«A pesar de que no tenemos ninguna oportunidad, nos arriesgaremos a tomarla». Ese fue el mensaje desafiante que apareció en el primer número de este periódico en 1978 y que desde el 17 de abril de 1979 llegó puntualmente a diario a toda Alemania. Desde entonces, es uno de los casos más exitosos en los […]
«A pesar de que no tenemos ninguna oportunidad, nos arriesgaremos a tomarla». Ese fue el mensaje desafiante que apareció en el primer número de este periódico en 1978 y que desde el 17 de abril de 1979 llegó puntualmente a diario a toda Alemania. Desde entonces, es uno de los casos más exitosos en los medios escritos nacionales alemanes. Además, su carácter precursor no para ahí. También fue el primer diario alemán en 1994 en poner todo su contenido en la web.
Fue la generación del 68 la responsable de haber puesto los cimientos de este proyecto que le daba una voz al partido de la izquierda. «Al principio fue un poco caótico, páginas mal impresas, mal escritas y algunas veces con poca investigación. Parecía más una publicación estudiantil. Sin embargo, empezó a crecer y tomó un tiempo para que se volviera un periódico profesional», asegura Gaby Sohl, quien lleva trabajando 15 años al lado de los directores que han pasado por el periódico.
Fue justamente Rudi Dutschke, uno de los portavoces del movimiento estudiantil del 68 que hacía parte de la oposición fuera del Parlamento (APO), a quien se le debe el nombre de la calle donde está el Taz, que hasta hace un año se llamaba Kochstrasse. Esto es importante teniendo en cuenta que la calle comunica al Taz con la editorial Axel Springer, dos medios que se han debatido entre los opuestos políticos y las rencillas.
Durante las demostraciones en Berlín contra el Sha de Persia en 1967, un estudiante recibió un disparo por parte de la policía y murió. Dutschke promovió la manifestación de los estudiantes para que se aclararan las circunstancias de la muerte. Además culparon a la editorial Axel Springer, que desde sus diferentes medios desacreditó al movimiento estudiantil como si fueran enemigos del estado. Desde ese momento, la editorial fue tomada como un opositor declarado. «Esta calle debía convertirse en un símbolo, en la memoria de Rudi Dutschke. De hecho esta casa se llama Rudi Dustchke Haus porque venimos de ese movimiento», asegura Sohl.
Con entusiasmo, pero sin capital y sin tener mucha idea del negocio escribieron para los que se querían abonar en ese primer número de 1978: «El sueño de un periódico de izquierda nace en primera instancia de las ideas y de la fantasía. La realidad del periódico depende de la gente y por supuesto de la plata de las suscripciones, donaciones y el apoyo de los socios». La prensa conservadora y asentada no daba cinco pesos por este proyecto naciente. El semanario Spiegel , por ejemplo, escribió: » Alquilando un lugar en la calle Berliner Suareztrasse 41, el Taz no tiene nada que hacer en la producción de un periódico» y el diario Zeit hizo sus predicciones medio año después diciendo: «El periódico Taz parece llegar pronto a su fin». Ésta no sería la primera ni la última vez que alguien anunciara la muerte del proyecto. Sin embargo, en el curso del año, el Taz se volvió uno de los periódicos líderes nacionales de la izquierda, famoso y conocido por su concepto innovador, sus debates críticos, sus historias sorprendentes y sus titulares originales.
Hoy, esas características prevalecen. Por pertenecer a una cooperativa y no a una compañía, la independencia es totalmente garantizada. De hecho, ahora los diarios se refieren distinto al Taz. Uno de los diarios más grandes y respetados, el Frankfurter Allgemeine, escribió para su aniversario 25: «El Taz debe existir».
El periodista y crítico literario Jörg Magenau, autor del libro El Taz: Un periódico como estilo de vida empieza su prólogo diciendo: «Por 30 años, los movimientos de paz, los activistas del medio ambiente junto a otras alternativas encontraron un lugar para fundar un periódico. La izquierda llegó a un entendimiento para abrir un espacio para las noticias que la prensa burguesa y establecida no trataba».
El Taz ofrece a los lectores una mezcla de información de interés, entretenimiento inteligente y polémica. Otra de sus máximas es luchar contra el monopolio de la opinión y la concentración de los medios. Este pequeño dentro de los grandes monstruos se ha mantenido a fuerza de haber creado un estilo propio donde hay creatividad periodística, reportajes comprometidos y donde el factor humorístico no le resta en ningún momento su importancia.
Basta con observar la obra de arte que adorna la fachada (ver nota arriba). La crítica al director del periódico Bild estaba claramente dirigida al contenido sexista
del diario que publica todos los días una foto de una mujer desnuda en su primera página. La actual obra de arte no ha estado exenta de polémicas dentro del mismo periódico porque a unos les parece que su intención original, satírica y provocadora se convirtió en lo contrario, es decir, en un homenaje a un hombre que representa todos los valores opuestos de lo que debería ser el periodismo.
Periodismo que siempre está dispuesto a decir la verdad y asumir sus consecuencias, periodismo que se ha caracterizado por la independencia que se refleja cada día, en la práctica y no en la descripción de sus titulares. La independencia es la razón de su existencia.
Ironía y humor desde la fachada
La actual fachada del Tageszeitung capta su esencia irónica y arriesgada. El director del periódico sensacionalista Bild, Kai Dieckmann, es caricaturizado desnudo en una instalación en relieve en donde su pene se extiende a través de los cinco pisos del edificio. La obra Que la libertad esté contigo, del artista Peter Lenk, fue montada el 19 de noviembre del año pasado. Con 4 millones de ejemplares diarios, Bild es el periódico más vendido en Europa que se caracteriza por un periodismo sensacionalista y de chismes. Pertenece a la casa editorial Axel Springer Verlag, de tendencia conservadora y de derecha. Los antecedentes de esta obra se remontan a una demanda judicial que hizo Kai Dieckmann contra Tageszeitung (la cual no prosperó) porque en la sección «La verdad» el autor Gerhard Henschel publicó una sátira sobre la supuesta operación de ampliación de pene que Dieckmann se habría realizado.