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Para Ucrania, urgente

Fuentes: Rebelión

De un día para otro, mi país, Ucrania, se convirtió en un planeta desconocido para mí. Primero siento que lo único que entiendo es el idioma y luego, poniendo un poco de atención, me doy cuenta que el idioma tampoco lo entiendo, ya que detrás de las mismas palabras ya no están las cosas de […]


De un día para otro, mi país, Ucrania, se convirtió en un planeta desconocido para mí. Primero siento que lo único que entiendo es el idioma y luego, poniendo un poco de atención, me doy cuenta que el idioma tampoco lo entiendo, ya que detrás de las mismas palabras ya no están las cosas de antes, que ingenuamente creí que eran para siempre.

Mas allá del gobierno y los poderes detrás del Poder, Ucrania cambió porque cambió su gente. Mi afecto por mis amigos y familiares es el mismo de siempre, pero ya no sé como expresarlo. Antes podíamos reírnos juntos de nuestras diferencias políticas. Ahora sé que no puedo juntar a mis amigos mas cercanos alrededor de la misma mesa. Jamás imaginé escuchar de ellos lo que escucho hoy.

¿Qué nos pasó?

Mirando mi país desde lejos, lo veo desgarrado por grandes depredadores imperialistas en su eterna lucha por el control geopolítico. Me duele Ucrania convertida en teatro de guerra entre el decadente y soberbio imperio EEUU/UE y la cínica y calculadora prepotencia de la también soberbia Rusia capitalista.

También sé que el poder real en Ucrania, aquel que nos habla tanto de legitimidad e independencia, sigue en manos de grupos oligárquicos siempre aliados de alguna de las potencias extranjeras.

La presión militar y económica rusa sobre Ucrania no tiene justificación, como tampoco lo tiene el crédito del FMI, que será el tiro de gracia a la agonizante independencia nacional. Lo único que quedará de la independencia será el himno nacional y las banderitas de colores correctos.

En el conflicto de Ucrania siempre ha estado presente una mano invisible que hace enfrentar una parte del pueblo a la otra, para distraer nuestra atención y energía de los verdaderos responsables de la tragedia que vivimos. Sembrando muerte, involucran nuestras emociones y controlando nuestra indignación, nos empujan a donde a ellos les conviene. El paso siguiente es una guerra civil, donde el pueblo como siempre, pondrá sus muertos y los responsables, como siempre, serán premiados con nuevos cargos políticos y como botín un país saqueado.

Tal vez, mientras los muertos de mañana aun respiran y sonríen irónicamente viendo este escrito «ingenuo e ignorante de las realidades de Ucrania»… tal vez todavía nos quede algo de tiempo para hacer algo. A pesar de los malos presagios y los esfuerzos distorsionadores de la prensa oficial, tal vez, todavía podemos llegar a hacer algo en conjunto.

Antes de ser ucranianos, rusos, australianos, izquierdistas, derechistas, cristianos, musulmanes, ateos, hombres, mujeres etc. somos seres humanos. Jamás, y bajo ninguna excusa, justificaremos el derecho de matar ni las vergonzosas celebraciones de la muerte.

¿De qué sirven tres o cuatro milenios de civilización humana si en la oscura prehistoria de estos días queremos destruir físicamente al otro sólo por pensar o sentir diferente?

Quien debe decidir el destino de Ucrania es su pueblo y no los gobiernos de las potencias extranjeras. El poder y los partidos políticos tradicionales antes, durante y después del gobierno de Yanukovich sigue dando muestras de total impotencia y miopía. Además de la injerencia de las potencias extranjeras involucradas, está el actual gobierno de Ucrania que no ha hecho más que redistribuir el poder entre los viejos y nuevos grupos económicos, sin cambiar en nada la esencia del sistema.

Si hablamos de patria o independencia, la primera y principal condición para lograrlo es la verdadera soberanía popular, un gobierno democráticamente elegido y el control nacional de las principales riquezas del país. Las banderas, himnos y palabras son lo secundario.

Invocamos la sabiduría popular porque creemos profundamente en ella: solo desde ahí, y no desde arriba, surgirán las respuestas de verdad.

La rebelión popular contra el gobierno de Víctor Yanukovich fue contra la mentira, la corrupción y el cinismo generalizado del poder, controlado por grupos oligárquicos. Toda mi admiración a los ciudadanos que salieron pacíficamente a las calles. Siento que la gente que ahora se rebeló en las regiones surorientales lo hizo por las mismas causas y cuando se dio cuenta que el nuevo poder en Kiev no los representaba.

En ambos bandos de la sociedad, profundamente dividida, hay grupos armados que apuestan por una imposición violenta de su visión al resto del país. Algunos grupos armados de ambos bandos cometieron crímenes. Ambos bandos están manipulados política y militarmente por los imperialismos ruso y occidental, que persiguen intereses muy lejanos de los del pueblo ucraniano. Pero en ambos bandos del pueblo dividido, una gran mayoría son gente buena y honesta, que ama a su país y genuinamente quiere defender lo que le parece justo.

Y esta gente, que es el verdadero pueblo ucraniano, puede despertar, unirse y detener la pesadilla fratricida que se le impone.

Un breve y simple «No a la guerra!» tal vez no sirva de nada, pero no hay nada más coherente, urgente e importante que hoy podamos decir.

 

Mayo 2014

@OlegYasinsky

Apóyanos con tu firma: http://www.avaaz.org/es/petition/Ucrania_la_buena_gente_de_mi_pais_No_a_la_Guerra_Todos_somos_Ucrania/

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Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.