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Prisiones secretas de la CIA organizadas desde Alemania

Fuentes: Global Research/WSWS

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Un informe del New York Times del 13 de agosto confirma que la CIA planificó y organizó prisiones secretas desde la ciudad alemana de Frankfurt/Main. Por lo menos tres prisiones secretas fueron administradas por la oficina local de la CIA en Frankfurt desde 2003.

Esas prisiones ilegales pertenecían a la red mundial de «sitios ocultos» a los que la CIA transfirió a muchos de sus prisioneros en su «guerra contra el terror.» Hubo por lo menos ocho prisiones secretas semejantes mantenidas por la CIA fuera de EE.UU. Las prisiones dirigidas desde Frankfurt incluían dos que estaban ubicadas respectivamente en la capital rumana Bucarest y en un sitio remoto en Marruecos. Se afirma que una tercera estuvo en la ciudad polaca de Kiejkuty, cerca del aeropuerto Szymany. Una cuarta prisión estaba ubicada en Lituania.

Las prisiones secretas fueron utilizadas para extorsionar información de prisioneros mediante métodos de tortura que no hubieran sido posibles en EE.UU. El director de la oficina de la CIA en Frankfurt en esos días,

Kyle D. Foggo, dijo al Times que esas medidas fueron organizadas desde Frankfurt porque «eran demasiado delicadas como para ser manejadas desde la central.»

En septiembre de 2006, el presidente de EE.UU. de entonces, George W. Bush, admitió por primera vez la existencia de prisiones secretas. Esas prisiones de tortura fueron utilizadas para someter sistemáticamente a los considerados como sospechosos de terrorismo a privación del sueño, asfixias simuladas y golpizas para obtener información o extorsionar confesiones. La CIA arrestó a «potenciales asesinos en masa» en los «campos de batalla del mundo» y los encarceló en sitios secretos donde los sospechosos fueron sometidos a «métodos de interrogación duros, necesarios y efectivos,» como afirmara Bush.

Las prisiones secretas tuvieron que ser establecidas fuera de EE.UU., porque contravenían la ley existente en EE.UU. El hecho de que los métodos de tortura empleados por la CIA también violaban el derecho internacional fue obviamente algo indiferente para el gobierno de EE.UU. así como para las autoridades alemanas y europeas.

Cada una de esas prisiones fue planeada para acomodar a seis prisioneros y fueron construidas de modo idéntico a fin de confundir a los prisioneros respecto a su ubicación exacta. Las prisiones estaban completamente aisladas y diseñadas de manera de impedir heridas que pusieran en peligro la vida durante los interrogatorios. Los pisos estaban cubiertos de material anti-resbaladizo, con muros de madera contrachapada para amortiguar el impacto cuando los prisioneros chocaban con ellos.

Según el New York Times, el «centro de suministro de soñolientos» de la CIA en Frankfurt entró en acción después de los ataques del 11 de septiembre de 2001. El presupuesto de esa oficina recibió siete millones de dólares adicionales del gobierno de Bush. Más adelante ese presupuesto expandido fue triplicado.

Frankfurt se convirtió en la base de suministro más importante del servicio secreto de EE.UU. en Europa. Además, la ciudad se desarrolló hasta ser una importante base logística para las operaciones de EE.UU. en Iraq y Afganistán, desde la cual se organizaron vuelos de suministro para actividades de la CIA sobre una base virtualmente diaria.

Foggo, quien fue director de la oficina de la CIA en Frankfurt, era bien conocido por su pericia organizativa. Trabajó más de 20 años para la CIA antes de declararse culpable de acusaciones de corrupción en 2008 y de recibir una sentencia de siete años en prisión. Previamente, a fines de 2004, fue nombrado tercer responsable de la CIA por su importancia, después de ser enviado a Frankfurt. En los años ochenta trabajó para la CIA en Honduras. En aquel entonces, EE.UU. realizaba una sucia guerra por encargo contra Nicaragua, organizada en Honduras por la CIA por cuenta del gobierno estadounidense bajo el presidente Ronald Reagan.

El papel del gobierno alemán

Ni la oficina de la cancillería alemana, ni el ministerio del interior, o el de exteriores, o el Servicio Federal de Inteligencia alemán (BND), han comentado sobre el artículo del New York Times. Su silencio debe ser considerado como una admisión de que las agencias gubernamentales estaban informadas sobre lo que hacía la CIA.

Ante las preguntas de los medios, oficiales de la policía han declarado que no sabían nada de las actividades de agentes de la CIA en Alemania. Era asunto de los estadounidenses, afirmaron. «Incluso si hubiésemos oído algo,» dijo un alto funcionario a Süddeutsche Zeitung, «en todo caso no hubiera cambiado nada.»

