Si bien la experiencia de cada país frente a la pandemia de COVID-19 es diferente, algunos factores fundamentales comunes pueden marcar la diferencia entre la catástrofe generalizada y la estabilidad relativa. Hasta ahora, Nicaragua ha sido uno de los países de América Latina que ha tenido más éxito en la protección de su población contra el virus, manteniendo al mismo tiempo una vida económica normal. Al 28 de marzo, Nicaragua tiene tres casos confirmados y un víctima ha fallecido. Otras 14 personas están en observación pero hasta ahora las pruebas han salido negativas.
El sistema de salud pública de Nicaragua ofrece servicios de salud gratuitos y universales basados en un modelo de salud de atención preventiva y comunitaria. La red nacional de hospitales, centros de salud y puestos de salud cuenta con el apoyo de una red de decenas de miles de brigadistas de salud voluntarias. Durante la semana pasada, el personal de salud y los brigadistas han visitado más de 1,2 millones de hogares durante una campaña de educación y monitoreo para hacer frente a la pandemia. Dado que el país se encuentra todavía en la primera fase de la pandemia, el gobierno ha priorizado la prevención y la educación. Las fronteras del territorio nacional siguen abiertas, al igual que las escuelas y las oficinas públicas del país. No se han cancelado los eventos públicos. Las actividades comerciales, de negocios y de viajes continúan sin restricciones.
Desde enero, cuando la Organización Mundial de la Salud declaró una emergencia sanitaria en relación con el virus COVID-19, el equipo de gobierno de Nicaragua se ha coordinado estrechamente con la Organización Panamericana de la Salud, siguiendo los protocolos pertinentes para las diferentes fases de la pandemia. Durante la intensa campaña de educación destinada a prevenir la propagación del virus, las principales medidas que el gobierno ha destacado han sido la importancia de lavarse bien las manos durante por lo menos 20 segundos con agua y jabón y tener cuidado al estornudar o toser para no infectar a otras personas. A los viajeros que llegan de países en los que el virus es activo se les orienta a auto-aíslarse durante 14 días, con seguimiento por parte del personal sanitario para comprobar cómo están.
Otras medidas que se promueven con frecuencia todos los días a través de la radio, la televisión, las redes sociales, los carteles y el material impreso han sido: la limpieza de superficies de uso constante como escritorios, teléfonos y computadoras, superficies de trabajo y juguetes; el mantenimiento de una distancia física de por lo menos 1,5 metros al hablar con otras personas; y, quizás lo más importante, la presentarse a la unidad de salud más cercana ante los signos de posibles síntomas del virus. Una vez que comience la segunda fase de la pandemia, que requiere medidas de contención, entonces el gobierno bien podría prohibir los eventos públicos, cerrar escuelas, hacer cumplir el distanciamiento social, limitar los viajes y tratar de maximizar el trabajo desde el hogar. Asimismo, en cualquier tercera fase que implique una potencial propagación descontrolada del virus entre la población, pueden adoptarse medidas más extremas como la cuarentena general que ya se aplica en países como Venezuela o Argentina.
Photo: Jairo Cajina/Canal 4
El gobierno ha preparado el sistema de salud y el sistema de defensa civil del Sistema Nacional de Prevención de Desastres (SINAPRED) junto con el Ejercito Nacional de Nicaragua para esa eventualidad. A nivel regional, Nicaragua ha coordinado estrechamente con los mecanismos del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y los gobiernos miembros del sistema. El SICA ha elaborado un plan regional de contingencia destinado a proteger a las personas de la pandemia y a tratar a los afectados, manteniendo al mismo tiempo la vida económica y la seguridad regionales. Nicaragua es de los pocos países de la región que cuenta con un laboratorio de biología molecular aprobado por la Organización Mundial de la Salud. Su director ha dicho que es el único laboratorio de la región que produce los agentes reactivos para el diagnóstico serológico del dengue y fue el único laboratorio de biología molecular de América Latina capaz de diagnosticar con precisión los tipos de influenza en 2019.
