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14N ¡Toma la huelga!

Notas sobre la huelga del 14 noviembre y la insurgencia europea: una mirada desde Italia

Fuentes: Rebelión

Cientos de miles de personas, en su mayoría estudiantes de preparatoria y maestros, han llenado las calles de 87 ciudades italianas; una participación altísima, superior al 75%, en la península ibérica; y una larga marcha que atraviesa Atenas: estos son algunos números que muestran el éxito y la relevancia de la huelga convocada por la […]


Cientos de miles de personas, en su mayoría estudiantes de preparatoria y maestros, han llenado las calles de 87 ciudades italianas; una participación altísima, superior al 75%, en la península ibérica; y una larga marcha que atraviesa Atenas: estos son algunos números que muestran el éxito y la relevancia de la huelga convocada por la Confederación Europea de Sindicatos (CES) en Portugal, Italia, Grecia y España el día 14 de noviembre; en Italia, la huelga fue retomada por los sindicatos de base (Fiom, Cobas, etc.) y por la Confederación General Italiana del Trabajo, y actuada de manera contundente por los movimientos. Aquí como en España, a las multitudinarias movilizaciones ha correspondido una brutal represión policiaca, justificada y avalada por los gobiernos «técnicos», que cortan y recortan los derechos de los ciudadanos sin escatimar la mano dura para tratar de acallar las voces que cada día más fuertes reclaman el alto a las agresivas políticas de austeridad.

» La convocatoria de un evento común en términos europeos puso el problema para todos, fuera de los confines nacionales, que el verdadero responsable de las políticas de austeridad sea la Europa: Europa como Comisión europea, que encarna el aspecto político por un lado, y Banco Central Europeo (BCE), que representa el aspecto económico, por el otro. Esta conciencia puso a los movimientos en frente a la necesidad de salir del espacio nacional, y empezar a pensar en términos europeos», comenta Ducciomaria, redactor del portal de información activista GlobalProject . A partir de la convocatoria a la huelga general de la CES se creó una sinergia positiva entre sindicatos, colectivos estudiantiles, organizaciones de migrantes y todas las demás subjetividades que conforman los movimientos de abajo que llenaron la fecha de contenido a través de las acciones radicales realizadas en la jornada. Según Ducciomaria, «este es un dato muy importante, porque es un primer paso para llegar a una road map europea de movimiento, o sea movilizaciones en los diferentes territorios (ciudades, regiones o naciones) unificadas y que miren al espacio europeo, que en este momento es el verdadero sujeto político y económico».

Alrededor de 40 millones de ciudadanos europeos han participado en la huelga general del 14 noviembre: en países donde hace más de un año hay un nivel de lucha y de confrontación consistente, pero también en países como Francia, Bélgica, Holanda o Alemania, que quiso llevar su solidaridad a la acción del 14 con plantones en Frankfurt, en la sede del BCE y en las embajadas griega, española e italiana, y con una gran marcha en Berlín. También en Suecia hubo una acción en contra de la multinacional Ikea, en solidaridad a los trabajadores de una sede italiana despedidos hace unas semanas por haber hecho huelga.

La trascendencia del 14N

Según Gianmarco, también de la redacción de GlobalProject, la capacidad de los movimientos sociales de coordinarse en un nivel europeo, sin copiar prácticas ajenas o repetir viejas dinámicas de «internacionales», ha sido el primer dato importante que emerge de la experiencia del 14 noviembre. El segundo es que se está construyendo un lenguaje común de lucha y de ejercicio embrional del poder constituyente como forma nueva de ciudadanía europea cuyos atributos son su insurgencia, la multiplicidad, la no-representatividad. Asistimos a un uso social y difuso de la huelga (de allí el lema de «toma la huelga») por parte de sujetos sociales diferentes, que la vivieron extendiéndola y radicalizándola. El tercer elemento enfatizado por el activista es la emergencia de una subjetividad de los jóvenes que puede ser un gran propulsor de las luchas europeas: son las generaciones «sin futuro» excluidas de lo que antes fue el estado de bienestar; que asisten a la transformación de los «derechos» en servicios monetarizados y ofrecidos en el mercado como deudas; generaciones con alta escolaridad y que se debaten en el báratro abierto entre las expectativas y la realidad concreta del futuro.

La manera de construir y actuar la huelga del 14N ha determinado su fuerza, porque se han logrado conjuntar dos elementos complementarios: por un lado se individuó el espacio europeo -punto crítico de la governancia en los tiempos de la austeridad- como espacio de acción política, y no cada uno de los países. Pero por otro lado el 14N ha sido en cada país, y en estos países en cada ciudad. Quiere decir que se ha logrado llenar el conflicto de las contradicciones concretas que se viven en los territorios, con la intención de cambiar la realidad aquí y ahora, en el lugar donde se vive, con la conciencia que hacerlo significaba contribuir, con otros, a cambiarla en todas partes.

