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Precisiones sobre el artículo: la oportunidad perdida de Chávez

Fuentes: Aporrea

Algunos intelectuales europeos, que se consideran progresistas, siguen viendo el continente americano con ojos metropolitanos. Este es el caso del señor catedrático Alberto Montero Soler, que nos depara en su artículo: La oportunidad perdida de Chavez una visión equivocada del Chávez, el cual sólo sirve para expresarse en escenarios populares pero parece no estar a […]

Algunos intelectuales europeos, que se consideran progresistas, siguen viendo el continente americano con ojos metropolitanos. Este es el caso del señor catedrático Alberto Montero Soler, que nos depara en su artículo: La oportunidad perdida de Chavez una visión equivocada del Chávez, el cual sólo sirve para expresarse en escenarios populares pero parece no estar a la altura de «Cumbres de Presidentes».

Lo primero que hay que decir es que el señor Montero se equivoca si cree que Chávez está reviviendo a un muerto político. Debo recordarle a Montero que Aznar no sólo tiene un organismo desde el cual se discuten y se toman iniciativas para desacreditar gobiernos que no le gustan, sino que permanentemente se reúne en este continente con organizaciones de la Democracia Cristiana que tienen su sede en México y que, en sincronía con ese sindicado patronal de la prensa como lo es la SIP, se dedica a acusar al gobierno de Venezuela y a su presidente de «peligro para América Latina», «desestabilizador de la región», «dictadorzuelo tropical» y otros injurias que bien sabe recoger la gran prensa, incluso esa que se hace llamar «progresista» como El País de España, que tiene una sistemática campaña contra este gobierno, no precisamente por cuestiones ideológicas como era de esperarse, sino por un problema de orden crematístico, es decir, la saña contra el gobierno de Chávez se debe a que no le renovó el contrato a la Editorial Santillana para seguir produciendo los libros de textos que se utilizan en la educación primaria del país; esto es, es un puro problema de negocios. Perdió una gran tajada en la producción y distribución de los libros de texto en Venezuela.

Pero volviendo al tema: el señor Montero nos dice que hay sitio y lugar para expresar la disconformidad con la actuación de este expresidente. Yo le pregunto a Montero: ¿no tiene el presidente de Venezuela derecho a decir lo que piensa de un personaje que estuvo involucrado en su propio derrocamiento y que sigue actuando desde escenarios bien elegidos y bien orquestados y con medios de comunicación a su disposición para atacar ese mal ejemplo que es el líder? ¿A qué viene la observación de que Chávez tiene una obsesión con Aznar? ¿Es que este catedrático no se ha dado cuenta de que contra Venezuela se arremete todos los días desde la prensa internacional, convirtiendo cada hecho o noticia insignificante en un ataque de Chávez a la democracia venezolana? ¿Habrá que recordarle al amigo Montero que hace menos de un año se estableció desde la SIP la estrategia de facilitar a ese nuevo club de expresidentes latinoamericanos y europeos, utilizar los recursos mediáticos para destruir la figura de Chávez, entre los cuales uno de los más activos es Aznar?

¿Intenta el señor Montero darle consejos, como lo hizo también Zapatero, sobre el lugar y el vocabulario que hay que tener en las «Cumbres de Presidentes», escenarios inútiles en términos de resolución de los grandes problemas que aquejan a este continente? Y el hecho más grave es que hace pasar la crítica de Chávez a Aznar como un deseo de protagonismo del presidente venezolano, con lo cual asume el mismo punto de vista que la gran prensa española.

Por eso, este artículo al que nos referimos no es sino más de lo mismo; repetición de todos clichés que salen de los centros de poder a quienes les molesta otra forma de hacer política y de expresarse, y de unos intelectuales a quienes les gusta más la forma que los cambios.

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Alberto Montero Soler
13-11-2007