Asimismo, Nicaragua cuenta con la única planta del sector público en Centroamérica que produce vacunas. La planta es una empresa conjunta entre el Gobierno de Nicaragua y la Federación Rusa y se está preparando para producir el medicamento antivíral cubano Interferón Alfa-2-B para su uso en el tratamiento de pacientes con el virus COVID-19. El 18 de marzo llegó al país la brigada médica cubana «Henry Reeve», integrada por epidemiólogos, virólogos, especialistas en cuidados intensivos y otros profesionales médicos expertos para reforzar la respuesta de Nicaragua a la pandemia. Nicaragua también ha participado en videoconferencias regionales facilitadas por la Asociación de Estados del Caribe, en videoconferencias con expertos de China y también se ha beneficiado de las experiencias de los expertos de Taiwán.
Por el momento, Nicaragua ha tenido éxito en prevenir la propagación del virus. Las autoridades han preparado 19 hospitales en caso de que la pandemia comience a propagarse entre la población general que suma a alrededor de 6.5 millones de personas. Se ha capacitado a 37.206 trabajadores de la salud de instituciones sanitarias públicas y privadas en medidas preventivas, en la identificación de casos sospechosos, en la protección de los compañeros trabajadores de la salud, en la prestación de atención médica y en el traslado seguro de pacientes entre las unidades locales de salud, los centros de salud y los hospitales. Asimismo, el Ministerio de Salud ha capacitado a más de 250.000 promotores de salud comunitaria en medidas preventivas, en la identificación temprana de pacientes con síntomas y en la forma de asegurar la remisión de los casos sospechosos a los diferentes puestos de salud, centros de salud y hospitales.
En Nicaragua, la economía popular de las empresas medianas, pequeñas y microempresas de todo tipo, las y los pequeños productores agrícolas y las cooperativas de muchas industrias diferentes, generan el 70% del empleo en la economía nacional. El resto lo proporciona el sector público junto con el sector empresarial privado, incluidas las empresas de las zonas francas. Esta estructura económica significa que la mayoría de la población económicamente activa depende de los ingresos diarios o semanales para poder comprar alimentos y otros artículos básicos. Así pues, para Nicaragua, como para tantos otros países empobrecidos por siglos de depredación de los países ricos, esto hace que sea prácticamente imposible cerrar la economía.
Por su parte, la oposición de derecha de Nicaragua continúa las mismas campañas de desinformación implacables que utilizó durante su fallido violento intento de golpe de Estado en 2018, difundiendo falsos rumores y alarmismo a través de sus medios informativos y sociales. En ocasiones, esta propaganda alcanza niveles extremos de histeria malévola, alegando que el gobierno está ocultando cientos de casos del virus. A nivel internacional, los medios de comunicación occidentales venden sin crítica alguna las opiniones de fraudes inveterados como Carlos Fernando Chamorro, que acusan al Presidente Ortega de no hacer lo suficiente para hacer frente a la pandemia. Los propagandistas de la oposición derechista como Chamorro, se tambalean con locura desde acusaciones dementes de una dictadura salvaje hasta falsas quejas de negligencia laissez faire.
En Nicaragua, como en todo el mundo, la pandemia COVID-19 revela la eterna guerra de clases de las élites globales contra la mayoría empobrecida. Como en el violento intento fallido de golpe de Estado de 2018, las respuestas a la pandemia en Nicaragua generalmente reflejan esa realidad de clase. Mientras que la élite mayoritariamente derechista del país y sus seguidores de clase media diluyen su ron y coca cola con lágrimas de autocompasión narcisista, las y los trabajadores y familias rurales productores, la buena gente imprescindible de Nicaragua vuelven a salvar la economía en los momentos difíciles. Las hasta ahora exitosas medidas contra la pandemia del gobierno sandinista de Nicaragua, como también de las autoridades en Cuba y Venezuela a pesar de los bloqueos de los Estados Unidos, confirman la superioridad práctica y moral de la revolucionaria democracia de base sobre las fracasadas plutocracias neoliberales del Occidente.