Hace mucho tiempo que esperaba que a la izquierda del Partido Socialista, se iniciase un proceso de unidad de fuerzas anticapitalistas, para recuperar a toda la izquierda y liberar un futuro secuestrado por el partido único «social-liberal». La desaparición organizada del porvenir, desde hace más de veinte años, era totalitaria, desesperante. Enamorado de la tauromaquia, […]
Hace mucho tiempo que esperaba que a la izquierda del Partido Socialista, se iniciase un proceso de unidad de fuerzas anticapitalistas, para recuperar a toda la izquierda y liberar un futuro secuestrado por el partido único «social-liberal». La desaparición organizada del porvenir, desde hace más de veinte años, era totalitaria, desesperante. Enamorado de la tauromaquia, he decidido descender a la arena y «jugármela». ¡Basta de rodeos ! Hay que torear de cerca, «de verdad», para salir del capitalismo en crisis y asumir nuestro papel de revolucionarios del siglo XXI.
Hijo de la clase obrera del Tarn y del Aveyron, he visto desaparecer el textil, la minería, la siderurgia, la metalurgia… ya en nombre de la competencia libre y … no falseada, ya en nombre del Mercado común, luego de una Europa filibustera : corsé para los asalariados y fuente de riquezas para los financieros.
Hijo de rojo español, acogido en Francia en 1939 por un gobierno de centro izquierda en los campos llamados de «concentración» rodeados de alambradas, me sublevo ante los «centros de retención» para los sin-papeles. Son las mismas políticas, son vidas que se destrozan. Sin-papeles, «indeseables», mi padre extranjero tomó las armas en Francia para continuar el combate antifascista contra Hitler, Franco y la burguesía francesa. El aire que se respira hoy tiene los hedores del petenismo, de la revancha de los poderosos.
Universitario en Pau, llevo más de veinte años en la lucha de clases en el movimiento sindical, social, asociativo y cultural, la mayoría de las veces entre la espada y la pared. Incorrecto, grito airado y rebelde : «¡No !, ¡tarjeta roja !, ¡basta !». Pero reconozco los límites, es preciso iniciar sin tardanza, y so pena de desaparecer, la obra inventiva, de gestación, de un socialismo de hoy. Para que Europa avance, es preciso que el capital retroceda. ¿Cómo defender el servicio público de la enseñanza superior y de la investigación sin detener el proceso y las estrategias «social-neoliberales» llamadas de Bolonia y de Lisboa ; sin derogar la LRU, las leyes Darcos-Pécresse ?
Militante desde hace mucho tiempo en la solidaridad con los pueblos de América Latina, sé que un compromiso real necesita un internacionalismo renovado. ¿Cómo hablar de una «Europa solidaria» mientras la Unión Europea quiere establecer, con los EE.UU., bajo el paraguas de la OTAN, una iniciativa de recolonización bautizada como «Zona librecambio transatlántica» ? ¡Mentirosos ! España habla incluso de englobar la América Latina en un «nuevo Occidente». El 12 de mayo, el periódico filo-socialista El País e histéricamente antichavista, titulaba : «España propone el modelo de la Unión Europea para la integración latino-americana. Una repetición del viejo sueño que Bush debió desechar en la cumbre de Mar del Plata, en noviembre de 2005, ante la oposición de los países de América Latina.
Este «nuevo eje estratégico» que propone Zapatero, con ocasión del bicentenario de las Independencias americanas, está destinado en realidad a oponerse al ALBA, establecido por Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua etc. La primera zona regional de cooperación justa y de integración, dotada de objetivos sociales y medioambientales ; la primera área de comercio justo fuera de los precios del mercado, de las reglas de la OMC, de los dictados del FMI. Un ejemplo concreto de voluntad política frente al neoliberalismo, ¡Sí, es posible ! Se pueden crear espacios de intercambio solidarios, no mercantilistas ; comenzar a «desmercantilizar». En cambio, los acuerdos de «libre cambio» que propone la Unión Europea a América del Sur, son el matrimonio del tiburón y la sardina. Son acuerdos neocoloniales puros y duros que arruinan a los pequeños campesinos, la agricultura de base, destruyen la tierra, el agua, la selva… El Tratado de Lisboa lleva en sí mismo lógicas nefastas. ¡No, no, y no !.
Jean Ortiz es candidato en las listas del Front de Gauche