Recomiendo:
5

Rusia

Putin contra Navalni

Fuentes: http://alter.quebec/

Para comprender el significado del ascenso del disidente Aleksei Navalni para Rusia es preciso conocer la naturaleza del régimen político.

Poder autoritario y dictablanda

En efecto, este régimen es de tipo bonapartista, en el que la administración del Estado y la proximidad a esta administración constituyen las principales fuentes de acumulación 1/. Por consiguiente, la perpetuación en el poder de esta administración es lo que más interesa al Estado, y la corrupción le es consustancial 2/. Al principio, esta centralización autoritaria de la Rusia postsoviética fue recibida con entusiasmo por EE UU y sus aliados-subalternos, pero con el paso del tiempo, el régimen remozado de Vladímir Putin se ha vuelto, a los ojos de Washington, demasiado independiente y demasiado amenazador, lo que explica buena parte de los conflictos actuales.

El régimen ruso actual puede calificarse de dictablanda. Tolera las libertades civiles (en mayor medida que el antiguo régimen soviético, que las había suprimido en el momento de la contrarrevolución estalinista), pero únicamente en la medida en que no constituyan lo que el aparato del poder considera una amenaza. Desde hace algunos años, el margen de tolerancia se ha reducido progresivamente, hasta el punto de que ha prohibido la formación de piquetes de huelga ¡de una sola persona! Las huelgas legales son prácticamente imposibles.

La batalla de Navalni

El objetivo principal de la actividad política de Navalni consiste en denunciar la corrupción oficial, tanto económica (depredaciones y desvío de fondos) como política (elecciones fraudulentas, medios manipulados, etc.). El disidente es conocido por convocar manifestaciones declaradas ilegales, en las que se juntan decenas de miles de personas, cosa que el régimen considera una grave amenaza. Por consiguiente, Navalni es objeto de numerosos enjuiciamientos penales (que le impiden, entre otras cosas, presentarse a las elecciones presidenciales), sin contar el intento de asesinato casi consumado el pasado mes de agosto. Para la mayoría de la población rusa, fue sin lugar a dudas el aparato de Putin el que estuvo detrás de este acto criminal, sobre el cual el régimen ni siquiera ha emprendido una investigación policial.

Al tiempo que pone el acento en el grave problema de la corrupción endémica del régimen, el disidente también ha planteado reivindicaciones socioeconómicas, como por ejemplo mejoras salariales, aumento de las pensiones, fiscalidad progresiva. Asimismo ha creado una especie de movimiento sindical virtual de trabajadoras y trabajadores del sector público, en respuesta a la promesa incumplida del gobierno de aumentar sus salarios. Algunos miembros de la izquierda rusa, que es bastante débil, encuentran que este giro social de Navalni es positivo. Ello no quita que su mensaje principal siga siendo la corrupción endémica del Estado, un mensaje que sin duda halla resonancia en una sociedad tan profundamente desigual y en general relativamente pobre.

Un proyecto liberal

El hecho de poner el acento en la corrupción se explica por la circunstancia de que Navalni es un liberal y manifiesta asimismo cierta inclinación nacionalista de tipo étnico-ruso (aquí lo calificaríamos de racista), aunque últimamente la ha dejado de lado. En la década de 1990, después de completar su formación universitaria en derecho y finanzas, Navalni trabajó para empresas privadas que aprovecharon la terapia de choque con el propósito de transformar Rusia en una especie de lejano oeste capitalista. Militó asimismo en el partido liberal Yabloko, del que fue expulsado (en 2007) por sus manifestaciones racistas en torno a un efímero movimiento llamado Narod (pueblo), dedicado a la defensa del nacionalismo democrático, lo que quería decir sobre todo la defensa de los derechos de los rusos de pura cepa.