En Italia, ha sido muy amplia la participación de los estudiantes de preparatoria, una franja que va desde los 14 a los 20 años; una subjetividad que no representa una «clase», «sino los que serán los jóvenes ciudadanos europeos, aquellos que perciben ya la crisis como permanente y que vivirán lo que ahora se está construyendo en términos de falta de derechos, de oportunidad de acceso, de falta de oportunidad de vida», explica Ducciomaria.

Pero no han sido solo estudiantes a llenar las plazas italianas: obreros, migrantes, mujeres, todos acomunados por la precariedad , que representa la exclusión de una o más generaciones invisibilidades y reducidas a la irrelevancia social por una (post)democracia que se muestra abiertamente como régimen de los incluidos, los privilegiados y los protegidos, y cierra afuera a la mayoría de la población. En este contexto los derechos se vuelven prescindibles y subordinados, pueden ser revocados si «La Crisis» así lo impone.

Europa en movimiento

El movimiento europeo inició a tejer una agenda compartida a partir de la movilización de mayo 2012, Blockupy Frankfurt , donde todas las redes que ya se conocían propusieron crear un espacio de dialogo más amplio y con un horizonte más continuativo. El siguiente momento fue Ágora 99, una reunión internacional celebrada a Madrid entre el 2 y el 5 de noviembre, con el objetivo de marcar una hoja de ruta común a nivel europeo para coordinar las movilizaciones en torno a los temas de deuda, derechos sociales y democracia . Con la participación de varios centenares de activistas en más de 20 talleres, emergieron dos propuestas de largo alcance sobre las que seguir trabajando: la renta básica y una carta europea de derechos sociales; «se discutió la necesidad de conectar los movimientos sociales a sujetos más institucionales, cuales sindicatos o partidos, y que la movilización puede ser a nivel europeo solamente si es amplia, participada, y claramente fruto de luchas locales, pero articuladas en una visión compartida» explica Ducciomaria, quien participó en el encuentro.

El tercer momento de articulación europea se realizó apenas unos días antes de la huelga general, del 8 al 11 de noviembre: fue «Firenze 10+10», un encuentro europeo al que participaron más de 4000 personas: redes, movimientos, sindicatos, asociaciones, ONG, unidos en la búsqueda de convergencias y trabajo común hacia una fuerte movilización antiliberista, como alternativa a la Europa de los bancos, a la supremacía del mercado, de las especulaciones financieras, al fiscal compact . El lema del foro, «Unir las fuerzas para otra Europa», muestra la conciencia de que «ningún movimiento u organización u fuerza social en Europa, hoy, puede enfrentar sola las políticas de austeridad que nos imponen con el pretexto de la crisis. Hay que pensar más allá de los propios espacios de pertenencia para abrir espacios amplios de movilización», explica Vilma Mazza, exponente de la asociación Ya Basta, quien participó al encuentro y cuenta con una larga trayectoria en los movimientos sociales italianos. Otro tema clave de la incipiente articulación europea son «las formas de la decisión colectiva, que parten de una obvia diferencia de lenguajes y experiencias. Hay una búsqueda en la que no sirven modelos propuestos como solución: la respuesta a la situación en la que vivimos puede venir solo de movimientos reales, conflictos actuados por muchos, con ganas de construir una acción compartida. Quien piensa de absolutizar formas y modos de su propia expresión es destinado desde ahora a la mera auto-representación», comenta Vilma.

Estos retos marcarán el paso del naciente movimiento europeo, que con el 14 de noviembre obtiene ya un punto a favor. «El éxito del 14 de noviembre pone las bases para un buen trabajo hacia la próxima fecha de movilización, que será el 23 de marzo en ocasión de la reunión de la Unión Europea en Bruxelles, donde los movimientos están impulsando a los sindicatos a declarar una gran manifestación a nivel europeo. La otra fecha es el 15 de mayo, aniversario de la primera acampada, para la que se están proponiendo acciones de movimiento dislocadas, en todos los territorios de Europa, hasta llegar en 2014 a un gran evento que vea unidos sindicatos, colectivos y organizaciones de base en ocasión de la apertura de la nueva sede del BCE a Frankfurt», explica Ducciomaria.

