1. El pasado 9 de junio los ministros de Trabajo de los 27 países de la Unión Europea aprobaron un texto de Directiva europea que autoriza a los Estados miembros a cambiar su legislación y permitir acuerdos individuales para alargar la jornada semanal de trabajo hasta las 60 horas (65 en el caso de los […]
1. El pasado 9 de junio los ministros de Trabajo de los 27 países de la Unión Europea aprobaron un texto de Directiva europea que autoriza a los Estados miembros a cambiar su legislación y permitir acuerdos individuales para alargar la jornada semanal de trabajo hasta las 60 horas (65 en el caso de los colectivos que hacen guardias, como el personal sanitario y otros). La única garantía que le quedaría al trabajador es el descanso obligatorio de 11 horas. De esta forma, como el límite de 60 horas se establece como un promedio de tres meses, las horas trabajadas a la semana podrían llegar hasta 78 (13 horas de trabajo y 11 de descanso diarias). Esta Directiva indigna debe pasar ahora por el Parlamento Europeo para su aprobación definitiva.
2. La Directiva representa un retroceso histórico de derechos. En 1917 los gobiernos se vieron obligados a aceptar una jornada semanal máxima legal de 48 horas como consecuencia de una larga lucha del movimiento obrero internacional por las 8 horas. Ahora, casi un siglo después, quieren ampliar el máximo legal a 60 horas semanales. Y no es sólo la brutal prolongación de la jornada, sino su imposición a través del acuerdo individual entre el empresario y el trabajador, quebrando los convenios y pasando por encima de la representación colectiva de los trabajadores.
3. La UE deja en evidencia su carácter de instrumento del capitalismo europeo y el destino que éste nos depara a los trabajadores. Éste es su «modelo social europeo». El de los mismos que quieren alargar la edad de jubilación a los 70 años y privatizar las pensiones; los mismos que pretenden acabar con las conquistas sociales y privatizar los servicios públicos. Bajo el capitalismo, el avance de la ciencia y la tecnología, lejos de servir al progreso social, sirve para hacernos retroceder al siglo pasado y llevar a la Humanidad a un callejón sin salida.
4. El Gobierno Zapatero, que se ha pronunciado de boquilla contra la Directiva, ni siquiera ha votado en contra en la reunión de ministros de la UE, sino que se ha abstenido, mostrando hasta dónde llega su oposición. Entre los promotores de la Directiva están, junto a los partidos de la derecha europea, partidos como el laborista o la socialdemocracia alemana, dejando en evidencia su completa degeneración.
5. Llama la atención la indigna reacción de la burocracia sindical europea, representada en la CES. Su secretario general, Monks, se ha limitado a decir que la Directiva es «inaceptable» y que trabajará con sus aliados en el Parlamento Europeo para frenarla. El burócrata de CCOO, Toxo, ha respondido que «hay elecciones europeas en 2009 y los trabajadores también somos votantes»!!. El entreguismo de esta personal es tan grande que ni siquiera se han levantado contra una Directiva que, de aplicarse, socava su propio papel de «representación» de los trabajadores, del que sacan sus prebendas y privilegios.
6. Ante la Directiva propuesta es urgente que todo el sindicalismo europeo, sin excepción, convoque una huelga general de protesta en toda la UE para impedir este brutal atropello.
Retirada inmediata de la Directiva
No queremos ser europrecarios
Por las 35 horas y un sueldo mínimo de 1200 euros
Por el reparto del trabajo y de la riqueza
Por la estabilidad y la dignidad laboral en la UE.