En 2010, Navalni creó una página web contra la corrupción (Ros-Pil), dedicada a la denuncia de la corrupción gubernamental y que adquirió pronto una gran popularidad. En 2011, Navalni calificó el partido de Putin en la Duma (parlamento) de “partido de ladrones y estafadores”, una etiqueta que hizo furor a lo largo y ancho de Rusia. Su notoriedad pública aumentó gracias a su papel en el movimiento de protesta de 2011-2012 contra la falsificación de las elecciones parlamentarias y el retorno de Putin a la presidencia 3/. En 2011, Navalni creó su Fundación por la lucha contra la corrupción. En las elecciones regionales de 2019, promovió la táctica del voto inteligente, proponiendo a la gente que iba a votar en contra del gobierno que lo hiciera a favor del candidato o candidata que no fuera miembro del partido gobernante y que tuviera las mayores probabilidades de salir elegida. Esta táctica tuvo cierto éxito.

Cabalgar la ola populista

Navalni y su movimiento son otro ejemplo más del fenómeno populista que ha proliferado estos últimos años por todo el mundo. Sus partidarios y partidarias son una masa en gran medida atomizada. Su movimiento se apoya sobre todo en las redes sociales (más de seis millones de personas abonadas en YouTube). Este movimiento de protesta no tiene ni siquiera un programa coherente, en particular con respecto a lo que importa a los sectores obreros y populares. Tampoco se puede decir que tenga una verdadera estrategia. Su última aparición en los medios antes de su detención al llegar a Rusia 4/ la vieron millones de personas. Sin embargo, apenas ofrece algún análisis que pueda favorecer la movilización de las ciudadanas y ciudadanos políticamente conscientes. El objeto de su famoso vídeo es un complejo palaciego en la costa del mar Negro que al parecer costó más de mil millones de dólares estadounidenses, y que según los rumores pertenece a Putin, a quien presenta de manera simplista como un hombre animado por una sed insaciable de riqueza personal y de lujo.

En busca de una alternativa

La mayoría de la población rusa no pone en duda la valentía, la tenacidad y la habilidad táctica de Navalni, pero en general no lo considera una alternativa creíble. La población rusa está lejos de comulgar con el régimen actual, pero de acuerdo con una tradición que echa sus raíces en la memoria histórica, teme que lo que lo sustituya pueda ser peor. Sobre todo teniendo en cuenta los tristes resultados de las revoluciones de colores en lo que antaño era el espacio soviético, siendo el de Ucrania un buen ejemplo de lo que puede ocurrir tras un cambio de régimen. La participación de la generación joven ha sido notable en las manifestaciones de los últimos años, por mucho que el aparato del poder haya advertido a las y los estudiantes de que se acordaría de ellas.

Claro que la ciudadanía rusa de más edad no desea volver a los salvajes años noventa, cuando se dislocó la Unión Soviética (lo que en realidad fue otra revolución de color). La ambigüedad de la opinión pública se debe asimismo al hecho de que el acceso de Putin al poder coincidiera con una recuperación económica tras una depresión muy profunda y prolongada. Además, desde entonces Rusia ha reafirmado su independencia en el escenario internacional, evitando la deriva del Estado hacia la balcanización. Estos factores todavía operan a favor de Putin, mientras que su régimen hace todo lo posible por impedir que pueda surgir alguna alternativa creíble.

01/02/2021

Traducción: viento sur

Notas

1/ El bonapartismo –conceptualizado, entre otros, por Marx– evoca los regímenes autoritarios, construidos en torno a personalidades destacadas (como Napoleón Bonaparte), que ejercen el poder por encima de los intereses de los grandes grupos sociales. Se trata de poderes autoritarios muy concentrados en una persona o un grupo restringido.

2/ Recordemos que la constitución rusa ha sido enmendada para permitir una eventual presidencia de Putin hasta 2035.

3/ Después de su primer mandato de cuatro años en la presidencia, Putin permaneció en el poder como primer ministro. Concluido este periodo, tenía derecho a presentarse de nuevo para la presidencia.

4/ Se encontraba en Alemania para el tratamiento contra el envenenamiento que sufrió por parte de los aparatos de seguridad rusos.