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Irlanda celebra hoy un referéndum sobre el Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza, conocido como Fiscal compact o Tratado de Austeridad

Para no convertirnos en la periferia de un súper Estado de tecnócratas

Fuentes: Il Manifesto

Traducido por Gorka Larrabeiti

¿Adónde va Europa? En las últimas semanas ha habido elecciones en varios países europeos. Los votantes en Gran Bretaña, Italia, Grecia, Alemania y Francia ha acudido a las urnas. La atención de los medios se ha centrado principalmente en los resultados en Francia y en la elección de un presidente socialista, François Hollande, pero también en Grecia, donde los partidos de gobierno han presenciado el derrumbe drástico de su consenso.

En muchos sentidos, las elecciones en Francia y Grecia han resultado ser un referéndum sobre la política de austeridad que el presidente francés, Nicolas Sarkozy y la canciller alemana, Angela Merkel, han impuesto a la Unión Europea en los últimos dos años: ¡ha perdido la austeridad! La derrota de Sarkozy, de otros partidos conservadores y de los gobiernos es la prueba de que la marea está cambiando en muchos países europeos. Desde que la crisis económica empezó a ahogar a Europa, los gobiernos conservadores que dominan la UE han aplicado políticas de austeridad. En el mes de marzo ha aprobado la introducción de un Tratado de Austeridad (Fiscal Compact o Pacto Fiscal). El resultado de esta adhesión ideológica a la austeridad ha sido la agudización de la crisis económica y bancaria en Europa. Las deudas estatales se han incrementado, los servicios públicos se han recortado de modo brutal, y el desempleo así como la pobreza se han disparado.

En el sur de Irlanda, todo ello tal vez se haya visto de modo más evidente que en otros lugares. Desde 2008 ha habido cinco presupuestos de austeridad con los recortes de más de 24.500 millones de euros. Las previsiones de crecimiento del gobierno han tenido que revisarse una y otra vez. En ese mismo período, el Estado irlandés ha visto que el déficit de la Hacienda pública – que gracias a la austeridad se debería haber reducido – se ha duplicado, pasando de 12.700 millones en 2008 a 24.900 millones de euros en 2011.

Al mismo tiempo, las consecuencias sociales y humanas de las políticas de austeridad aplicadas por el gobierno han resultado graves. Casi el 15%, medio millón de ciudadanos, están en paro, la emigración sigue siendo generalizada; se han perpetrado grandes recortes a la salud y la educación y otros servicios públicos; nuevos impuestos han contribuido al malestar de las familias.

Los ciudadanos comunes saben mejor que los gobiernos de Europa y que los spin doctors de la austeridad que no hay atajos para salir de la recesión. Imponer fuertes recortes en los servicios públicos, reduciendo salarios y el bienestar e imponer nuevos impuestos a las familias de ingresos medios y bajos durante no provoca sino un agravamiento de la propia recesión.

Está bastante claro que la austeridad no funciona. Los resultados de las elecciones en toda Europa son la prueba de que entre los ciudadanos existe una nueva conciencia: los ciudadanos hoy desafían y combaten contra las políticas de austeridad. Los ciudadanos están expulsando, con su voto, a los políticos y los partidos que desean la austeridad.

El 31 de mayo, los ciudadanos irlandeses tendrán su oportunidad de votar en un referéndum. La elección frente a ellos es o apoyar a la austeridad introduciéndola en la Constitución, o votar No y unirse así al creciente movimiento que está pidiendo en Europa el final de la austeridad y nuevas inversiones en el crecimiento y el empleo.

Debido a esa oleada popular en Europa que pide puestos de trabajo, el Fine Gael, Labour y Fianna Fáil tratan de que la creciente oposición a la austeridad no les lleve por delante y redescubren la importancia de una estrategia para el empleo y el crecimiento. El señor Hollande ahora es la moda del mes para los tres partidos que se pisan unos a otros para ver quién es primero en declarar su apoyo a su posición. ¡Algunos incluso afirman que habían dicho todo esto antes que él!

Los ciudadanos no se dejarán engañar por toda esta retórica. La verdad es que, antes de una serie de cumbres de la UE, el Sinn Féin instó al gobierno a garantizar que el crecimiento y el empleo estuvieran en el centro de cualquier acuerdo posterior. Pero el gobierno rechazó este enfoque. En su lugar, optó por firmar un tratado como el Pacto Fiscal que impondrá a este Estado las políticas de austeridad en los próximos años, y delegará una buena parte de la soberanía fiscal en manos de los burócratas en Europa.

Según el acuerdo de la Troika, el gobierno y el Fianna Fáil han acordado un plan de rescate que compromete al gobierno a 8.600 millones de euros de recortes adicionales en los próximos tres años. En el marco del Tratado de Austeridad la tarea de reducción del déficit estructural hasta el 0,5% implicará  recortes adicionales de 6.000 millones de euros. Además, el Estado se ha comprometido a ofrecer hasta 11.000 millones de euros para el Mecanismo Europeo de Estabilidad.

¿De dónde piensa sacar ese dinero el gobierno? Hasta el momento no lo ha dicho. De igual importancia es la dirección política que está tomando el Tratado de Austeridad. El Director del Banco Central Europeo, Mario Draghi, lo precisó en Barcelona. Draghi ilustró su visión de Europa para los próximos diez años. Dijo: «Queremos tener una unión fiscal. Debemos aceptar la delegación de la soberanía fiscal de los gobiernos nacionales a algún tipo de autoridad central.»
Ello significa que el gobierno irlandés ha decidido seguir un camino que hará que Europa decida nuestro sistema tributario, lo que los ciudadanos pagarán de impuestos y cuánto se pagará en términos de servicios sociales a los que lo necesiten.

¿Acaso queremos los ciudadanos irlandeses ser una provincia de un súper Estado europeo, donde los tecnócratas -los mismos que han tomado una serie de malas decisiones de Europa en los últimos años- decidan por el pueblo de Irlanda sin tener que responder por esas decisiones?  Así las cosas, ¿adónde estamos yendo? La austeridad está en retirada, pero los gobiernos conservadores de toda Europa y Enda Kenny, Eamon Gilmore y Micheal Martin, siguen fieles a la ideología de austeridad. El referéndum del 31 de mayo es una oportunidad para que los ciudadanos irlandeses digan basta. Basta de austeridad. Votar NO significa votar por el trabajo y las inversiones.

Fuente: http://www.ilmanifesto.it/area-abbonati/in-edicola/manip2n1/20120530/manip2pg/08/manip2pz/323485/