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¿Por qué Puerto Rico no debe ser estado de EE.UU?

Fuentes: Rebelión

La unión permanente o estadidad no es la solución para resolver los problemas de Puerto Rico. La solución es la independencia.

Puerto Rico fue invadido militarmente por el gobierno de EE.UU. en el 1898. Nos quitaron la moneda, por un tiempo eliminaron el Español, posteriormente se quedaron con las mejores tierras y sus grandes multinaciones-corporaciones se llevaron las jugosas ganancias al exterior con la sangre de los miserables salarios de los campesinos. La falsa educación que comenzó a enseñarse fué que los verdugos son los héroes y las víctimas son los verdugos. A comienzos nos impusieron sus gobernantes y sus símbolos, de hecho se burlaban de la bandera de Puerto Rico llamandole la tuerta debido a que tiene una sola estrella, según Nelsón A Denis en «Guerra Contra Los Puertorriqueños» (2015).

El racismo desde los mismos comienzos de 1899 se hizo patente cuando el Dr. Víctor S. Clark, Secretario de Educación en Puerto Rico nombrado por el gobierno estadounidense le decía en su informe anual a su gobierno que los puertorriqueños hablamos «patois» y comparándonos con los estadounidenses decía de nosotros que somos «Supersticiosos, románticos, lentos (=brutos) e indignos de confianza, medieval, difusos» y ellos por el contrario son «Puntuales, confiables, realistas, concisos, competentes y exactos». De esta manera degrada y humilla al puertorriqueño. Un racismo institucional que perdura hasta el presente.

La represión contra los puertorriqueños y puertorriqueñas que luchaban por la libertad de Puerto Rico, estuvo plagada de persecución, intimidación, torturas, cárcel, asesinatos, masacres en los pueblos de Ponce, Villalba, Rio Piedras y Utuado, bombardeos a pueblos como San Juan, Jayuya y Utuado por parte del gobierno de EE.UU. por medio de sus fuerzas navales, la polcía, el FBI y la guardia nacional. En los años 30 se desató la represión en los cañaverales contra los campesinos. Para detalles ver: «Un Siglo de Represión Política en Puerto Rico: 1898-1998», (2009) del Dr. Luis Nieves Falcón. A esto se suma el uso de gran parte del suelo puertorriqueño para sus bases militares y ensayos para ataques a pueblos hermanos de latinoamerica y el Caribe. Y el uso de puertorriqueños como carne de cañón para las guerras imperialistas.

El hecho que seamos ciudadanos estadounidenses no nos daría acceso a al sueño estadounidense o mejor, pesadilla estadounidense. De acuerdo a la periodista Wilda Rodríguez (El Nuevo Día, 27/6/16) actualmente uno de cuatro puertorriqueño que residen en los estados vive bajo el nivel de pobreza. Hay ciudades como Orlando donde hay familias enteras que viven en los carros o moteles. De convertirse Puerto Rico en una estado de EE.UU pagaría más impuestos de lo que paga actualmente, la cultura y el idioma a largo y o mediano plazo podrían desaparecer. EE.UU no aceptaría una estado más donde sus habitantes en su mayoría hablen sólo Español y a su vez serían víctima del racismo institucional.

En EEUU los supremacistas blancos y sus milicias tienen miedo a que los latinos, inluyendo naturalmente los puertorriqueños, se queden con su país. Les preocupa que más latinos ocupen más cargos de poder y su acelerado crecimiento demográfico con todo el impacto que conllevaría en las estructuras, la cultura y la sociedad. Y con un presidente xenofóbico como Donald Trump la posibilidad de la estadidad es nula. Los cipayos rápido nos comparan con Haití, Republica Dominicana… para sugerir que no morimos de hambre si somos una República, ignorando que la mayoría de los países del mundo son Repúblicas y hay Repúblicas con un alto desarrollo en muchas áreas y otras con un pobre desarrollo.

Puerto Rico es una colonia de EE.UU. según la Organización de las Naciones Unidas y el Tribunal Supremo de EE.UU. Al ser colonia tenemos derecho a la libertad. El ser estado de otro país no es un derecho. Puerto Rico tiene un gran potencial, tiene infraestructuras, su idioma, su cultura, sus recursos y lo más importante: su capital humano. Los poderes usurpados juridicos, comerciales, políticos, aduaneros, migratorios deben ser plenamente de los puertorriqueños, no de un pueblo que los invadió. Puerto Rico no podría incorporarse como estado de EE.UU. sin haber desaparecido primero como nación.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.