivel global. .
Todo este intercambio se realizaba desde el despacho de Astesiano en el cuarto piso de la Torre Ejecutiva presidencial, a donde preguntó si “se arrimaba” a buscar información el gerente en Uruguay de Vertical Skies, otro militar retirado.
El fiscal Gilberto Rodríguez decidió archivar la denuncia sobre el acuerdo con Katoen Natie, señalando que, si bien pueden “existir válidos cuestionamientos a la forma” en que se gestionó, él no disponía de elementos para probar que los denunciados actuaron con la intención de causarle un perjuicio al Estado, y previó un juicio con discusiones técnicas complejas en las que su posición se vería debilitada.
Hoy cabe una pregunta: si no había nada malo en ese acuerdo, ¿por qué alguien pudo llegar al extremo de procurar información reservada para neutralizar a los denunciantes?
Si Vertical Skies se arriesgó a pedirle a Astesiano “fichas” con “información personal” y “vinculaciones” de Bergara y Carrera que pudieran “atarlos”, tuvo que ser porque consideraba probable que consiguiera lo que le solicitaban, mediante sus numerosas vías de acceso a la Policía o de alguna otra forma. Esto ratifica que, en lo referido a los recursos que manejaba en forma ilegal, facilitar el acceso a documentación uruguaya basada en datos falsos distaba de ser lo peor.
Fechas y fichas
Vertical Skies se presenta en su sitio web como una “consultora global” con más 30 años de “sólida reputación y experiencia” y operaciones en más de 50 países. Dice estar dedicada a los rubros “seguridad, investigación, prevención, gestión de riesgos, negocios, inversiones, tecnología aplicada al crecimiento y rendimiento empresarial”, mediante el uso de “inteligencia artificial, nanotecnología y sensores operados remotamente”.
Jorge (nombre ficticio) es el fundador y director ejecutivo de Vertical Skies. Andrés (también nombre ficticio) es el gerente general de la empresa en Uruguay. Ambos son militares retirados del Ejército y mantenían intercambios frecuentes con el jefe de la seguridad presidencial, según consta en los chats de Whatsapp.
Entre sus clientes aparecen (en su portal) firmas y organizaciones como Microsoft, Naciones Unidas, US Army, Interpol, Unión Europea, Organización de Estados Americanos (OEA), gobiernos y “más de 1.000 clientes del sector privado”.
El gerente de Vertical Skies luego detalla sus intenciones: “A ver, la info que necesito de ellos es todo lo personal. Ya que los quieren atar para que retiren la denuncia”. “Biennn”, responde Astesiano, con la misma triple N que utiliza frecuentemente en otros chats, cuando quiere darle tono de exclamación a sus palabras. “Tranqui”, termina diciendo.
El 14 de mayo, Astesiano y Andrés hablan sobre una posible reunión, dos días después, entre Lacalle y Jorge, el fundador y CEO de Vertical Skies, en la residencia presidencial de Suárez y Reyes. “Ale, cuando es que Jorge habla con Luis?”, le pregunta Andrés ese sábado. “Yo le dije que lo veo lunes. Es más, me dijo Luis que Martín (nombre ficticio, otro gerente de Vertical Skies) llamó para verlo aunque sea un minuto y él le dijo que no puede. Eso le dijo”, explicó Astesiano.
El último intercambio de mensajes es del 22 de setiembre, mientras Astesiano acompañaba a Lacalle Pou y a sus hijos en las vacaciones en Costa Rica. Tres días después, el jefe de la seguridad presidencial fue detenido en la residencia presidencial, en el marco de la causa por otro de sus negocios: pasaportes falsos para ciudadanos rusos.
Luvis Hochimín Pareja. Periodista uruguayo, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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