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Particulares y empresas pueden pagar patrullas vecinales en Italia

Fuentes: El Periódico

La ley que instaura las rondas civiles, ya en vigor, ampara la financiación privada

La rondas de ciudadanos voluntarios para velar por la seguridad en las ciudades son operativas desde el pasado martes, día en que el decreto ley del Gobierno de Silvio Berlusconi fue publicado en el BOE italiano. Pero la nueva norma ha disparado la alarma en la oposición y en las mismas filas de la mayoría conservadora.
La ley, prometida durante la pasada campaña electoral por el centroderecha para atajar una supuesta y general sensación de inseguridad en el país, permite de hecho la esponsorización, incluso económica, de las rondas por parte de personas físicas y jurídicas particulares.
Teóricamente, la norma no impide pues que un clan mafioso financie su ronda privada o que un gremio profesional haga lo propio; pero también que ciudadanos con malas intenciones chantajeen por ejemplo a un establecimiento público, solicitando financiación a cambio de protección.
«Hay que evitar a toda costa el riesgo gravísimo de una privatización de la seguridad», comentó ayer Giancarlo Galan, presidente por los conservadores de la región autónoma del Veneto (Venecia). El constitucionalista Stefano Merlin puntualizó que «no existen dudas sobre el hecho de que, tal como ha sido redactada, la norma abre la posibilidad de que las rondas gocen de financiación privadas».
La ley en vigor prevé que «los alcaldes, de acuerdo con el gobernador civil, puedan usar la colaboración de asociaciones de ciudadanos no armados».

Prioridades

La norma señala que «prioritariamente» las rondas deberán estar integradas por agentes del orden jubilados o retirados, pero que también podrán formar parte simples ciudadanos voluntarios.
Uno de los artículos añade que, en ningún caso, las asociaciones «podrán ser destinatarias de recursos económicos públicos». «Nadie podrá impedir que empresas o particulares faciliten a dichas asociaciones unos reembolsos de gastos o algún tipo de esponsorización», escribieron ayer varios constitucionalistas. El conservador Galan añadió: «No veo bien esa espontaneidad exasperada, ese autoservicio y uso político de las rondas». El pasado miércoles los guardias del parque público de Roma en el que el día 14 fue violada una joven que paseaba con su novio — circunstancia que desató la formación de varias rondas espontáneas– impidieron el ingreso en el mismo de una patrulla privada. Esa patrulla estaba formada por miembros de La Derecha, el partido legal más extremista que existe en Italia.

Agresión a tres rumanos

El viernes de la pasada semana en Sacrofano, a pocos kilómetros de Roma, siete jóvenes con la cara enmascarada agredieron a tres rumanos. «Ha sido una expedición preventiva», explicaron los vecinos, hartos de hurtos atribuidos a rumanos.
Los alcaldes de algunas ciudades que ya usan jubilados para vigilar la entrada de los niños en las escuelas han dicho que no están interesados en otro tipo de controles. Y muchos directores de escuelas se están manifestando a favor o en contra de las patrullas, según la orientación política de la junta municipal.
Cuando presentó la iniciativa la semana pasada, el ministro del Interior, Roberto Maroni, de la Liga Norte, aseguró que la policía realizará «un fuertísimo control sobre quienes participen en ellas», con la apertura de listas y registros en su ministerio. Pero varios comentaristas y los mismos sindicatos policiales han subrayado en esta semana que, de hecho, «las rondas populares se organizan y sustituyen al Estado y a sus especialistas». «Con el riesgo de crear un anti-Estado», ha escrito el diario La Repubblica.