Ya en noviembre de 2005, el Washington Post y Human Rights Watch habían sacado a la luz las prisiones ilegales dirigidas por la CIA, y su práctica criminal de secuestrar a presuntos terroristas. Después de esas primeras denuncias el secretario general del Consejo de Europa abrió una investigación preliminar. Era dirigida por el ex fiscal público suizo Dick Marty, presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Consejo de Europa. Como fiscal especial, Marty realizó investigaciones sobre las prisiones secretas de la CIA desde 2005 hasta 2007.

En junio de 2006 Marty presentó un informe inicial. Señaló que no podía probar definitivamente la existencia de las prisiones secretas, pero presentó evidencia sustancial que indicaba el uso de semejantes instalaciones por los servicios secretos de EE.UU. Marty continuó sus investigaciones y preparó un segundo informe. Descubrió una estrecha cooperación entre servicios secretos europeos y la CIA, pero se enfrentó a un muro de silencio y a la denegación por parte de los gobiernos europeos.

El segundo informe de Marty de 2007 criticó en particular a los gobiernos alemán e italiano por suprimir sistemáticamente la verdad sobre las prisiones. En Milán, las principales agencias políticas cerraron la investigación en el mismo año contra 26 agentes de la CIA que habían secuestrado abiertamente al imam egipcio Obu Omar en Italia en febrero de 2003 y lo transportaron a una prisión de tortura egipcia.

Marty dijo recientemente al Frankfurter Rundschau que había sido difícil desvelar toda la verdad sobre los presuntos terroristas secuestrados durante este período. En general, los gobiernos europeos habían «hecho pocos esfuerzos» por aclarar lo sucedido, dijo.

Entre 2005 y junio de 2009, un comité parlamentario de investigación alemán investigó los métodos utilizados por la CIA y su colaboración con el BND. La lista de tópicos a ser examinados era larga. Incluía, aparte del sistema de prisiones secretas y de los vuelos secretos de la CIA sobre Alemania, la participación de agentes del BND en la guerra de Iraq, el conocimiento de las fuentes de inteligencia alemanas de secuestros por la CIA de sospechosos alemanes de terrorismo, y el monitoreo de periodistas por el BND.

Finalmente resultó que el comité de investigación sirvió para blanquear a los servicios de inteligencia y al gobierno alemán. En su informe final del 19 de junio, el comité concluyó que el gobierno del Partido Socialdemócrata y de los Verdes de la época no sabía ni del transporte secreto de pasaportes ni de la existencia de prisiones secretas. El comité de investigación no expresó ningún interés por el hecho de que una investigación establecida por el parlamento europeo ya había descubierto algún tiempo antes que entre 2001 y 2005 aviones de transporte de la CIA habían aterrizado en no menos de 336 ocasiones en aeropuertos alemanes. Es totalmente irreal esperar que el gobierno y sus servicios de inteligencia no hayan tenido conocimiento de semejantes vuelos.

El informe final del comité del Bundestag [parlamento alemán] sirvió sobre todo para cubrir las huellas del actual ministro de exteriores alemán y candidato del SPD a canciller, Frank-Walter Steinmeier. Durante el período en el poder del gobierno SPD-Verde (1998-2005) Steinmeier fue jefe de la Cancillería Federal alemana y personalmente responsable por los servicios secretos. A fines de 2002, Steinmeier fue quien impidió que el ciudadano turco, quien vivía en la ciudad alemana de Bremen, entrara a la república federal. Acusado de ser terrorista, Kurnaz estaba detenido en el centro de detención de Guantánamo de EE.UU. Las autoridades de EE.UU. habían ofrecido liberar a Kurnaz en 2002 por falta de evidencia. Debido a la negativa de Steinmeier de readmitir Kurnaz a Alemania, sin embargo, tuvo que permanecer otros cuatro años en Guantánamo.

Steinmeier negó toda responsabilidad por la suerte de Kurnaz ante el comité de investigación. También lo absolvieron de toda responsabilidad en el caso de Khaled el-Masri. El-Masri es un ciudadano libanés residente en Alemania quien fue secuestrado en 2004 por el servicio secreto de EE.UU. en Macedonia y transportado a Afganistán – supuestamente sin conocimiento del gobierno alemán.

Los antecedentes muestran claramente que no se puede esperar ningún informe sobre su verdadero papel de las autoridades oficiales. El alcance de la complicidad del gobierno alemán en las actividades criminales y los métodos de tortura de la CIA sólo será revelado por una investigación independiente realizada por, y por cuenta de la clase trabajadora.

© Copyright Jan Peters, World Socialist Web Site, 2009

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