En la cumbre presidencial efectuada en Brasilia el 31 de julio se formalizó el ingreso pleno de Venezuela al MERCOSUR. Se cumplió así lo acordado en la reunión de Mendoza, Argentina, el 28 y 29 de junio en que, por una parte, se resolvió la suspensión de Paraguay del MERCOSUR y, por otra, la incorporación […]
En la cumbre presidencial efectuada en Brasilia el 31 de julio se formalizó el ingreso pleno de Venezuela al MERCOSUR. Se cumplió así lo acordado en la reunión de Mendoza, Argentina, el 28 y 29 de junio en que, por una parte, se resolvió la suspensión de Paraguay del MERCOSUR y, por otra, la incorporación de Venezuela al bloque regional.
El destituido presidente de Paraguay, Fernando Lugo, celebró el ingreso de Venezuela al MERCOSUR, por la cual había estado bregando intensamente durante sus casi cuatro años de gobierno, pero que había sido vetado por el Congreso paraguayo, al contrario de lo decidido en tiempo y forma por los respectivos Parlamentos de Brasil, Argentina y Uruguay. Es el mismo Senado que lo destituyó en forma absolutamente ilegal y arbitraria, contrariando todas las normas del debido proceso y la Constitución paraguaya. La misma establece, en su artículo 17, que «en el proceso penal, o en cualquier otro del cual pueda derivar pena o sanción, toda persona tiene derecho a disponer de las copias, medios y plazos indispensables para presentar su defensa, y a poder ofrecer, practicar, controlar e impugnar pruebas», al tiempo que el artículo 16 afirma que el derecho de defensa de las personas es inviolable. Nada de esto se cumplió.
En contraste, el proceso de destitución del presidente Luis González Macchi en 2003 se extendió a cerca de tres meses (y a la postre no fue aprobado), mientras el juicio sumarísimo a Lugo se finiquitó en 36 horas. Luego, el pedido de revisión de constitucionalidad presentado por el presidente ante la Corte Suprema de Justicia ni siquiera fue examinado, y resultó rechazado in limine. La destitución de Lugo fue considerada como un golpe de Estado por todas las naciones de la Unasur (unanimidad de gobiernos de distinto signo que ya hemos destacado) y de acuerdo con el Compromiso Democrático del MERCOSUR, Paraguay fue suspendido de la UNASUR y del MERCOSUR.
De una manera insólita, después de concretados estos hechos el Senado paraguayo resolvió tratar el ingreso de Venezuela al MERCOSUR. Lugo declaró que «antes de criticar el ingreso de Venezuela el Senado debe hablar de la forma grosera, irresponsable e ilegal en que se destituyó a un presidente electo por la mayoría, mediante un juicio político sin el tiempo necesario para articular su defensa, algo condenado internacionalmente». Lo dijo tras finalizar una reunión del Frente Guasú, que se mantiene en pie de lucha para denunciar la política entreguista y antipopular del gobierno usurpador y bregar por la recuperación democrática.
El ingreso de Venezuela fortalece al MERCOSUR y abre la vía para su ulterior ampliación, por ejemplo con Ecuador y la salida al Pacífico. Dilma Rousseff dijo en el Planalto que la quinta economía mundial se ha puesto en marcha. «Luego de las economías de EEUU, China, Alemania y Japón -manifestó- el MERCOSUR en su nueva integración queda en quinto lugar» y representa el 83% del PBI sudamericano. Agregó que Brasil, durante la presidencia pro tempore, tendrá como prioridad plasmar iniciativas para enfrentar el grave escenario económico internacional. Mujica declaró que «vivimos en el continente más rico en materia de recursos, y el mundo ha dado una vuelta de tuerca insospechada. Nunca antes en la historia de América Latina hemos tenido una oportunidad como ésta». Luego señaló que la incorporación de Venezuela significó un impulso «enormemente vigoroso para la economía de la región» y destacó los valiosos acuerdos alcanzados en esa instancia con Brasil y con Venezuela. Cristina Kirchner manifestó que el ingreso de Venezuela abre «una nueva etapa y fortalece al bloque, dado que es la primera incorporación desde 1991». El secretario general de ALADI, Carlos Chacho Álvarez declaró que el hecho tiene impactos económicos y políticos positivos, que Venezuela constituye una potencia energética y que «juntar energía y alimentos es estratégico a mediano y largo plazo».
Por su parte, reiterando el lema de que «nuestro norte es el sur», Chávez declaró al rubricar el ingreso de Venezuela como socio pleno, culminando un proceso iniciado en 2006 por Lula, Kirchner y Tabaré, que «es la mayor oportunidad histórica que en 200 años se nos presenta en el horizonte» y que el bloque regional es «la locomotora más grande que existe para preservar nuestra independencia y acelerar nuestro desarrollo integral».