La plaza Syntagma se convirtió en un campo de batalla cuando diputados del oficialista Pasok y de la oposición aprobaron el plan de ajuste exigido por los gigantes de la Zona Euro. Se estima que los choques dejaron un saldo de 500 heridos -de los cuales 20 eran policías- y una treintena de detenidos. Mientras […]
La plaza Syntagma se convirtió en un campo de batalla cuando diputados del oficialista Pasok y de la oposición aprobaron el plan de ajuste exigido por los gigantes de la Zona Euro. Se estima que los choques dejaron un saldo de 500 heridos -de los cuales 20 eran policías- y una treintena de detenidos. Mientras los gases lacrimógenos, mezclados con el humo negro que provenía de tachos de basura ardiendo por el fuego, cubrían el cielo ateniense, cientos de jóvenes descargaron toda su bronca arrojando piedras sobre el cordón policial, que organizó un celoso cerco sobre el Parlamento heleno. De ese modo evitaron que los manifestantes bloquearan los accesos e impidieran el desarrollo de la sesión donde se votó un recorte de 28.400 millones de euros para el período 2012-2015 y un esquema de privatizaciones que pretende recaudar unos 50.000 millones de euros.
Dos mil personas se reunieron desde las primeras horas de la mañana en la estación de metro Evangelismos, a la espera de que los legisladores votaran el paquete de medidas. La de ayer fue la décima marcha de Manolis Filaktidis, quien se sumó a los indignados por considerarlo un movimiento genuino. «Lo veo con mucha simpatía porque se dio de manera espontánea, surgió de la gente y se inspiró en los indignados de Puerta del Sol, desarrollándose en las redes sociales», agregó. Maestro de primaria, casado y con un hijo de tres años, recorrió Latinoamérica como investigador periodístico en la producción de catorce audiovisuales.
Experimento argentino fue el último documental que rodó junto al director Yorgos Avgeropoulos entre 1994 y 2001. Esa producción comenzó con el proceso de privatizaciones que se inició con Carlos Menem, incorporó la renuncia de De la Rúa a la presidencia y culminó con el fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner. El escritor Eduardo Galeano, los economistas Aldo Ferrer y Domingo Cavallo son algunos de los entrevistados que aparecen en el video, que rescata la experiencia de las empresas recuperadas. «Quisimos ver qué cosas habían cambiado en el país después de la crisis», explica Filaktidis.
El docente y realizador griego recuerda la salida de la convertibilidad argentina y reconoce que vivió «dos colapsos» en su vida. «Todavía no llegamos a tocar fondo; sin embargo, esto es una quiebra anunciada porque los números no dan. Nunca vamos a poder pagar la deuda externa, el déficit fiscal aumentó considerablemente en los últimos tiempos.»
El segundo día de huelga general había comenzado a las 8 con pequeñas concentraciones. Se esperaba bloquear tres puntos estratégicos para que los diputados no ingresaran al Parlamento. Entonces, los policías arrojaron gases lacrimógenos contra la columna de manifestantes haciéndolos retroceder. Quince diputados aprovecharon la retirada y lograron entrar. «La policía les abrió camino y los legisladores nos evadieron, les tiraban yogur», señala Filaktidis. A las 11 se sumaron a los indignados trabajadores de la Unión de Obreros, la Empresa Estatal de Electricidad y docentes que fueron acorralados en una galería por la policía antidisturbios. En ese momento, los anarquistas -el grupo más virulento durante las manifestaciones- peleaban cuerpo a cuerpo con la policía. «Estoy muy cansado, fueron 48 horas de respirar gas lacrimógeno, de piedras, fuego y bancos incendiados», dice el documentalista.
Los indignados griegos cumplirán mañana 39 días frente al Parlamento. A la primera marcha asistieron cien mil personas. Rompieron el record hace cuatro semanas, cuando 500 mil almas se acercaron hasta la plaza Syntagma. «Hoy (por ayer) fue un día muy extraño, fueron 20 mil personas pero no lograron rodear la plaza central», dijo el documentalista. Detrás del Parlamento, los choques entre anarquistas y la policía se repitieron cuando volvieron a tirar gases. A las 17, un McDonald’s ardía frente a la plaza. Los más radicalizados atacaron los bancos Millenium y Euro Bank. Las refriegas se trasladaron a Plaka Monasterak, zona turística por excelencia.
«La policía se volvió loca -asegura Filaktidis-, atacaba el metro y los restaurantes donde comían los turistas. Tiraron toneladas de químicos, muchos habían vencido en 1997.» El docente griego cuenta que la policía tiene prohibido el uso de las balas de goma para dispersar manifestaciones. También arrojaron bombas de ruido y luz que aturdían a los indignados. Desde las 21, pequeños hilos de fuego quedaron en varias plazas y en sitios turísticos. Durante los choques se rompieron mármoles de hoteles de lujo como el Gran Bretaña. Las imágenes de televisión devolvieron una ciudad repleta de escombros y humo en sus avenidas centrales. Los indignados volverán a Syntagma a partir de las 18. «La gente va a seguir reuniéndose para impedir que este plan funcione.»
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-171136-2011-06-30.html