El Cacique Galdihño, llegó a Brasilia con los cantos de los pájaros, su penacho de bellas plumas y la alegría propia de los PATAXCHO. Era el «día del indio», 19 de abril de 1997. Nunca antes había estado en una ciudad, por lo que, fue fácilmente convencido por un ONG pastoral que mostrarlo como un […]
Sabía que tenía hermanos culturales que emigraron atraídos por las luces de la nueva metrópoli y se acomodaron en villas miseria, especialmente Tabatinga, de donde la burguesía politiquera recién instalada, se proveía de domésticas mal pagadas, pero ganadas por el sistema occidental y que se conforman con las migajas que caen de las mesas de los patrones, dueños de la especulación y la riqueza mal habida. Esta colonización mental, es fomentada por las iglesias cristianas de todos los colores, que pregonan que el «reino de los cielos, está reservado para los pobres», pero que este mundo, «es la tierra prometida» para los explotadores, depredadores, mercaderes y terroristas como Geoge Bush.
Lo mismo pasa en las grandes ciudades, donde «reside el dios de todos los poderosos», donde la aburrida mujer del rico, se dedica a matar el tiempo tinilizando su cultura y proyectándola a sus servidores, quienes a la vez adoptan poses, léxico y tienen el mismo sueño de perpetuidad del modelo de inequidad social, económica y cultural. No es nada nuevo, está presente desde la invasión y colonización de América (ver la Malinche). Las grandes traiciones a la libertad y soberanía de nuestros pueblos, a la justicia social y la democracia popular, que es solo el inicio de la liberación, se incuba en las capitales, también entre los desplazados y pobres, que sostienen a nuestros verdugos: Menen, Fujimori, Cardozo, Uribe y las satrapías provinciales. Más cercano en el tiempo, es el voto a un procesado e ineficaz hijito de papa. Nos referimos a Macri, quien con cotillón, cumbia villera y el verdadero poder que es la prensa oligarca, pretende perpetuar el feudalismo colonialista.
Pero, ¿que tiene que ver el Cacique Galdihño con todo esto? Tiene que ver mucho, porque es la historia oculta de la impunidad y del saqueo. Después de haber sido utilizado, Galdihño, fue abandonado a su suerte por sus patrocinadores blancos y por mas esfuerzos que hizo, nunca pudo contactarse con sus hermanos explotados de Tabatinga; por lo que, esa noche tropical de música y festejos, casi al amanecer, cansado, se quedó dormido en un banco, cerca de la Terminal de colectivos, lejos de la noche estrellada de su querida Bahía, cuna de sus amores personales y comunitarios. Nunca soñó que sería su última noche. No sintió el bullicio y chirriar de los neumáticos de los potentes autos de los hijos del poder. Su sueño era mas importante, estar con su amada, a quien recomendaría nunca dejar los montes y los ríos, donde el espíritu se realiza en plenitud, acampando por el canto de los pájaros y el coro infantil de su aldea.
Sin embargo, esa noche, sería su última noche. Brasilia, donde vio brillar los espejitos de colores y bailó para los políticos en los que le dijeron que confiara, sería pedestal del nuevo, pero a la vez viejo holocausto. Cuatro jóvenes blancos, uno de ellos hijo de un senador nacional y otro de un ministro de estado, bajaron del auto y rociaron con nafta el cuerpo vigoroso del cacique, que ardió como una tea, sin auxilio ninguno, como miles de caciques de la América morena. La noche mágica de Brasilia, se iluminó como nunca, al grito telúrico de Galdihño y las risotadas grotescas de los asesinos, replicadas desde Colón, hasta nuestros días. Casi lo mismo pasó en el Parque Latinoamericano de Buenos Aires, donde el poder, el verdadero poder de la oligarquía con sus medios y políticos, montó una cacería xenófoba contra los aindiados hombres y mujeres que son la mano de obra barata de los especuladores, a quienes no les temblará la mano para convertirnos en teas humanas, cuando sus intereses mezquinos sean afectados por nuestros justos reclamos.
Desde el origen de nuestra historia, colonial, los porteños y peor aun los «aporteñados» tienen el sello indeleble de la traición: Rivadavia, Mitre, Funes, Saavedra y muchos mas. Moreno, San Martín, Belgrano, Artigas, nos dejaron testimonios descarnados. Por eso, no es casual, que esta incipiente y aún débil democracia popular, gestada desde el interior del país y que tiene mucho por hacer, como concienciar y reconstruir el tejido social colectivo, así como erradicar la burocracia parasitaria heredada de la dictadura y el neoliberalismo, los irrite tanto. Sin embargo, el pueblo comprende que el camino elegido no es fácil, porque significa enfrentar a una canalla que tiene mucho poder; apoyo de los Estados Unidos, medios monopólicos y hasta obispos pedófilos.
En el caso de los Pueblos Originarios, tenemos que revertir 500 años de intolerancia, despojo, totalitarismo y luchar internamente contra nuestros malinches, para construir una sociedad sin hegemonismos culturales y religiosos. Es el mandato de nuestros ancestros. Ahora, somos millones en América, para demostrar que nuestro modelo social de verdadera solidaridad comunitaria puede aportar a la sociedad del futuro: Plurinacional y Pluricultural.
Fuente original: http://www.revistapueblos.org/spip.php?article2219