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Paraguay, un punto en la ruta del golpismo

Fuentes: Rebelión

En la zona más productiva del territorio de Paraguay, el 4.5% de la población posee el 85 por ciento de la tierra. No es extraño, pues, que en el latifundio de Blas Riquelme, un octogenario que fuera presidente del Partido Colorado, senador y figura de primer orden durante la dictadura de Alfredo Stroessner, se generara […]


En la zona más productiva del territorio de Paraguay, el 4.5% de la población posee el 85 por ciento de la tierra. No es extraño, pues, que en el latifundio de Blas Riquelme, un octogenario que fuera presidente del Partido Colorado, senador y figura de primer orden durante la dictadura de Alfredo Stroessner, se generara el golpe de Estado contra Fernando Lugo para convertir en presidente a Federico Franco, aliado de los terratenientes.

El Nuncio Apostólico, en nombre de Su Santidad Benedicto XVI, reconoció de inmediato el nuevo gobierno. Hillary Clinton y Barack Obama hablaron de institucionalidad y derechos humanos, dejando a las voces y plumas pagadas en los países pobres la tarea de calificar a Fernando Lugo como desestabilizador y a los legisladores como abanderados del orden y la justicia.

Por lo menos 18 personas acribilladas en el latifundio, y luego un juicio político. La ultraderecha aprovechó una de las debilidades de los sectores progresistas (los cuestionamientos a la conducta personal de Lugo y la falta de una fuerza política que sustentara su gobierno), activó al grupo terrateniente y dio protagonismo a un Congreso decididamente conservador.

Crónica de la simulación y la trapacería, retrato del trabajo sucio.

En instancias como el Mercosur y la Unasur, dos presidentes ultraderechistas, Sebastián Piñera (de Chile) y Juan Manuel Santos (de Colombia) lograron hacer tibias las sanciones a los golpistas.

El presidente Rafael Correa, consideró débil la sanción en Unasur (suspensión) y comparó lo ocurrido en Paraguay con el amotinamiento de policías en Ecuador en septiembre del año 2010.

La sanción es débil, y eso es obvio, pero el hecho de que Rafael Correa lo reconozca evidencia que los presidentes conservadores hicieron su trabajo. Piñera se pronunció en la línea de José Miguel Insulza (y la coincidencia está marcada por el compromiso común, no por el pasaporte chileno) de enviar a Paraguay una misión de la OEA. Juan Manuel Santos, desde Colombia, propone adelantar las elecciones pautadas para abril. Obama y Hillary Clinton comparten estas posiciones. ¿Coincidencia?

Sencillamente, Santos y Piñera buscan el modo de legalizar el golpismo. Y es obvio que tratan de aprovechar la concesión que hicieron gobiernos progresistas del continente cuando reconocieron el gobierno de Porfirio Lobo, en Honduras, surgido del montaje electoral de los golpistas que habían derrocado a Manuel Zelaya.

Retomando la comparación que hizo Correa, hay que decir que el precedente y la preparación de nuevas acciones se conjugan. ¿Quién organiza policías en América Latina para que haya en el recuerdo un septiembre del año 2010 y en el presente los levantamientos en Bolivia? ¿Quién orquesta la campaña contra Hugo Chávez y difunde todo tipo de rumores? ¿Quién financia la campaña contra Cuba?

¿Para qué «afinan» su técnica los golpistas si no preparando acciones contra los gobiernos de Venezuela, Ecuador, Cuba y otros países de América Latina?

Mark Feierstein (presidente de la USAID para América Latina) ha hecho en Paraguay el papel que hizo Henry Kissinger en Chile hace casi cuatro décadas, Obama sigue escondiendo la mano para no ser etiquetado como un Richard Nixon postmoderno, y el nuncio Eliseo Ariotti, en nombre de Su Santidad, bendice el golpe porque entiende que no tiene que ocultar la vieja alianza con la oligarquía terrateniente insaciable y usurpadora. ¡Asquerosa combinación de simulación y descaro!

La condena, sin vacilación y sin concesiones, ayudaría a desenmascarar a los golpistas y a quienes los sustentan… Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales y otros presidentes progresistas deberán tomar esto muy en cuenta… Por Paraguay, por América…

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.