Los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea se pronunciarán el lunes (16 de junio del 2008) en Luxemburgo por el fin de las sanciones hacia Cuba. Esto procede del esbozo de una declaración, que pocos días después deberá ser aprobada oficialmente por parte del Consejo Europeo. Con ello, los 27 estados de la […]
Los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea se pronunciarán el lunes (16 de junio del 2008) en Luxemburgo por el fin de las sanciones hacia Cuba. Esto procede del esbozo de una declaración, que pocos días después deberá ser aprobada oficialmente por parte del Consejo Europeo. Con ello, los 27 estados de la UE darán respuesta a la exigencia central formulada por la Habana a Bruselas antes que se reaunuden conversaciones políticas. Sin embargo, tras el encuentro del Consejo en la calle ubicada en Bruselas, Rue de la Loi, sólo se le presentará a la opinión pública una parte de la nueva política a seguir hacia Cuba. En un anexo secreto el Consejo Europeo desea compremeter a los estados miembros «mantener los contactos con la oposición pacífica siempre que sea posible» y que las «visitas de alto nivel» a Cuba realicen encuentros con los adversarios del gobierno. Así plantea el anexo confidencial del documento, que fue presentado el jueves por el Comité Político y de Seguridad del Consejo Europeo.
El párrafo permite presentar la política de acercamiento de Bruselas hacia la Isla bajo una nueva situación. En un principio la presidencia eslovena del Consejo en funciones se había distanciado de la política de sanciones. Las medidas condenatorias habían sido aprobadas en el 2003 por iniciativa del entonces gobierno de derecha español del primer ministro José María Aznar. Con ello la UE reaccionó por el encarcelamiento de bien 70 adversarios del gobierno en Cuba. Los mismos fueron condenados por colaborar con los EEUU, estos últimos aspiran desde principios de la década de los 60 derrocar el gobierno socialista de Cuba.
Con las medidas condenatorias Bruselas se viró en el 2003 hacia este rumbo. A las embajadas de la UE en La Habana se les prescribió, invitar incisivamente a los disidentes para participar en celebraciones nacionales y recepciones. Cuba suspendió como resultado los contactos.
Presión desde Washington
El anexo secreto relacionado con las conclusiones del Consejo Europeo demuestra que en esta política no ha variado algo fundamental. Si bien es cierto que las sanciones deberán ser suspendidas, sin embargo el Consejo ya en su acápite público ratifica «que la UE brindará en todos los ámbitos de la sociedad (cubana) apoyo práctico para una transformación pacífica en Cuba». En el párrafo confidencial no solamente este punto aparece como un deber. Además refiere: «El diálogo solo se continuará siempre que el Consejo decida, que este fue efectivo y por ello se deberá proceder.» La eficiencia se medirá, por la magnitud en que el cambio de sistema haya podido avanzar.
El documento de la UE también constituye un resultado de la presión masiva ejercida por Washington a la UE. Según informaciones del periodista español Pascual Serrano el gobierno de los EEUU le había exigido hace poco al liderazgo de la UE en una carta que a la promoción de una transición en Cuba se le conceda prioridad. La EU no deberá eliminar precipitadamente las medidas restrictivas, ya que el gobierno de Raúl Castro pudiera perder la legitimidad. Durante los recientes debates tuvieron lugar en Bruselas únicamente el gobierno checo cercano a los EEUU se mostró incondicionalmente defensor de esta posición. La directiva secreta sin embargo muestra que Praga y Washington pudieron imponer su política anticubana.
Incialmente no solo la presidencia del Consejo a cargo de Eslovenia, sino la mayoría de los 27 estados miembros de la Unión quisieron hacer valer un cambio de política. Antes del encuentro de los ministros de relaciones exteriores de la UE, las reformas económicas y políticas adoptadas por Cuba se habían valorado de positivas. El Consejo según el documento hace un llamado al nuevo presidente cubano, Raúl Castro, «en coincidencia con las intenciones declaradas hacer valer medidas adicionales.» También el documento recomienda «emprender un diálogo abierto con las autoridades cubanas sobre todas las esferas de interés para ambas partes». Con el objetivo de facilitarlo el Consejo de la Unión Europea desea eliminar completamente las sanciones promulgadas en 2003 hacia Cuba. Sin embargo, se mantendrá vigente la llamada Posición Común de la UE, formulada en 1996, la cual aspira a un cambio de régimen en la Isla.
Resistencia de los estados de la UE cercanos a los EEUU
Mientras que la mayoría de los 27 estados miembros de la UE aprueba un acercamiento hacia Cuba y el fin de las sanciones, algunos gobiernos se plantaron en contra. Sobre todo Polonia, República Checa y Gran Bretaña- tres aliados estrechos de los EEUU dentro de la UE, los que expresaron reservas sobre el texto. Así, los representantes checos realizaron durante las sesiones de consulta del grupo de trabajo para América Latina tuvo lugar a principios de esta semana varias propuestas de cambio provocadoras, las que fueron rechazadas por la mayoría de los presentes. Los diplomáticos de Praga querían incluir un párrafo, donde se le impusiera a Cuba abra las prisiones cubanas visiten representantes de la Cruz Roja Internacional como condición para reestablecer el diálogo. También los representantes checos quisieron impedir se mencionara en el documento la realización de contactos bilaterales entre Cuba y los estados de la Unión.
Durante la Asamblea General de las Naciones Unidas celebrada en septiembre del 2007 en Nueva York, se sostuvieron encuentros informales entre el canciller cubano Felipe Pérez Roque y varios de sus colegas de la UE. Estas conversaciones sirvieron de punto de partida para el mantenimiento de contactos posteriores en los últimos meses. En marzo del año en curso viajó a la Habana el comisario de la UE a cargo de Ayuda Humanitaria y Política de desarrollo, Louis Michel.
El hecho que Polonia, Chequia y Gran Bretaña tres gobiernos cercanos a los EEUU se apresuren para impedir el fin de las sanciones, no llega sorpresivamente. En las últimas semanas el gobierno de Bush presionó otra vez a Bruselas, para que mantuviera una línea agresiva hacia la Isla del Caribe. En abril del 2008 el designado por el gobierno norteamericano para una «transición en Cuba» Caleb Mc Carry, junto a funcionarios de su gobierno sostuvo conversaciones secretas en varias capitales europeas. La visita de McCarry tuvo como misión preparar un cambio de sistema en Cuba. También tuvo un paradero en Berlín, donde se reunió con representantes del Ministerio para Asuntos Exteriores. El 4 de junio el Secreatio de Comercio de los E.UU, Carlos Gutiérrez exhortó abiertamente a los estados de la UE, a mantener vigentes las sanciones hacia Cuba.
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