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Entrevista a Katarzyna Bratkowska, activista por la legalización

Polonia: Recuperar el derecho al aborto

Fuentes: Rouge/Viento Sur

Traducción: Alberto Nadal

De 34 años, Katarzyna Bratkowska, enseñante, es miembro del grupo feminista hip-hop Dildung, coorganizadora del grupo feminista Entente del 8 de marzo y del reagrupamiento Pro-choice 2006 que está constituyendo la asociación Same o Sobie (SOS «Solas para ellas»). Katarzyna Bratkowska es también militante del Comité de Apoyo y de defensa de los trabajadores reprimidos (Kpiorp). Nos habla aquí del movimiento polaco por la legalización del aborto.

Han reaparecido en Polonia movilizaciones a favor de la legalización del aborto. ¿Cómo ha ocurrido?

Katarzyna Bratkowska.- Los medios feministas llevan a cabo esta lucha desde hace años, pero ahora ha tomado amplitud. En un mes y medio, hemos llevado a cabo nueve acciones públicas. El proyecto de extrema derecha que intenta introducir en la Constitución «la defensa de la vida humana desde su concepción» ha servido de impulso directo. El 1 de octubre habíamos organizado una acción simbólica en el centro de Varsovia: encender velas por las mujeres muertas debido a la prohibición del aborto. Leíamos las verdaderas historias de esas mujeres, y terminábamos las cartas, por ejemplo, diciendo «estoy muerta desde hace dos años. Encended una vela por mí». Varias decenas de personas encendían entonces una vela. Queríamos mostrar que hay personas vivas que sufren, que es la cara oculta de los discursos sobre «la vida concebida». Había no pocos medios y la TVN 24 grabó la acción. Pero, a la noche, mostraron … ¡velas encendidas por los no-nacidos!. Este es el clima que reina alrededor del tema del aborto.

Los medios casi no han reflejado los piquetes que hicimos ante el parlamento con varios centenares de mujeres, muchas de ellas llevando pancartas que decían «Yo he abortado», aunque una actriz muy conocida apareciera en ellos poniendo en riesgo su carrera profesional… Gazeta Wyborcza (el principal periódico, NDLR) confinó la información a las páginas locales de Varsovia, como si la prohibición del aborto afectara solo a las varsovianas…

La actividad que llevamos a cabo se marca como objetivo llegar a la opinión pública a fin de romper la actual censura y abrir el debate público. Es una actividad complementaria a la de la Federación para la mujer y el planning familiar, que realiza muy bien el trabajo de información y de apoyo a las mujeres desde hace años.

El aborto había estado legalizado en Polonia tras el ascenso revolucionario de 1956. ¿Quién provocó su prohibición y cual es la situación legal actual?

La prohibición del aborto, en 1993, fue una consecuencia natural de la resolución de Solidaridad, adoptada en 1990 a pesar de la oposición de la mayoría de los militantes sindicales… La comisión nacional de mujer del sindicato Solidaridad criticó el proyecto y la represión fue inmediata: la presidenta de la comisión fue obligada a dimitir, su sustituta fue despedida.

La ley actual no autoriza el aborto más que en tres casos: cuando el embarazo pone en peligro la salud o la vida de la madre, cuando es producto de la violación o el incesto y cuando se ha constatado alguna malformación irremediable del embrión. En la práctica, debido al clima ideológico reinante, los médicos no quieren redactar diagnósticos que signifiquen que el aborto debe ser realizado. Los hospitales públicos no tienen la obligación de permitir a la mujer el acceso a un aborto, y cada médico puede rechazarlo en nombre de la llamada «cláusula de conciencia». A menudo, esto no es más que para realizar a continuación la intervención en su consulta privada, por 4.000 zlotys (el doble del salario medio mensual), lo que no es accesible más que al 20% de las mujeres, a las más acomodadas.

Solo el médico y las personas que ayudan a la mujer a abortar son perseguidos, no pudiendo ser condenada la mujer por el aborto. Pero su salud es amenazada y es castigada materialmente, por no hablar de la estigmatización que implica la calificación de asesina.

¿Cuáles son las organizaciones políticas o los movimientos sociales que apoyan vuestra lucha y cuales no os apoyan?

El sindicato Agosto 80 nos aporta un verdadero apoyo. Utilizamos su local en Varsovia y disfrutamos de su ayuda financiera, su tiempo y sus fuerzas. Son sobre todo sindicalistas mineros que vienen de Silesia para la mayoría de nuestras acciones, nos ayudan a pegar carteles, a hacer las pancartas…. Sería difícil imaginar nuestra actividad sin su ayuda. En Polonia, es una alianza sorprendente, por una parte porque el feminismo ha estado en este país bastante marcado por el liberalismo y, de otra, porque el sindicato Agosto 80 es un sindicato excepcional por muchas razones en la Polonia actual.

En cambio, la Alianza de la Izquierda Democrática (SLD, miembro del Partido socialista europeo), ganador de las elecciones de 2001, ha preferido llegar a un acuerdo con la Iglesia, bajo la forma de «No vamos a legalizar el aborto y, a cambio, Vs. apoyarán la adhesión a la Unión Europea».

Es la razón por la que, con el semanario de izquierdas Trybuna Robotnicza, fundado por el sindicato Agosto 80, hemos decidido realizar nuestra próxima acción pública. Veinte mujeres van a reivindicar su aborto y el periódico publicará en la primera página sus fotos con un gran título: «Yo he abortado, yo rompo el silencio».

¿Qué esperáis de quienes han logrado ya una victoria en este terreno de lucha, como en Francia y otros países de la Unión Europea?

Estamos preparando un llamamiento internacional dirigido al parlamento polaco y a la opinión pública, que pensamos que logrará aparecer en los medios polacos…. Pues es vital que un discurso alternativo al que domina hoy pueda ser audible en Polonia. ¡Polonia es uno de los últimos países en Europa en donde las mujeres no tienen el derecho a decidir sobre sí mismas!. Y el hecho de que hayamos poseído ese derecho y de que lo hayamos perdido es utilizado sobre todo por la derecha, que monta una imagen del «enemigo» , asimilando comunismo, feminismo, asesinato de los no-nacidos, estalinismo e hitlerismo. Más de diez años de una propaganda así tiene consecuencias. Recibimos mensajes SMS del tipo «¿Mamá, porqué me has matado…?»