Italia: austeridad, radicalidad y represión

Las políticas de austeridad datan desde marzo 2011, cuando la Comisión Europea, junto con BCE y FMI (la llamada Troika) aprobó algunas directrices para el gobierno de los estados, como el ajuste de balance y el control de las cuentas, partiendo de aquellos denominados con el acrónimo PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España), considerado el sur de Europa: un sur geográfico pero también caracterizado, según la visión economicista, por depresión económica y política. Hasta este momento los estados con problemas ligados a la crisis económica habían desarrollado respuestas de manera individual, con éxitos y problemas distintos, correspondientes a la situación diferente en cada estado. «En Italia, el dictamen del BCE provocó la caída del gobierno de Berlusconi e impuso el gobierno técnico, nombrado por el Presidente de la República, que encarna la tecnocracia neoliberal: los ministros provienen de la universidad o de grandes empresas y cubren puestos de un gobierno que no ha sido electo», por lo que carece de legitimidad real, y actúa sin escrúpulos políticos: es el ejecutor fiel de la doctrina financiera de austeridad y sacrificios (para los más), que conserva sin embargo los privilegios (para los pocos). La clase política, siempre más lejana de las preocupaciones de la gente -podemos decir odiada- está dirigiendo las medidas de ajuste financiero con recortes salvajes en la educación, la sanidad pública, y el empleo. Esto trajo una fuerte movilización social, que sin embargo se expresa en una multitud de pequeños conflictos que aún no se han logrado congregar en una forma común de alternativa» .

En este sentido se muestra la relevancia del 14N, como primer momento de agregación de múltiples diferencias y con objetivos compartidos; en muchos lugares, se aprecia el esfuerzo de declinar en términos concretos los temas de discusión. Así, en el campo de los bienes comunes y la reapropiación de los espacios públicos, durante las marchs del 14 en muchas ciudades italianas se han realizado ocupaciones: de teatros cerrados, cuarteles abandonados, cínemas en desuso. Los estudiantes universitarios de Padova reivindican el derecho a estudiar y habitar ocupando un edificio como Casa del Estudiante. Durante casi todas las marchas, se han realizado acciones de denuncia en las sedes de los bancos, imagen de la financiarización de la política y del despojo de derechos.

A esta gran fuerza positiva y propositiva, en Italia como en España ha correspondido una brutal represión policiaca. En muchos casos, los ataques de la policía se detonaron cuando las marchas trataron de ocupar espacios públicos de comunicación, como calles o estaciones de trenes. A Roma, una inexplicable violencia policiaca se abatió sobre una marcha de 50.000 personas, en buena parte jóvenes a su primera experiencia política; gases lacrimógenos fueron lanzados desde las ventanas del Palacio que aloja el Ministerio de Justicia. El saldo de la jornada fue de 13 arrestados sólo a Roma y muchos heridos en varias ciudades. Esto muestra por un lado la voluntad de usar mano dura como última alternativa de gobiernos que perdieron la capacidad de administrar el conflicto en términos políticos: más fuerte crece el rechazo, más fuerte pegan los toletes, para desalentar los jóvenes a marchar otra vez. Pero no se explica solamente así: en Italia el gobierno de centro-derecha que ha permanecido, en la «era» de Berlusconi, por más de 20 años, permitió que ciertos poderes fácticos tuvieran amplio espacio de acción; esto ha llevado a una falta de control político sobre las policías, que han ganado una suerte de autonomía de acción en la gestión del orden público. Y esto no sucede solamente en las marchas y en los momentos de protesta colectiva: son frecuentes los casos de abusos y violencia como prácticas cotidianas en la vida de las ciudades.

La movilización sigue

En Italia, los días de «movilización excepcional» iniciaron antes del 14, con la contestación al Ministro del Trabajo el 12 de noviembre, y siguieron con la movilización de tres días de los estudiantes en Palermo, y en muchas otras ciudades. Es indudable que el 14N funcionó como un detonador a partir del cual se han generado muchas formas de expresar el rechazo y la propuesta: esta semana seguirá en movimiento, hacia la huelga nacional de la escuela prevista para el 24, mientras decenas de escuelas son ocupadas en toda la península.

Esta capacidad de los movimientos de mantener abierto el espacio del conflicto y de la acción política, demostrando su poder en la relación de fuerza con el gobierno de la mano dura , permitió que la protesta no se dejara acallar ni desmovilizar por la represión, y logró la liberación de todos los arrestados el 14 noviembre. «Tuve miedo, pero los golpes de la policía me animaron más a salir otra vez a la calle. Esto sí, para la próxima me pondré un casco para protegerme la cabeza…» afirma una joven romana, después de su primera experiencia de manifestación callejera.

El 14 noviembre ha mostrado que, más allá de las consignas, se están creando las bases verdaderas para un proceso constituyente de una dimensión social colectiva otra ; un proceso en el cual el entusiasmo, la innovación, la experiencia, la reflexión, la capacidad de ponerse en juego son los elementos necesarios y emergentes en las movilizaciones y los contenidos que han caracterizado este primer ensayo de una nueva ciudadanía europea.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.