El presidente Kaczynski anuncia que no rubricará la ratificación del Tratado de Lisboa y la Comisión Europea le recuerda que, igual que el resto de los miembros de la UE, firmó el Tratado y se comprometió a ratificarlo
La Unión Europea (UE) acordó el pasado 19 de junio en Bruselas continuar con la ratificación del Tratado de Lisboa que los irlandeses rechazaron en referéndum. Pero, en cuestión de dos días, Alemania y Polonia se han apeado por tiempo indefinido de este proceso.
El presidente de Polonia, Lech Kaczynski, anunció este martes en el diario Djennik que no va a firmar el tratado: «Ahora mismo, no tiene sentido. Pero es difícil decir cómo va a acabar todo esto». Y añadió que «el Tratado de Lisboa es un documento muerto».
En abril pasado, el conservador Kaczynski se había puesto de acuerdo con el primer ministro, el liberal Donald Tusk, para ratificar el tratado en el Parlamento. Ayer, tras conocer la negativa de Kaczynski a firmar, Tusk señaló que «es difícil aceptar una situación en la que Polonia se vea colocada en la misma posición que Irlanda, una posición muy problemática».
El lunes, también el presidente de Alemania había dicho que no va a firmar el tratado hasta que el Tribunal Constitucional resuelva dos demandas de inconstitucionalidad presentadas por un político socialcristiano bávaro y el grupo parlamentario de Die Linke (La Izquierda). El alto tribunal no se pronunciará antesde finales de año.
Escepticismo checo
Tampoco está claro que la República Checa vaya a dar el visto bueno al tratado. El presidente del país, Vaclav Klaus, es euroescéptico como Kaczynski, y después del no de Irlanda ha dicho que no tiene sentido continuar con la ratificación.
Kaczynski ha interrumpido el proceso por miedo a la adhesión de Polonia a la Carta Europea de Derechos Humanos que, en opinión de su partido, podría permitir la introducción del matrimonio homosexual en Polonia, así como provocar una ola de demandas de indemnización de los alemanes que antes de la guerra vivían en el actual territorio polaco.
Estos dos nuevos reveses para el tratado y un tercero que se avecina desde Praga fueron un mal comienzo para el turno francés en la Presidencia de la UE. Nicolas Sarkozy se ha propuesto precisamente recuperar la confianza de los ciudadanos en Europa con un control de la inmigración más estricto.
Axel Schäfer, portavoz de política europea del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), considera que la decisión de Lech Kaczynski es «doblemente irresponsable». Es una afrenta al Parlamento polaco, que había ratificado el tratado y, asimismo, por haber sido uno de los negociadores del texto cuando su hermano Jaroslaw Kaczynski era primer ministro, señaló Schäfer a Süddeutsche Zeitung.
Sarkozy viajará a Dublín el próximo día 11 para buscar con el Gobierno irlandés una salida a la crisis institucional de la UE de aquí a la próxima cumbre, en octubre. En Bruselas, los diplomáticos creen que la única solución es convocar un segundo referéndum en Irlanda, algo que de momento ningún político europeo se atreve a proponerpúblicamente.
Con Polonia y Chequia, Sarkozy tiene otras opciones. La más citada es la amenaza de que sin Tratado de Lisboa no habrá más ampliaciones de la Unión Europea. Polacos y checos quieren que la UE llegue hasta los Balcanes, comenzando con la adhesión de Croacia.
La Comisión Europea recordó a Polonia que, igual que el resto de los miembros de la UE, firmó el Tratado de Lisboa y se comprometió a ratificarlo, informa Efe. Al ser preguntada por las declaraciones de Kaczynski, la portavoz del Ejecutivo comunitario Pia Ahrenkilde recordó que el presidente polaco jugó un papel relevante durante la negociación del texto. Kaczynski logró conservar su capacidad de bloqueo de las decisiones comunitarias aunque no cuente con el apoyo de una mayoría de estadosmiembros.
Los gemelos atacan por separado
Kacynski tenía en febrero un grado de aceptación del 29% entre los polacos, según una encuesta del diario ‘Gazeta Wyborca’. En junio, el 73% por cierto decía no querer que el presidente de Polonia se presente a la reelección en 2010.
A pesar de esta falta de apoyo popular, o quizá precisamente por eso, Kaczynski opta por perfilarse como sólido guardián de principios.
El 19 de marzo advirtió en televisión de los males que se pueden avecinar con tanta integración europea, y habló a los telespectadores con imágenes de fondo de una boda gay en EEUU.
El primer ministro Tusk se distanció del presidente: «Asustar a los polacos diciendo que los homosexuales y los alemanes suponen una amenaza para la UE es estúpido, indecente y muy dañino para la imagen de Polonia en el exterior», dijo a AFP.
Las desavenencias entre los partidos de Tusk y Kaczynski son ahora una enemistad abierta con acusaciones de traición. Kaczynski, por ejemplo, le había prometido a Tusk que firmaría el tratado.
La negativa de Kaczynski a firmar no fue una sorpresa. El presidente suele decir pocas cosas que no haya dicho ya antes su hermano gemelo, el ex primer ministro Jaroslaw Kaczynski. Éste había dado por muerto el tratado hace tan sólo unos días.