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Malí

¿Podría este país de África Occidental convertirse en el Waterloo de Macron?

Fuentes: Russia Today [Foto: Emmanuel Macron (© Chesnot / Getty Images)]

Traducido del inglés por Marwan Perez para Rebelión.

La mayoría de las encuestas señalan que Emmanuel Macron será reelegido presidente de Francia en abril. A pesar de que aún no ha declarado oficialmente su candidatura, argumentando que lo decidirá en «el último cuarto de hora», la probabilidad de su reelección crece cada mes que pasa.

Los opositores de Macron están cada vez más nerviosos por lo que consideran una injusta ventaja por ser el actual presidente. Posición que le permite dominar la agenda de los medios de comunicación, compaginando su papel de presidente de Francia y presidente del Consejo Europeo durante seis meses.

Solo en la última quincena ha sido el centro de los acontecimientos relacionados con Rusia y Ucrania, y ha hablado con el presidente ruso Vladimir Putin en tres ocasiones. También ha anunciado que visitará Moscú la próxima semana. Incluso sus detractores más ardientes deben admitir que en las últimas semanas Macron ha parecido un hombre de Estado.

Sin embargo, a pesar de todo el éxito reciente de Macron en el escenario internacional, se avecinan nubes oscuras para el presidente francés en África. Mientras que los medios de comunicación del mundo miran hacia el este, Rusia y Ucrania, ignoran en gran medida lo que ha estado sucediendo en Malí, una gran, pero extremadamente pobre, excolonia francesa sin litoral en África Occidental.

Malí ha sido un caso perdido desde hace varios años y es un centro de atención de la actividad yihadista en África Occidental. Tanto es así que en 2013 una coalición liderada por Francia desplegó tropas en su antigua colonia para ayudar al gobierno maliense a evitar los ataques de milicias islamistas. Entonces gran parte de la población maliense apoyó el despliegue de tropas.

Aunque la coalición liderada por Francia fue en gran medida exitosa y recuperó franjas del norte de Malí que habían sido cedidas a los extremistas, los yihadistas no desaparecieron. Desde entonces han seguido librando una guerra de guerrillas en el Sahel que se extiende desde el Océano Atlántico hasta el Mar Rojo, y en todo Malí.

En agosto de 2020 el gobierno maliense elegido democráticamente, que contaba con el apoyo de Macron, fue derrocado por un golpe militar dirigido por el exjefe de las Fuerzas Especiales del país, el coronel Assimi Goita. En ese momento Goita afirmó que el gobierno estaba roto por la corrupción y era necesario un cambio. La población maliense y los políticos de la oposición respaldaron en gran medida el golpe.

Goita se declaró viceprimer ministro e instaló un gobierno civil, que según él iba a guiar al país hacia unas nuevas elecciones. Sin embargo, en mayo de 2021 y solo nueve meses antes de esas elecciones, Goita destituyó al presidente, al primer ministro y al ministro de Defensa, y asumió el cargo de presidente interino de un gobierno de transición. Afirmó que era solo un acuerdo temporal y que supervisaría las elecciones en febrero de 2022.

Macron reaccionó ante este segundo golpe en menos de un año suspendiendo primero las operaciones militares conjuntas franco-malienses y anunciando que las fuerzas francesas se reducirían en la región. Dijo: «No es el papel del ejército francés suplir el ‘no trabajo’, si se me permite describirlo, del Estado maliense«. La decisión de Macron de retirar las tropas francesas hizo que algunos teman que el país pueda sufrir el mismo destino que Afganistán y ser invadido por yihadistas envalentonados.

Mientras tanto, el gobierno de Goita recurrió a Rusia en busca de ayuda militar. Como resultado han llegado soldados rusos para adiestrar al ejército maliense en el norte del país, que sigue dividido por la violencia yihadista. De hecho, en diciembre, el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Oleg Syromolotov, advirtió que «en África, especialmente en la zona del Sahara-Sahel, [el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia] puede observar que existen las condiciones previas para [] el renacimiento del grupo terrorista ‘califato versión 2.0’”.

El mes pasado el gobierno de Goita suspendió las elecciones de febrero hasta 2025, lo que llevó a la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), de la que Malí es miembro, a imponer un embargo comercial. La situación se ha visto agravada por otros golpes militares en la región. Hubo un golpe de Estado en la vecina Burkina Faso la semana pasada, que fue el cuarto golpe en África Occidental en los últimos 18 meses, y hubo otro intento en Guinea Bissau a principios de esta semana.

Al mismo tiempo la situación en Malí se ha deteriorado aún más y el gobierno ha exigido que se vaya el despliegue militar de Dinamarca en el país. Además, el ministro de Relaciones Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, describió el régimen de Goita como «fuera de control» e «ilegítimo», lo que provocó la invitación al embajador francés a salir del país en un plazo de 72 horas.

Aunque la Unión Europea anunció su «apoyo y solidaridad con Francia», es difícil ver cómo los franceses pueden permanecer en su antigua colonia. La relación entre París y Bamako (la capital de Malí) está claramente rota. Si los franceses se ven obligados a retirarse, será una experiencia traumática, especialmente para Macron. Algunos incluso lo llaman su ‘Waterloo‘, o el ‘Afganistán‘ de Macron.

La situación en Malí puede dañar el prestigio francés y Macron cargará con sus consecuencias. Esto es extremadamente inconveniente para el presidente francés, especialmente porque sus oponentes sacarán mucho provecho político de la situación en el período previo a las elecciones de abril. Si Mali se convierte en un problema importante durante la campaña y el problema no se resuelve, podría ser el Waterloo de Macron.

Paul A. Nuttall es un historiador, escritor y político. Fue miembro del Parlamento Europeo del 2009 al 2019 y gran defensor de la campaña por el Brexit.

Fuente: https://www.rt.com/op-ed/548377-emmanuel-macron-mali-waterloo/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.