Esta es otra de las entrevistas realizadas en el reciente Foro de San Pablo por el equipo de Barómetro, constituido por Diego Olivera y Miguel Guaglianone. En este caso se trata de Julio Muriente, uno de los principales dirigentes políticos en la lucha del pueblo puertorriqueño por su independencia. – ¿Cómo usted ve esta nueva […]
Esta es otra de las entrevistas realizadas en el reciente Foro de San Pablo por el equipo de Barómetro, constituido por Diego Olivera y Miguel Guaglianone. En este caso se trata de Julio Muriente, uno de los principales dirigentes políticos en la lucha del pueblo puertorriqueño por su independencia.
– ¿Cómo usted ve esta nueva convocatoria del Foro de Sao Pablo?
– Nosotros somos miembros de la Dirección del Foro de Sao Pablo y hemos estado vinculados a este organismo desde 1991, cuando se fundó en la ciudad de México el segundo encuentro y hemos estado siempre vinculados en toda la trayectoria histórica de este Foro y la razón primaria de nuestra presencia es la solidaridad. Con un esfuerzo latinoamericano y caribeño como éste, venimos aquí al Foro a solicitar solidaridad y venimos a dar solidaridad y por eso estamos aquí en Caracas, en este nueva convocatoria en Venezuela.
– ¿Cómo siente Ud. como Puertorriqueño que su país, su pueblo, esté anexado a los EEUU y determinado por un gobierno que no es el suyo, un idioma que no es el suyo y unas costumbres que no son suyas?
– Fíjate, hay una situación muy contradictoria, por un lado puede pesar la indignación, la inconformidad de vivir en el colonialismo y verse uno incapacitado, de poder desarrollar en plenitud una sociedad, una economía, una cultura y sentirse acosado permanentemente, porque el colonialismo por principio, antes de ser un sistema de explotación económica, es un sistema que pretende la extinción de la cultura, de la lengua y de las características propias de nuestro pueblo. En ese sentido el colonialismo de la manera que se manifiesta en Puerto Rico, es una situación conflictiva. Pero a la misma vez en mi condición de militante de luchador independentista social y de educador, lo pongo en una dimensión de alegría y de satisfacción, por nuestra lucha por lograr nuestra independencia.
Porque uno se siente constructor, se siente edificador, porque uno se sabe parte de una sociedad que no se ha resignado, que no está ni conforme, sino una sociedad que va dando la batalla. Si es cierto, como decía Carlos Marx «que la felicidad es la lucha» yo podría humildemente decir que me siento feliz porque lucho y el día que no luche no sabría que cosa hacer, y como pienso yo piensan muchos otros compatriotas. Que son los que le dan vida a este proceso, dando su vida asimismo, de manera que no se supone sufrimiento. Yo no creo incluso que sea un sacrificio, yo siento que es una enorme responsabilidad que genera felicidad y así es como me siento cuando vengo a Caracas, cuando estoy en San Juan o cuando estoy en cualquier parte del mundo levantando la bandera por la lucha de la independencia de Puerto Rico.
– Para Usted que integra El Foro Sao Pablo este mecanismo regional ha sido una forma de debate político, un encuentro cultural, ideológico, y social: ¿Cómo ve desde su óptica las varias formas de integración en América Latina como son el ALBA, UNASUR, la CELAC ? ¿Estas instancias continentales y Caribeñas, podrían apoyar para que Puerto Rico pueda independizarse del colonialismo estadounidense?
– Unos de los grandes objetivos por la lucha por la autodeterminación y la independencia de Puerto Rico, consiste en combatir la denominada «Lapida» impuesta por EEUU en América Latina. Lo que quiere decir, es como nosotros poder crear conciencia entre los pueblos hermanos y los gobiernos hermanos, por el compromiso de la autodeterminación, de la independencia de Puerto Rico. Esto es competencia no solo de los puertorriqueños, además lo es de todos los pueblos hermanos de nuestra Latinoamérica.
Siento que en ese sentido hemos ido avanzando a paso firme en esta etapa histórica, hemos logrado unos triunfos contundentes por la solidaridad de pueblos hermanos, de parte de Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Brasil, Argentina, Cuba y Bolivia, donde se genera un terreno fértil para, plantar la semilla de la solidaridad con la causa del pueblo puertorriqueño. Una muestra de esta nueva realidad se dio hace unos pocos días en la Naciones Unidas (ONU) el día 18 de Junio, donde el Comité de Descolonización aprobó lo que ha sido para la historia la ley N° 31, una resolución reconociendo el derecho de Puerto Rico a la autodeterminación y la independencia. Pero lo importante fueron dos cosas, uno que la resolución fue presentada no solo por Cuba, como ha sucedido en el pasado que fueron Cuba y Venezuela, sino por todo un conjunto de países integrantes del ALBA, y ahí tenemos una muestra de latinoamericanización del caso de Puerto Rico.
Todos los voceros de esta Alianza intervinieron al final del debate de esta sesión de la ONU, haciendo apreciaciones muy contundentes de solidaridad. La propia resolución contiene un párrafo importantísimo en reconocimiento a las posiciones muy verticales, asumidas por los países del ALBA con el tema de Puerto Rico. Claro que hay aún una ruta por caminar para nosotros, por ejemplo, estamos aun tocando las puertas de la CELAC y reclamando la necesidad de una nueva integración sin la OEA , aspirando a convertirse ese espacio renovado en el porvenir de los pueblos de nuestra América, cuando reconozca de manera firme y categórica, tomar el tema del colonialismo como un asunto no resuelto.
Sabemos que la CELAC aspira a ser una organización, donde se excluyan los poderes hegemónicos, como es el de los EEUU, como los países del llamado Primer Mundo. De esa misma manera la CELAC debe ser abanderada de la causa de la descolonización y de la autodeterminación, en el caso particular de Puerto Rico. Porque no se trata de una colonia, se trata de una nación caribeña y latinoamericana sometida al colonialismo, como hay otras naciones latinoamericanas y caribeñas que están sometidas al neo colonialismo.
Nuestro derecho como pueblo, determina que somos una nación, no aceptamos el calificativo de que somos una colonia, porque no somos un mero peñón aislado en la soledad caribeña, sino que somos una nación con una historia, con una lengua, con una lucha y con el derecho absoluto de insertarnos en el concierto de países de nuestra América.
Publicación Barómetro 23-07-12
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